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Redacción Adlatina |
Crecido al abrigo del matrimonio Becher en la mítica escuela de Dusseldorf, Thomas Ruff es, junto a Thomas Struth, Andreas Gursky, Candida Hüfer y Axel Hötte, uno de los grandes renovadores de la fotografía del último cuarto del siglo pasado. La diferencia radica en que mientras “Struth se quedó algo estancado en sus ramplonas imágenes de museos, Gursky insiste en su sempiterna espectacularización y Hüfer resulta cada vez más aburrida, con sus espacios encapsulados”; Ruff mantiene su nivel de interés a partir de su constante reflexión sobre las formas de mirar, su siempre dubitativa pero rigurosa posición ante las cualidades técnicas y conceptuales del lenguaje fotográfico y, en definitiva, su inclinación hacia el potencial mismo de la fotografía por encima de su contenido. Por eso, del 18 de marzo hasta el 21 de junio el Castello Di Rivolli expone sus más recientes series.
Ruff, como muchos otros artistas, se abrió de sus padres artísticos. Si los Becher insistían en un rigor extremo a la hora de fabricar imágenes fotográficas por medio del blanco y negro como denominador común de la tradición de la fotografía documental, el artista alemán pronto introdujo el color aunque siguió componiendo siguiendo las enseñanzas de sus maestros. Los interiores de casas de sus amigos que caracterizan su producción de principios de los ochenta así lo atestigua, con su rigor en los patrones de corte geométrico y su modesto uso de la luz. Luego llegarían sus aplaudidos retratos, sus imágenes nocturnas, robadas del Southern European Observatory; sus desnudos y sus imágenes procedentes de medios de prensa escrita.
Utilizó la cámara analógica durante los ochenta y principios de los noventa pero pronto descubrió el enorme abanico de posibilidades que le brindarían los medios digitales. Y es que la relación entre la fotografía analógica y el mundo digital ha sido de vital importancia en su trabajo. “Nuestros modelos de imágenes son las de los medios”, dice Ruff, y por eso sus imágenes no son meras representaciones de la realidad sino una suerte de "segunda realidad", esto es, imágenes de imágenes.
En
Además de sus jpgs, la exposición del Castello di Rivoli se completa con sus series Retuschen (Retocados), Nachts (Noches), Nudes (desnudos) y l.m.v.r., su conocida serie basada en los edificios de Mies van der Rohe. En todos estos trabajos el artista no se sitúa necesariamente detrás del trípode, sino delante del espectador para comprender así su forma de entender la compleja trama de lo fotográfico.
Un workaholic
Ruff nació en 1958 en Zell am Harmersbach, Alemania. Vivió y trabajó en Düsseldorf, ciudad en cuya Academia de Artes estudió entre 1977 y 1985. Desde su primera exposición individual en Munich, en 1981, sus obras fueron presentadas en todo el mundo. Actualmente puede verse un conjunto de fotografías suyas sobre edificios de los arquitectos suizos Herzog y de Meuron, en el Centro Andaluz de Arte Contemporáneo, de Sevilla. Su reciente inmersión en Internet muestra el compromiso radical de este creador fotográfico.
“La obra del fotógrafo alemán Ruff, una de las más apasionantes y coherentes propuestas artísticas en la transición que vivimos hacia una nueva época, gira en torno a la problematización de esa supuesta verdad inmediata o documental de la fotografía”, dice un artículo del diario español
Este fotógrafo articula su trabajo en series. En la primera: Interiores (1979-1983) mostraba detalles de los interiores de las viviendas de su entorno familiar. En ella, a través de los espacios y objetos domésticos, con una ausencia del ser humano, se ve el contexto en el que Ruff creció.
Tras esta serie vino la de los Retratos (1986-1991), ya en gran formato, y con la que siendo muy joven alcanzaría notoriedad internacional. Su mirada se dirige entonces a su generación, a la que presenta en unos términos de precisión y neutralidad. Son fotos directas, que transmiten un halo de la presencia del personaje, que nunca ríe o sonríe. Algo solicitado a los modelos por el propio Ruff, que considera que reproducir la sonrisa es lo más difícil en un retrato.
“La mirada objetiva sobre los interiores y sobre los jóvenes que habían vivido en ellos de niños no dejaba de transmitir una extraña sensación de desajuste. Por un lado, parecía que Ruff hubiera actualizado con la nueva fuerza expresiva de la fotografía la representación analítica de la realidad. Pero, por otro, las imágenes de espacios y objetos, o los bustos de jóvenes de mirada fija, parecían ir más allá de un mero registro objetivo de lo real”, dice un artículo del diario español, El Mundo.
Sus otras series continuaron reincidiendo en temas políticos. Casas (1987-1997) presenta el curioso diálogo de Ruff con la arquitectura, que se establece particularmente a través del exterior de los edificios. Por vez primera, comienza a retocar las fotos, utilizando la computadora. Según él mismo dijo: “Para resolver detalles que me molestaban”. En Estrellas (1989-1992), compró y utilizó detalles de negativos profesionales de alta calidad para elaborar mapas estelares que nos sitúan ante el misterio de la noche astral.
La serie Imágenes nocturnas (1992-1995) supone un importante punto de inflexión. Su motivación surge de las imágenes televisivas de
En otra de sus obras, titulada Fotos de periódicos, recoge ilustraciones de prensa recortadas, las reproduce al doble de su tamaño, en 3 D o con vistas estereoscópicas, buscando producir “un desdoblamiento de dos imágenes aparentemente iguales pero que no lo son”.
Entre 1994 y 1995, Ruff trabaja en la serie Otros retratos, que luego presentó en
Las últimas series son los Carteles (desde 1996) y los Desnudos (desde 1999). En el primer caso, se trata de audaces fotomontajes de imagen y texto, que recuperan el lenguaje gráfico de la propaganda política de los años 30 en una clave irónica y actual. Por ejemplo: Jacques Chirac y las pruebas atómicas francesas en los Mares del Sur, China y los sucesos de Tiananmen, o la imagen invertida de Helmut Kohl trasladándose a la nueva capital alemana. Imagen esta última que pudo verse en la pasada edición de ARCO, y reproducida en este periódico en su edición del pasado 10 de febrero.
La última serie, Desnudos, implica una aproximación al desnudo femenino Internet. Son imágenes pornográficas bajadas de