Publicidad > Latinoamérica | ESTREVISTA CON EL FLAMANTE DIRECTOR DE CASTA DIVA BUENOS AIRES
Por Redacción Adlatina |

Vittorio Sacco: “Mi verdadero objetivo es ser capaz de expresarme”

El director italiano, que recientemente estableció un acuerdo para toda la región con Casta Diva Buenos Aires, conversó con filmlatina.com sobre el desarrollo de su carrera. Además, destacó que en Latinoamérica, a diferencia de lo que ocurre en otros mercados, “hay una intención y un esfuerzo para hacer un film en torno a un producto”.

Vittorio Sacco: “Mi verdadero objetivo es ser capaz de expresarme”
El director Vittorio Sacco ha construido su carrera en torno al “table top” a lo largo de 30 años.  

Italiano de nacimiento, estadounidense por adopción, Vittorio Sacco no reniega de su origen. Al contrario, vuelca orgulloso en sus trabajos el espíritu que recibió en Milán cuando comenzó a dar sus primeros pasos como fotógrafo especializado en naturaleza muerta o still life. Durante los últimos 30 años se ha desempeñado como director de comerciales y ha logrado sacar a relucir –con su mirada de fotógrafo– la esencia de cada objeto que le ponen frente a la cámara.

Recientemente, Sacco confirmó un acuerdo de exclusividad con la productora Casta Diva Buenos Aires para toda Latinoamérica. En esta nueva etapa, según comentó el director a filmlatina.com, planea explotar en la región su herencia latina.

“Al ser latino, probablemente pertenezco más a una perspectiva latina europea, que es más pura, en mi humilde opinión”, reflexionó. En el mismo sentido, aseguró que confía en poder dar lo mejor de sí “en un mercado latino que en uno occidental, conducido por Estados Unidos”. Y añadió: “Creo que mi verdadero objetivo es ser capaz de expresarme”.

Desde su punto de vista, en Europa y en Latinoamérica hay “una intención y un esfuerzo” para hacer un film en torno a un producto. “Lo que ocurre en Norteamérica, por el contrario, es que se trata una vidriera, como un catálogo visual”, afirmó. Sacco explicó que la razón de esto es que la mayoría de los anunciantes estadounidenses son cadenas de restoranes y no fabricantes de alimentos: “Los clientes en Estados Unidos y en Canadá son cadenas que necesitan enviar el mensaje que dice que uno puede conseguir una cantidad de comida por muy poco dinero. Así que la comunicación es un poco obtusa, menos romántica y menos enfocada en un único elemento”.

A lo largo de su carrera, logró hacer distintos tipos de trabajos en todo el globo, por eso sabe que en Latinoamérica estará más carca de sus raíces: “Mi experiencia, principalmente en México, es mucho más cercana a lo que hacemos en Francia, en Italia, España, incluso en Inglaterra y Alemania”. Además, agregó que, cuando lo han contactado desde cualquiera de esos sitios, lo hicieron para que él sume “valor agregado a su nuevo producto”.

 

- ¿Cómo llegaron a este acuerdo con Casta Diva Buenos Aires?

-Conocí a los fundadores de Casta Diva hace muchos años en Milán. De hecho, solían estar en una compañía en la que yo era director inhouse. Desde entonces conozco a Lucca [Oddo, chairman de Casta Diva Group] y Andrea [De Micheli, ceo de Casta Diva Group]. Cuando me invitaron, para mí fue como volver a casa.

 

-¿Qué clase de director es usted?

-Siempre he sido muy curioso sobre las cosas y los objetos. Honestamente, siempre intento mirar hacia adentro del objeto. Desde que era niño, cuando me daban un regalo, lo primero que hacía era conseguir un destornillador y abrirlo para ver qué había dentro. De adulto, siempre mantuve la misma curiosidad en la forma que abordé los trabajos. Y siempre trato de llevar algo a la mesa sobre lo que tal vez otros no hubieran pensado tanto, solo porque no es su especialidad. Así que me considero un solucionador de problemas con una curiosidad por la esencia.

 

- Usted comenzó siendo fotógrafo y luego ingresó al cine, ¿cómo vivió esa transición?

-Crecí como fotógrafo, pasé dos décadas haciendo still life, que en cine se lo llama table top. Así que nunca fui un fotógrafo de moda. Desde entonces, mi carrera me llevó a ser director de fotografía y, pronto, me convertí en director de cámara, dirigiendo mis propios films. Esto ocurrió en New York, entre los años 1995 y 1997.

Mientras uno esté en publicidad, diría que la transición entre la fotografía fija y la televisión es algo natural. Si uno ya no es un fotógrafo artístico, ingresa en la publicidad y en ese momento es un progreso natural para alguien que hace still life comenzar a filmar haciendo table top.

 

-¿Cuáles fueron los trabajos que más lo marcaron en su carrera?

-Hay un trabajo que he hecho para una compañía de quesos en Milán, llamada Grana Padano. Un comercial muy ambicioso. Lo que se destacaba tanto era que no había CGI, eran años en los que todo se grababa en cinta, no había cámaras digitales y la manipulación que se podía hacer a las imágenes era limitada en ese entonces. Hoy, la ventaja de las pequeñas cámaras digitales permite hacer cosas que no podías hacer con las grandes cámaras anteriores. Se pierde un poco de calidad, pero al mismo tiempo, uno es libre para mover su cámara y hacer cosas que antes eran impensadas.

 

-¿Qué es lo que más le gusta de ser director?

-Lo más importante sobre mi trabajo, que hasta estos días me sorprende, es que nunca es igual. He rodado más de 1.000 comerciales, pero nunca hice dos veces lo mismo. Y eso es lo que me motiva tanto a mí como a muchos de mis colegas, porque la naturaleza del trabajo –y de la comunicación–, de table tops y de la fotografía, te lleva a que siempre hagas algo distinto de lo que ya hiciste. Así que es muy difícil aburrirse. Uno intenta transmitir lo que aprendió en fotografía fija a lo cinematográfico, y al mismo tiempo, cuando me toca hacer una fotografía comercial, tratar de comunicar lo que aprendí con las películas. De modo que es un intercambio mutuo, natural.