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Redacción Adlatina |

¿Radio Farda, más poderosa que un misil?

Es la estación de radio que ha instalado la CIA en Irán, destinada a la acción psicológica principalmente sobre audiencias musulmanas, hasta ahora sin demasiado éxito de audiencia. La propaganda política y su subespecie, la propaganda de guerra, está siendo usada más que nunca como herramienta para imponer ideas. En esta entrega, el columnista de adlatina.com analiza algunos casos y rastrea sus or

¿Radio Farda, más poderosa que un misil?
“De la propaganda de guerra obtenemos algunos de los mejores ejemplos de técnicas que pueden aplicarse a otros casos”, señala Dell’Oro.

“Radio del mañana” es lo que significa Radio Farda; y está destinada a la acción psicológica en Irán, país que tiene a mal traer a los Estados Unidos con su plan nuclear.

Las palabras pueden llegar a tener la misma fuerza que las armas, de allí que la CIA (siempre lo negará) ha montado esta poderosa emisora que emite señales a 20 países en 28 idiomas, 18 de los cuales son para audiencias musulmanas.

Creada junto con Voice of America of Persia TV en 2002, cuenta con un presupuesto de 19 millones de dólares operando desde Praga.

Los que han analizado su rating dicen que a pesar de sus 5 años en el aire y su millonario presupuesto  la audiencia no supera 14 por ciento de la población a la que van sus mensajes.

Hoy reforzada con un sitio en internet, transmite las 24 horas en AM, onda corta y satélite, pues Teherán intenta en forma permanente interceptar su señal y bloquear su página en internet, www.radiofarda.com

No es nuevo que los medios han sido difusores de propaganda, su desarrollo se perfeccionó en la Guerra Civil Española donde las grandes potencias usaron ese conflicto como laboratorio previo a la inevitable Segunda Guerra que al poco tiempo se desataría. No sólo fue banco de pruebas de armamentos y tácticas militares; también fue el lugar donde se desarrollaron las más novedosas técnicas de información y propaganda.

La propaganda de guerra es tan antigua como la misma guerra y en ella la acción psicológica ha sido esencial incluso en sus formas más primitivas. De la propaganda de la guerra a lo largo de la historia obtenemos algunos de los mejores ejemplos de técnicas que pueden aplicarse después en otros casos.

Podemos englobar bajo el epígrafe de propaganda política a todos los demás fenómenos propagandísticos que se dan en las sociedades humanas.

Un interés particular merece la propaganda militar, bélica o de guerra. En realidad, en un sentido estricto propaganda de guerra  no sería otra cosa que aplicar los modelos, formas y técnicas de la propaganda en general en tiempo de guerra y para fines bélicos. Aunque también podría entenderse a la inversa.

Su trascendencia la hemos podido ver por ejemplo durante la intervención de la OTAN en Kosovo. La OTAN bombardea la televisión de Belgrado porque la considera un arma de guerra de la República yugoslava tan formidable como otros objetivos estrictamente militares. Los grandes medios occidentales se ponen al servicio de la propaganda de guerra de la maquinaria bélica de la OTAN. Belgrado se vale de todos los medios  a su alcance para mantener alta la moral de su población y para contrarrestar la propaganda occidental, entre ellos la de internet. La batalla de la propaganda en esta guerra, incluso ante los ojos del espectador menos avisado, cobra una relevancia decisiva.

Al conjunto de actividades de propaganda de guerra dirigidas hacia el enemigo le podemos llamar también guerra psicológica, lo que los tratadistas anglosajones denominan “psychological warfare”. Así la define W. E. Daugherty: “Es el uso planificado de propaganda y otras acciones orientadas a generar opiniones, emociones, actitudes y comportamientos en grupos extranjeros, enemigos, neutrales y amigos, de tal modo que apoyen el cumplimiento de fines y objetivos nacionales.”

Esta definición se correspondería más bien con la propaganda de guerra en todas sus facetas que con la de guerra psicológica.

La radio fue usada como un arma más en distintos episodios.

Un ejemplo fue la suplantación de la señal de la radio oficial de Irak por una emisión lanzada por las fuerzas estadounidenses en una operación de guerra psicológica. Hacia las 2,30 horas (GTM) del 22 de marzo de 2003, en la radio oficial iraquí resonó un mensaje que decía “Las instalaciones del régimen irakí han comenzado a ser golpeadas… Éste es el día que hemos estado esperando… El ataque contra Irak ha comenzado…”

A la lista podríamos sumarle una unidad especializada de los americanos llamada Comando Solo, que cuenta con poderosos equipos en aviones EC-130 E, siendo verdaderas emisoras volantes. Su participación en la invasión a Panamá en 1989, en Afganistán y en diversos conflictos las ha hecho casi imbatibles en penetración radial. Su técnica aparentemente fue perfeccionada durante la guerra de Malvinas a través de la Radio del Atlántico Sur, la que salió al aire con una variada programación en español, que incluía espacios “informativos”, mensajes presuntamente escritos por madres de soldados argentinos para sus hijos, incluso una “pausa sentimental”, todo diseñado a la medida para doblegar la moral de los combatientes.

La propaganda, cuyos primitivos orígenes están en la religión, está siendo usada más que nunca como herramienta para imponer ideas. Si bien no mata, perturba.