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UN TEMA CANDENTE

Las agencias deberían seguir el ejemplo de diversidad que dan sus clientes

(Advertising Age) – “Poder celebrar la unidad en la diversidad”, afirma este testimonio de la vida diaria de las agencias de publicidad estadounidenses.

Las agencias deberían seguir el ejemplo de diversidad que dan sus clientes
La autora, Amber Guild, es presidente de Collins, firma consultora en marcas y diseño con sede en Nueva York.

Hace algunas semanas, Brad Jakeman, de PepsiCo, culpó a las agencias de publicidad de no haber evolucionado con los tiempos. Y, más importante, las criticó por su falta de diversidad. Amen, señor Jakeman.

Como mujer de color que es presidente de una firma en crecimiento de marcas y experiencias, puedo decir desde mi experiencia de primera mano que todo lo que dijo Jakeman es verdad. Yo di mis primeros pasos en publicidad cuando tenía 19 años. Necesité hacerme de algún dinero para poder pagar mi siguiente año en el college. Mi hermana, que había estado trabajando como recepcionista en Bozell Worldwide, le preguntó a su amigo de Recursos Humanos si había alguna plaza disponible. Antes que yo lo supiera, ya era secretaria en su grupo de retail.

Ese verano fui presentada ante un mundo de cuya existencia no tenía idea. Un mundo vibrante donde la gente salía a cantar las canciones de los demás (aprendí que se las llamaba jingles), donde uno podía pasarse todo el día en un estudio de edición comiendo M&Ms, donde los artistas hacían sus sketches durante toda la mañana y donde el último día de la semana era el Keg Friday.

Pero no fue hasta que me senté detrás de los espejos de dos caras y escuché a la gente hablar de lo que significaban para ellos las marcas de sus clientes, que fui enganchada. ¿Quién no quería trabajar en un mundo en el que tratábamos de figurarnos lo que la gente pensaba? Y eso fue divertido.

Desde el primer día, no obstante, me di cuenta de que las únicas personas de color parecían ser secretarias, recepcionistas o trabajadores en la sección del correo. Era 1998.

En los siguientes 17 años, experimenté lo peor y lo mejor de la industria publicitaria. Vi a la gente de color relegada a hacer un trabajo “urbano”. Oí a supervisores varones decir que las mujeres “perdían su foco” después de volver de la licencia por maternidad. Vi a madres trabajadoras llamando a sus babysitters a las 8 de la noche y decirles con voz quebrada que no estaban seguras de la hora en que volverían a sus casas. Asistí al hecho de que las mujeres fueron constantemente peor pagadas que sus contrapartes masculinos.

Hacia el verano de 2014, yo era una ejecutiva senior y simplemente dejé mi puesto. Estaba realmente cansada y exhausta. Si, yo me había integrado, pero estaba empezando a pensar: “¿Por qué debo hacerlo? ¿Por qué debemos ser nosotras las que debemos integrarnos a un mundo y una cultura que no fue creada para nosotras?”.

No estoy queriendo decir que no ha habido progresos. El mundo de los clientes cambió mucho más rápidamente que el nuestro. Hay muchas más ejecutivas de marketing que cuando yo empecé, y ese es un buen comienzo. Pero ya es tiempo de que las agencias hagan lo mismo que muchos clientes: mirar con detención a sus culturas e identificar las áreas para hacer el cambio.

Estamos en el negocio de las ideas. La diversidad –y la colisión de pensamientos, experiencias, perspectivas y gentes- es el punto del que proviene la electricidad. No tiene sentido ignorar eso durante más tiempo.

Es tiempo de que los líderes de la industria comiencen a preguntarse estas cosas:

· ¿Hay una correlación entre la falta de diversidad y la irrelevancia del crecimiento del negocio de la industria publicitaria?

 · ¿Por qué exacta razón las mujeres se van? ¿Y por qué la gente de color nunca llega?

 · ¿De veras creemos que nuestra cultura de exceso de trabajo realmente produce grandes trabajos?

 · ¿Por qué se les paga menos a las mujeres que a los varones que hacen el mismo trabajo?

En el otoño último, tomé un café con Brian Collins y Leland Maschmeyer, dos líderes creativos cuyo trabajo realmente admiro. Nos dimos cuenta de que los tres estábamos tratando de responder a la misma pregunta: ¿por qué una industria que debe construir marcas tiene una base de talentos que no refleja en absoluto la diversidad del mundo en el que vivimos?

También tuvimos una creencia en común de que la única forma en que podríamos conseguir ideas que cambien el negocio de nuestros clientes es si nos focalizáramos en construir una cultura que represente el más amplio mundo y nos permita tener una perspectiva más rica dentro de él. Eso significaba crear un nuevo lugar conde las mujeres, los padres, la gente de color, las personas con discapacidades, los gays, lesbianas, heterosexuales, transexuales, introvertidos, extravertidos, buscadores de datos y gente de todas las creencias puedan prosperar.

Así, el diciembre pasado, me uní al equipo de Collins. Aunque no teníamos todos los detalles de lo que sería nuestra firma, nos movimos a toda marcha hacia adelante, trabajando para construir una cultura para una industria creativa que evoluciona rápidamente. Entre nuestros primeros esfuerzos estuvo trazar un nuevo programa con las universidades de Harlem para pasantías de aprendizaje en pensamiento de diseño. (Pero esa es una historia para otro día).

Necesitamos más lugares en los que toda la gente sea valorizada y apoyada. Nuestros clientes enfrentan nuevos y más complejos desafíos cada día. La única forma en que podemos crear experiencias significativas para la gente es si compartimos un real entendimiento del lugar donde todos vivimos. Entonces sí podremos celebrar nuestra unidad en nuestra diversidad.

 

 

Redacción Adlatina

Por Redacción Adlatina

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