Management > Global | NO SUELEN SER RECONOCIDOS PESE A SU VISIÓN DEL FUTURO
Redacción Adlatina |
¿Por qué razón a menudo no apreciamos lo que tenemos hasta que lo perdemos? Aunque mucha gente destacó los logros de Steve Jobs mientras fue convirtiendo Apple en la marca mundial más valiosa, su muerte el mes pasado fue un despertar para muchos más que de pronto se dieron cuenta de lo que había perdido el mundo.
Hubo una catarata de comentarios, post de blogs, artículos y una nueva biografía celebrando los éxitos de Jobs y lamentando la pérdida de un hombre que está siendo comparado a Benjamin Franklin y Elbert Einstein. Los tres hombres fueron innovadores. Todos fueron visionarios. Y todos fueron, hay que decirlo, genios.
Aunque algunos dicen que estamos usando la palabra “genio” demasiado indiscriminadamente, yo respondo que nosotros tenemos más genios alrededor nuestro de lo que sabemos; gente visionaria que trabaja cada día empujando los límites de lo conocido, y cuestionando a la sabiduría convencional. Pero simplemente no los estamos escuchando.
Los genios se tornan evidentes por tener ideas mayores de las que nosotros podamos concebir; parece que pudieran ver el futuro. Su pensamiento es altamente disciplinado, aun cuando su conducta puede no serlo. Parecen no sentir miedo.
¿Y por qué no los escuchamos?
Primero, los genios pueden ser perturbadores, ya que el pragmatismo no es su fuerte. Ellos no viven en la misma realidad que el resto de nosotros y no están típicamente atados por las restricciones de tiempo y espacio que los demás. Su manejo y estiramiento de nuestro sistema de creencias puede ser emocionalmente agotador. En lugar de escuchar, nosotros los acusamos de no estar atentos a la realidad. Les decimos que “no entienden”.
Segundo, los genios son difíciles de soportar porque –aunque no nos guste admitirlo- su visión está a menudo más allá de nuestra propia capacidad. Ellos nos hacen poner incómodos, porque nosotros no vemos al mundo tal como ellos. Les respondemos en forma defensiva y frustrante. Los descalificamos como irracionales, frívolos y auto-indulgentes.
Finalmente, los genios suelen ser malhumorados –a veces, inclusive, beligerantes- cuando tratamos de alterar sus ideas. Ellos utilizan muy poco las delicadezas sociales ni hacen cambios por conveniencia política. Los genios dirán “no” a muchos de nuestros pedidos, creyendo que cualquier impureza arruina una idea y la convierte en cosa mediocre. Para defender nuestra posición, nosotros intentamos desanimarlos diciéndoles: “Probemos eso”.
Trabajar con gente visionaria puede ser agotador. Pero mi sugerencia es abrazar todo lo que hay en ellos: lo bueno, lo malo y lo incómodo. ¿Cómo?
Denles soga para imaginar. Recuerden que la imaginación es lo opuesto a la realidad. Nada grandioso ocurriría si esta gente no empujara y no estirara las cosas. Confinarlos a las limitaciones del hoy reducirá lo que vayan a producir mañana. (Vean, por ejemplo, que ellos van a llegar tarde a las reuniones. Prestar atención al reloj no es una prioridad para los genios. Suspire, sonría y siga adelante)
Demuéstreles confianza. Los visionarios pueden ver el futuro en formas que nosotros no estamos preparados a hacer. Esto requiere que invirtamos algún capital intelectual y emocional para demostrar fe no sólo en la idea, sino en la persona también, aun cuando todavía no estemos convencidos.
Acepten un “no” por respuesta. Nosotros solemos olvidar que uno de los principios más importantes del marketing es la disciplina. Uno de las conductas estratégicas más críticas de Jobs fue la cantidad de veces en que dijo “no”, sabiendo que a largo plazo el resultado sería más productivo.
Y por favor, deje de usar los test del consumidor. Las ideas más innovadoras no funcionan bien en los tests. Jobs se rehusó a hacer esto porque entendía que la agente evalúa racionalmente, pero compra emocionalmente. Malcom Gladwell relató cuan mal le fue a la silla Aeron en los tests de focus-groups. Y estoy seguro de que la campaña de Old Spice no hubiera visto la luz del día si P&G hubiese insistido en testearla.
Una de las mayores diferencias entre Steve Jobs y el genio que usted no está escuchando es que usted no tiene que escuchar. Jobs creó a Apple. Pocos genios tienen la autoridad para demandar lo que hizo Jobs. Pero usted puede oírlos, educarlos e incluso darles poder para demostrar la visión que son capaces de tener.