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EL ESPACIO DE ALBERTO BORRINI

La realidad tampoco es lo que era

“Algo está ocurriendo en la realidad que nos lleva a pensar que ya no necesita ayuda externa, que por sí misma se basta para sorprendernos tanto o más que las ficciones más osadas”, afirma Borrini

La realidad tampoco es lo que era
Borrini: “Esta, la realidad actual, es más imaginativa, informal y no teme al ridículo”.

Durante siglos las ficciones literarias, bajo la forma de novelas, ensayos, canciones, obras de teatro y demás expresiones de la creación cultural, se alimentaron de la realidad o de otras ficciones. Los autores más honestos lo reconocían, otros lo disimulaban, y algunos llegaban a sacar patente de genios sólo por saber copiar.
Pero el cine primero, y las series de televisión después, dieron vuelta el trámite y comenzaron desde sus contenidos a socavar la realidad a través de cambios que se fueron sucediendo en la manera de vestir, hacer el amor, alimentarse, aprender, enseñar, viajar, trabajar, destruir, hacer la guerra, instar a la paz y muchas más.
Sí, algo está ocurriendo en la realidad que nos lleva a pensar que ya no necesita ayuda externa, que por sí misma se basta para sorprendernos tanto o más que las ficciones más osadas. Curioso, durante unas semanas fui coleccionando noticias reales, ocurridas en distintas partes del globo, con el fin de demostrar que tampoco la realidad es lo que era, al menos la que conocimos los de mi generación cuando chicos. Esta, la realidad actual, es más imaginativa, informal y no teme al ridículo, a tal punto que si la leyéramos en una novela, tendríamos una pésima opinión del autor por sus golpes bajos y pobreza de recursos.
Estos son algunos de mis hallazgos; los lectores podrán, si entran en el juego, añadir más perlas al collar.
-Bélgica fue uno de los primeros países en alertar, en el seno de la comunidad europea, por la contaminación a través del pesticida Fipronil, de huevos de consumo cotidiano, que bloqueó la salida del producto de cientos de miles de granjas, y obligó a destruir los que ya estaban en comercios y supermercados hasta despejar por completo las estanterías. Pero las tradiciones y las costumbres milenarias no son una ficción, sino una realidad, y pocas semanas después de convertir a los huevos en rehenes, en la localidad belga de Malmedy tuvieron que hacer una tortilla gigante con 6.500 huevos para festejar la costumbre impuesta por la Hermandad de la Tortilla Gigante. La Gran Maestre de la Hermandad tuvo que invertir todo su tiempo durante días para asegurar a los comensales que la calidad del producto, al menos en esa tortilla ritual, estaba garantizada.
-Clubes, o grupúsculos de personas que se juntan con algún motivo, por extravagante que sea, hay más de lo que la mente puede imaginar. Pero que exista “The Kiwi Coffin Club” o “El club kiwi del ataúd”, y no en un remoto país de Asia o Africa sino en Nueva Zelanda, estado al que nos gustaría parecernos, raya en lo absurdo. Pero es una realidad. El medio centenar de asociados, todos de edad madura, fabrican en casa su propio féretro, con la decoración que más le gusta. La foto que ilustra la nota de El País muestra a la organizadora en pose de rockera, con su propio cajón bordeado de fotos del que confiesa ser su ídolo máximo, Elvis Presley. Por supuesto, el ejemplo ya se extendió por todo el país y ya hay decenas de grupos que, con el mismo nombre, aspiran a despedirse de este mundo en un envase artesanal a su gusto.
-Como todos saben, Sherlock Holmes, el más famoso de los detectives de la historia, pegó el salto de la ficción a la materialidad cuando el domicilio real en que lo instaló Arthur Conan Doyle se abrió a los visitantes. Desde entonces es una atracción turística. Con él nació un género de la novela policial, pero ahora un revisionista de los que ocupan de embarrarnos el pasado, lo único apacible que nos quedaba, y buscó su porción de fama mediática al asegurar que el policial nació en el Antiguo Testamento. Citó específicamente El libro de Daniel, donde éste se enfrenta abiertamente con el Rey Ciro, y debe apelar al proceso deductivo, el mismo de Holmes, para demostrar que tiene razón.
-Guardo especial afecto por varias obras maestras de la ciencia ficción, películas en su mayoría. Pero lo que acaba de ocurrir en Oaxaca, México, una de las localidades más destruidas por el terremoto, hiela la sangre. Uno de los testigos, al sentir los primeros temblores, quiso bajarse de la cama, el pie se hundió en el piso de arena (casi no hay de cemento o baldosas en el lugar), e inmediatamente la arena comenzó a crecer hasta casi tocar el cielorraso. Con ellos adentro. Tuvieron que excavar para salvarse. Creo que ni siquiera un maestro del género como Stephen King pudo alguna vez imaginar un terror tan horroroso.
-Y este es el último ejemplo, recién salido del horno, calentito, porque lo marqué en el diario de los últimos días. En Indonesia, un fotógrafo profesional dejó su cámara en la reserva donde trabaja, y un mono curioso se acercó a ella, apretó el botón y se sacó una selfie. Real pero increíble. Pero lo es más aún porque el fotógrafo donó el 25% de los derechos de la instantánea, muy viralizada hace un par de años, al mono. Lo que nadie pudo prever, además de lo dicho hasta aquí, es que el caso desatara un interminable pleito sobre los derechos de autor, instalada por los movimientos revisionistas.

Alberto Borrini

Por Alberto Borrini

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