Medios > Honduras | EL ESPACIO DE JORGE DELL’ORO
Por Redacción Adlatina |

Procesos de desinformación

En su trabajo de hoy, el columnista de adlatina.com comenta la situación creada en la prensa internacional a partir del golpe de estado en Honduras, y su enfoque de las noticias surgidas de ese hecho.

Procesos de desinformación
“Tenemos que hacer frente a una crisis de inteligibilidad”, afirma Dell’Oro.

Los últimos acontecimientos políticos e institucionales en Honduras han ocasionado

un proceso bastante frecuente en la prensa: la desinformación.

No voy a justificar el golpe de estado en ese país, pero tampoco puedo dejar de reprochar la actitud de buena parte de la prensa internacional en colocar al ex presidente Zelaya como un demócrata. Lejos está de serlo.

Me permito abordar el tema, pues Honduras es uno de los países que frecuento por razones laborales y permanecí en él hasta 48 horas antes de que fuese destituido Mel, como lo llaman popularmente a Zelaya.

No es nuevo que existe una prensa que en forma intencional o por omisión influye en la opinión pública de manera equivocada.

El caso del cual me ocupo hoy es emblemático. La mayoría de los ciudadanos reciben en forma pasiva la información que se les ofrece. El lector, radioescucha o televidente toma el mensaje que le llega y no puede hacer un análisis ni comparaciones de cada noticia. Es más, muchos  periodistas que tocan ciertos temas ni siquiera lo hacen.

Existe una especie de voluntad de simplificación y es evidente que la simplificación más elemental es la concepción maniquea de las cosas.

Otro factor condicionante es la rapidez. Las noticias deben ser consumidas velozmente, casi devoradas, y sea cual fuese el valor de la información, siempre tendrá un espacio reducido.

Una característica de la construcción de la noticia es el uso de palabras sencillas, descritas de manera dicotómica, dichas rápidamente en la búsqueda del impacto emocional; se está buscando hacer reír o hacer llorar. Como tantas veces ha dicho Ignacio Ramonet: “Hoy la información está hecha para distraer, es cada vez más una forma de distracción. Y la información es antes que nada una mercancía”.

Sin embargo, es moneda corriente creer que aquella prensa que elegimos, la que habla nuestro lenguaje y nos muestra el mundo a nuestra manera, siempre dice la verdad.

Hay una suerte de negación a aceptar la historia de las manipulaciones mediáticas que se viene dando.

Pudimos ver a quienes hacían exigencias democráticas: eran Chávez, Correa, Morales y Daniel Ortega, que sistemáticamente han violado las instituciones que ahora salen a defender. Sólo en estos días Chávez se dio el lujo de clausurar 240 radios.

Si el guión lo sigue escribiendo el presidente bolivariano y la prensa informa parcialmente, la democracia estará seriamente comprometida.

¿Qué función tienen los medios de comunicación en este contexto?

Estamos en una situación de crisis, una crisis de civilización, una crisis que podría llamarse de visión del momento en que vivimos.

El problema al que nos enfrentamos es que se está produciendo toda una serie de fenómenos a escala mundial que han transformado el esquema intelectual y cultural con el que nos veníamos manejando; no logramos describir el escenario en el que nos encontramos. Es una crisis de poder definir qué está bien y qué está mal. Tenemos que hacer frente a una crisis de inteligibilidad. Vemos que las cosas están cambiando, pero nos cuesta comprender la nueva situación.

Los medios de comunicación deberían hacer un análisis de su propio funcionamiento, ser más permeables a las críticas. Sería deseable que cuando se cometan errores, se reconozcan. Sólo así se podrá contar con información calificada. La crisis de Honduras debería ser tomada como punto de inflexión en defensa de la libertad de expresión amenazada por gobiernos populistas con delirios megalómanos.