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Por Redacción Adlatina |

Maguncia 2018: Peregrinación al origen de la tipografía y el diseño gráfico

El 3 de febrero se celebró el 550º aniversario de la muerte de Gutenberg y el legado revolucionario de la imprenta tipográfica. Lo recordó el investigador, catedrático y ensayista Joan Costa en un informe especial para este medio que pasaremos a resumir para nuestros lectores en dos etapas. (A. Borrini)

Maguncia 2018: Peregrinación al origen de la tipografía y el diseño gráfico
Desde Barcelona, Joan Costa comparte la primera parte de su reflexión sobre la imprenta y el diseño.

Los editores internacionales y la gente del libro en general que acuden a la Feria del Libro de Frankfurt saben que hay un tren en la cercana estación central que los puede llevar a donde está el origen de su oficio: Maguncia, localidad natal de Gutenberg, hijo de una familia de orfebres y metalúrgicos cuyo oficio le dio la idea de la invención tipográfica. Tipografía es, literalmente, escritura con tipos. En Maguncia está el Museo Gutenberg.
La invención de la tipografía, en 1450, es contemporánea de la aparición de una palabra engañosa: diseño. Digo engañosa porque venía del latín signum, de ahí pasó al italiano disegno y siguió viaje hasta España. Pero en italiano, aunque se pronuncia como en español, no significa diseño sino dibujo. La prueba es que la lengua italiana incluye la palabra dibujo (disegno) pero no tiene el equivalente de diseño. Por eso se utiliza el inglés design.

Los artistas gráficos, acostumbrados al inmenso campo de libertad que el arte les ofrecía, acudieron gustosamente a la iniciativa de Gutenberg y se adaptaron a las exigencias de la técnica. Así fue como se afirmaron los tres lenguajes gráficos fundamentales: la Imagen, el Signo y el Esquema, es decir las ilustraciones librescas, el dibujo de tipos de letra y la pauta de diagramación, la proporción áurea que incorporaba al libro la belleza geométrico-matemática. Este lenguaje que articula imágenes y textos era obra del arte combinatorio de Ramón Llull creado en el siglo XIII. La combinatoria es el centro de la creatividad.

El grafismo gutenberguiano todavía no era diseño pero sí su embrión. Los griegos se habían anticipado, sin saberlo, a lo que fue la sangrienta gran batalla ideológica del Escrito contra la Imagen, como si fueran el Bien versus el Mal. Esa idea nos llevó al enfrentamiento de los iconoclastas, enemigos de las imágenes, y los iconófilos, sus defensores.

Pero los sabios griegos opinaban que no hay contradicción ni conflicto entre la imagen y lo escrito: “La mano que escribe es la misma que dibuja”. La expresión grafismo abarca todo el universo de lo gráfico. Los grafistas gutenberguianos se acomodaron al rigor técnico, a las exigencias del medio, y artistas célebres como Urs, Graf, Holbein o Durero dibujaron familias tipográficas de las que ellos mismos crearon reglas canónicas, que hasta entonces carecía la escritura manual.