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Por Redacción Adlatina |

Tim Lucas: “Por suerte todos somos un poquito Homero Simpson”

(Desde Cartagena de Indias, por enviados especiales) - Dos meses antes de presentarse en Buenos Aires en el primer CMO Latam Summit, el representante de la escuela de negocios e innovación sueca provocó risas y aplausos en Cartagena Inspira hablando del aprendizaje de los fracasos, que más empresas deberían tomar como camino.

Tim Lucas: “Por suerte todos somos un poquito Homero Simpson”
Lucas se entusiasmó con dejar en evidencia a las industrias que, por no aprender a tiempo de sus errores, terminan no siguiendo la marcha de los tiempos. [Foto: Rafael Bossio]

Tim Lucas es inglés, pero se presentó pidiendo disculpas por no tener tan buen inglés: claro, estaba hablando ante un auditorio mucho más acostumbrado a la tonada estadounidense. Es doctor en antropología, pero habló ante publicitarios y marketineros: claro, representa a una escuela de negocios e innovación tan prestigiosa en el mundo de las comunicaciones como Hyper Island. Estudió durante años a las gangs de los Estados Unidos y los hooligans de Inglaterra (“el último gran producto que mi país exportó al mundo”, se mofó), pero finalmente eligió, hace seis años, dedicarse a estudiar a los consumidores brasileños: claro, lo suyo son las paradojas y las contradicciones, y eso pudo comprobarlo el público de su conferencia en cuestión de minutos.

Tras una rápida mención de Kidzania como “museo de la adultez, casi lo contrario de lo que ellos mismos querían generar en los chicos”, Lucas se entusiasmó con dejar en evidencia a las industrias que, por no aprender a tiempo de sus errores, terminan no siguiendo la marcha de los tiempos. Y, dado que las empresas están formadas por personas, mencionó un par de ejemplos jugosos de gente enfrentada a aprendizajes que no sabían o no querían ver. “Quien lo cuenta mucho mejor que yo es el escritor israelí de padres libaneses Yuval Noah Harari en su libro Homo Deus, a brief history of tomorrow —señaló—; pero veamos cómo puedo ejemplificarlo ahora ante ustedes”.

Exhibió en las pantallas un wearable —“¿alguien aquí usa alguna clase de wearable?”, acababa de preguntar—, un reloj moderno sin botones ni caracteres, de los que están creados para detectar información vital de quien lo porta y, acto seguido, narró la historia de una mujer que, luego de comprobar que su wearable estaba comenzando a comportarse de un modo inesperado, decidió consultar a sus contactos en las redes. “Amigos, mi wearable parece haberse descompuesto: está diciéndome esta data, y esta data, que no tienen nada que ver con mis registros vitales”. Dejó la consulta hecha y se fue a dormir. A la mañana siguiente se encontró con una respuesta que no esperaba: uno de sus contactos, desde el otro lado del mundo, le había escrito “¡Felicitaciones, estás embarazada!”. “¡Y así era, lo estaba!”, se entusiasmó Lucas mientras cerraba la anécdota.

Continuando con su análisis del comportamiento individual —evidentemente uno de sus grandes temas—, Lucas exhibió a continuación uno de los videos del “experimento de conformidad” de Solomon Asch, el psicólogo social estadounidense que investigó hasta qué punto la presión social puede llevar a la gente a error. Se trataba del grupo entrenado que entraba a un ascensor de espaldas a la puerta, todos mirando hacia el fondo del ascensor, y el experimento permitía comprobar cuán rápido la persona “no avisada”, que originalmente se había ubicado mirando hacia la puerta, terminaba dándose vuelta e imitando a todos los demás. “¿Por qué hacemos las cosas así, sin pensar demasiado? Porque todos somos un poquito Homero Simpson. El libro de Yuval Noah Harari debería llamarse Homer Deus. Pero por suerte es así, y ya veremos por qué”.

El recorrido de Lucas, fanático de las historias de comportamiento humano, recorrió el proyecto del equipo Sky inglés de ganar el Tour de France en un plazo de cinco años a partir de 2010 —que terminó con un triunfo en apenas dos años, en 2012, y cinco más—, mencionó el caso de un campeón de tenis de mesa que investigó la industria de la aviación —una de las pocas que realmente montó un mecanismo histórico para aprender de sus errores, que es nada menos que la clásica caja negra— y terminó mostrando una imagen que, a su juicio, sintetiza perfectamente el no aprendizaje de una industria: “Esto que ven aquí, el camino de tierra que ha hecho la gente de modo instintivo y natural, es lo que los antropólogos llamamos desire paths. Cuando tomamos atajos como ese, cuando demostramos cuán poco preparada ha estado la industria que configuró el camino ‘oficial’, es que yo digo que por suerte somos todos un poquito Homero Simpson”.

El final quedó reservado para una frase contundente del consultor y especialista en marketing Seth Godin, quien afirmó: “No encuentres clientes para tus productos, sino productos para tus clientes”.