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Por Redacción Adlatina |

Los hot-dogs, nueva delikatessen británica

(Advertising Age) – Sorpresivamente, los hot-dogs –un estandarte de la comida rápida estadounidense- se están colando en la mismísima ciudad de Londres, que los recibe con una mezcla de escepticismo y curiosidad.

Los hot-dogs, nueva delikatessen británica
Un local de venta callejera de hot-dogs en Londres.

Primero llegaron las hamburguesas. Ahora son los hot dogs.

El maravillosamente simple snack de salchicha y pan está finalmente emergiendo de las sombras en la cocina más popular del Reino Unido, donde las hamburguesas son totalmente ubicuas y los hot dogs apenas un bocado ocasional que se puede disfrutar en un partido de fútbol, pero difícilmente despierta entusiasmo.

Ha pasado mucho tiempo para un país famoso por las salchichas de cerdo que nunca abrazó a los hot-dogs de la misma manera que Estados Unidos, aun cuando los europeos probablemente hayan sido sus creadores. Su nombre integra dos términos:  “wiener” es derivado de Viena, mientras “frankfurter” llega desde Frankfurt. Los inmigrantes cruzaron el Atlántico con el producto, según afirma el U.S. National Hot Dog and Sausage Council de Washington.

Justo en el momento en que las hamburguesas están consiguiendo un status más acomodado en el mercado, algunos de los mejores chefs del Reino Unido competirán esta semana por el título de mejor especialista en hot-dogs, en un evento organizado por el restaurante Bubbledogs, que sirve sólo champagne y hot-dogs en sus mesas. La demanda está creciendo en el Reino Unido en forma significativa, según Kerry Foods, cuya nómica de negocios culinarios es la mayor vendedora de hot-dogs del país.

“Nuestro negocio de hot-dogs Rollover ha tenido un crecimiento del 100% este año, y predecimos lo mismo para el próximo”, dice Bruce Alexander, director comercial de Kerry. “Es una tendencia muy significativa”. Y aunque el directivo eludió dar datos específicos, Rollover vende más de 20 millones de unidades por año en más de 2.000 puntos de venta en estadios, salas de concierto y locales, según el diario Telegraph.

Ese crecimiento notable contrasta con el incremento de 1,4% anual en la consumición de salchichas en Gran Bretaña, y el 1% de aumento en panes especiales, según el Departamento de Agricultura y Horticultura del país.

Que los frankfurters hayan luchado en el Reino Unido para imponerse intrigó a Mark Rosati, director culinario de Shake Shack, un carro de comidas que vende hot-dogs en el Madison Square Park de Nueva York desde 2004. “Como neoyorquino, veo a los hot-dogs como parte de nuestra cultura y nuestro tejido culinario”, dice Rosati. “Hay personas en cada esquina vendiéndolos, y no veo carros que vendan hot dogs en Londres. La demanda para nosotros depende del momento del año. Pero Bubbledogs está siendo muy creativa con este producto, y hasta el conocido chef británico Jamie Oliver ha puesto un despacho. No me sorprendería que crezca su popularidad”.

Buena parte del crecimiento de los hot-dogs en Londres ha provenido de vendedores callejeros como Big Apple Hot Dogs, pero el evento mayor que lo impulsó fue probablemente la apertura de Bubbledogs en 2012. Ese acontecimiento atrajo gran atención, incluyendo la del propio fundador de Shake Shack Danny Meyer. Rosati competirá esta semana en el Hot Dog Challenge.

Sandia Chang, que es co-propietaria de Bubbledogs con su marido James Knappett, prefiere mostrar cautela. Ella estudió en la universidad de Los Angeles y dice que los hot-dogs “simplemente no forman parte de la cultura británica”.

“Las hamburguesas son siempre las ganadoras”, asegura Chang. “El hot-dog es completamente extranjero; es muy difícil de vender en una multitud de ingleses”.

Richard Turner, un dueño independiente de restaurantes, dice que el tiempo propicio para los hot-dogs ha llegado. El hombre tiene un local en un bar del East London y afirma que está buscando presentar a los hot-dogs el año próximo en el Festival de Meatopia, que reúne a chefs de todos los países del mundo.

“Los hot-dogs me gustan, aunque es cierto que muchos de ellos son una porquería”, dice Turner. “Los puse en el menú después de mis viajes a Nueva York, y no se vendieron como las hamburguesas, pero la gente que gusta de ellos realmente es fanática. Nunca los hicimos en Meatopia anteriormente pero nos gusta hacerlos frescos y diferentes… los hot-dogs parecen estar en ascenso”.

Jonny Lake, el chef principal del restaurante canadiense Heston Blumenthal, es otro fan; puso a los hot-dogs en el menú de dos locales de Blumenthal. “Antes había chicos que los comían, pero ahora se pone más atención a los ingredientes y la calidad, porque se están convirtiendo en una opción para adultos. El hot-dog ha dejado de ser un elemento de cocina barata, y subió de rango por derecho propio”.