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Por Redacción Adlatina |

Serpa, la otra forma de vivir la publicidad

Carlos Pérez, presidente de BBDO Argentina, reflexiona sobre la capacidad de Marcello Serpa para atraer clientes y hacer trabajos creativos formidables, pero, al mismo tiempo, destaca su personalidad generosa y apacible a la hora de trabajar. En ese sentido, el publicitario brasileño es, para Pérez, un ejemplo de que “se puede trabajar pretendiendo la excelencia y cuidando de las personas”.

Serpa, la otra forma de vivir la publicidad
“Se puede armar un negocio con principios. Y se puede crecer en ese negocio consistentemente sin renunciar a esos principios fundacionales”, dice Pérez.

Es fácil quedar inmóviles ante los números: tres veces Agencia del Año en Cannes Lions; dos veces, en el Clio; tres veces en la cima del Gunn Report; y siete veces Agencia del Año en el Fiap, único latino en el Hall of fame del Clio.

Esa inmovilidad, la de los números, nos es muy cómoda. Está sucediendo en todos los ámbitos de la vida: la vara cuantitativa nos ayuda a escamotear lo esencial, el modo en que se hizo lo que se hizo. El cómo de los logros, allí radica lo que sí nos incomoda. Por la simple razón de que nos interpela.

Me animo a escribir estas líneas porque me veo en la necesidad personal de recordarme lo que Serpa significa no ya como creador de una máquina perfecta de conquistar premios, de ganar clientes o, simplemente, de hacer un gran trabajo.

Necesito recordarme que hay otro camino para llegar al lugar que todos queremos llegar. Un camino menos mediocre, menos ordinario; un camino que nos lastime menos.

Se puede hacer un gran trabajo sin sufrir. Por sufrir entiendo maltratar a la gente, promover el internismo como “modo saludable” de competencia, incurrir en el crónico desprecio de la vida personal del otro, en la corte de adulones y en las innumerables formas que asume nuestra pobre inseguridad.

Se puede trabajar pretendiendo la excelencia y cuidando de las personas.

Se pueden obtener logros, incluso muy importantes, y no desorientarse.

No es común ganar un Grand Prix en Cannes y al otro día dedicarle todo el tiempo a un junior que se acerca con dudas en el medio de una muestra. Fui testigo de ese diálogo: el metro noventa de Serpa nunca fue, que yo sepa, la excusa para la altivez.

Se puede armar un negocio con principios. Y se puede crecer en ese negocio consistentemente sin renunciar a esos principios fundacionales. Solo se necesitan agallas, inteligencia y, fundamentalmente, paciencia. Los principios usualmente te exponen a la decisión de perder dinero (los principios no son principios hasta que uno pierde dinero por ellos) y esa decisión es posible si uno tiene un norte claro, no tiene prisa pero tampoco pausa.

Finalmente, uno puede retirarse de esta profesión feliz. Hoy, cuando tanta gente deja la publicidad desencantada, triste o furiosa o cuando uno observa señores mayores incapaces de dar un paso al costado por la simple razón de que lo único que tienen en su vida es la vanidad de este trabajo, es bueno recordar que quienes detentamos alguna forma de liderazgo debemos tratar de darle algún sentido trascendente a esta actividad. Para los otros y para nosotros.

Gran parte de lo escrito aquí lo escuché de la boca de Serpa contadas veces y lo comprobé con sus hechos una y otra vez.

Ha sido y es un modo luminoso de entender la profesión y la vida. 

 

Carlos Pérez
Presidente de BBDO Argentina