Publicidad > Iberoamérica | EL ESPACIO DE ALBERTO BORRINI
Por Alberto Borrini |
Por una noticia publicada en este mismo medio, me enteré hace un par de meses que el prestigioso publicitario Pablo Alzugaray fue elegido presidente de la Academia de Publicidad de España, con el propósito de inyectar nuevas energías a una institución creada en 2009.
Alzugaray abandonó la presidencia de la mítica agencia Contrapunto BBDO, donde cobró prestigio en toda Europa, para fundar con Juan Nozioli (quien trabajó con él en Contrapunto) el grupo de empresas integradas Shackleton. La inversión inicial fue de 2,7 millones de euros. El nombre es un homenaje al explorador británico Ernest Shackleton, uno de los primeros en aventurarse con fines científicos en el continente antártico.
Para la refundación de la Academia de la Publicidad, Alzugaray convocó a un nutrido grupo de notables de la publicidad y el marketing. Renovó los estatutos y manifestó el propósito de la entidad de trabajar para mejorar la calidad del idioma publicitario, amenazado por la proliferación de anglicismos, en contacto con la Real Academia Española y las asociaciones publicitarias más importantes. Más allá de las tareas de orden general y de puntualizar que méritos se exigirán en lo sucesivo a los nuevos académicos, Alzugaray insistió que uno de los objetivos es “enfocar el día a día de la profesión” para hacerla más visible y servicial.
La publicidad no actúa en el vacío, y su lenguaje se vulgariza y globaliza al compás del de las series y los programas sin tener en cuenta que, en su caso, la reiteración dentro y fuera de las tandas las coloca en el centro del problema. La Academia que ahora preside Alzugaray entiende que siendo el español uno de los idiomas más ricos y más difundidos mundialmente, ni siquiera el legítimo afán de los profesionales por la síntesis justifica los abusos.
Los lectores de Adlatina.com son invitados, mediante esta columna, a opinar acerca de la creación de una entidad que ya funciona en varios de los más importantes países de Occidente, y en caso de adherir a la iniciativa, qué entidades afines deberían integrarla.
La creación de Fopea, en el ámbito del periodismo, estimo que respondió a la necesidad de aunar criterios y acciones en defensa de los profesionales del ramo. ¿No debería la publicidad seguir el ejemplo? El intercambio con los lectores sobre este punto queda abierto.