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Redacción Adlatina |

La responsabilidad social está “de moda”

En esta entrega del espacio en que el Grupo Iberoamericano de Estudios de la Comunicación Institucional examina temáticas vinculadas con la comunicación, el experto Italo Pizzolante Negron explica por qué es “perverso” postular que la RSE es una cuestión “fashion”.

La responsabilidad social está “de moda”
“Creer que ahora sí nos debemos a la RSE sería aceptar que antes éramos irresponsables”, señala Pizzolante Negron.

Por Italo Pizzolante Negron (*)

 

El respeto por los trabajadores de una empresa y los diferentes públicos interesados en ella, se ha convertido en un importante desafío social para nuestra convivencia en armonía y la sostenibilidad de un mejor ambiente que satisfaga las expectativas de todos. Derechos humanos, derechos laborales, respeto por ambiente y la lucha contra la corrupción son hoy parte de los compromisos del milenio para la ONU y en forma particular un mandato para aquellas empresas que han firmado el Pacto Mundial promovido por el PNUD. Hoy más que nunca es valorada la consistencia del esfuerzo colectivo por armonizar los intereses de la empresa y los de la comunidad a la que sirve, esto abrió un duro, y con frecuencia, confuso debate del rol de la empresa en la sociedad, convirtiéndose en una muy perversa expresión que afirma que: “la responsabilidad social empresarial está de moda”.

Es perverso, creer que ahora sí nos debemos a la RSE, porque sería aceptar que antes éramos irresponsables, lo cual es incierto en un inmenso número de empresas que actúan en el país. Las empresas que no comprenden que son parte de una sistema social de relaciones con los diferentes entornos económicos y políticos que se rodea, el propio mercado las rechaza; hay algunas  que la miopía no las ha dejado comprenderlo y han vivido a pesar de algunas críticas, pero la sostenibilidad de su negocio siempre ha sido muy frágil. Lo que hoy presenciamos es el diseño de la definición del nuevo rol que nos corresponde como ciudadanos concientes y más responsables, junto a los diferentes actores sociales que esperamos convivir en armonía y para ello la palabra clave es: confianza.

En el camino de la confianza empresarial, la reputación no se construye de una acción, puede que una “imagen positiva” se construya de una acción, la reputación se construye de la trayectoria y el comportamiento de la empresa y aquellos que la conforman, suma coherente y consistente de acciones que construyen credibilidad, pero que en el tiempo conforman el valor de la confianza. No basta con acciones; es necesario todo un cambio de actitud y de involucramiento con los públicos externos, pero por encima de toda prioridad de la identificación y compromiso del público interno. Me refiero a los hombres y mujeres que caracterizan y diferencian a la empresa, mucho más allá de los programas o proyectos de RSE y aquello que dicen en su comunicación verbal, me refiero a la forma de actuar y relacionarse. 
Responsabilidad es un estado de conciencia, así como un niño cuando nace no sabe el impacto de lo que hace cuando lanza un objeto, el niño tiene que empezar a vivir su etapa de madurez para darse cuenta como son interpretadas sus acciones y cuántas de ellas contribuyen con el desarrollo de su vida, entonces eso sucede en un intercambio entre el entorno que rodea al niño y el niño, ese estado de conciencia es un proceso que va evolucionando en el tiempo, el estado de conciencia no se detiene en ningún momento de su edad cronológica, vas desarrollando  nuevos estados de conciencia porque el entorno va cambiando y te va obligando a hacer reflexiones que no las habías hecho antes.
De la misma manera como ocurre en el niño, ocurre en las empresas; no es que antes las empresas no fueran responsables y ahora empiezan a hablar de responsabilidad social, lo que está sucediendo es que se concibe de manera distinta la relación entre el entorno y la empresa y cuál es el rol que le corresponde a la empresa, y esa definición de rol está en proceso de gestación.
Hay una gran confusión de cuál es el rol de la empresa, en líneas generales, más aun de la empresa en términos sociales. Responsabilidad es un estado de conciencia individual, al agregarle la dimensión social, la responsabilidad social es un estado de conciencia del impacto que tú produces, positivo o negativo. Como ser humano, lo que te hace responsable es haber alcanzado un estado de conciencia, que en la práctica se traduce en desarrollar nuevas referencias para tu desempeño individual frente a los diferentes públicos y situaciones donde te relacionas. Pero, cuando hablas de responsabilidad social en la dimensión empresarial, no sólo te refieres al impacto positivo o negativo de tus actuaciones individuales, sino que has evolucionado a un nuevo estado de conciencia, ahora colectivo, en la que te sientes parte de una organización y responsable de aquello que hace o deja de hacer la empresa como la suma de todos aquellos que la integran.

Es frecuente encontrarnos con empresas que desarrollan exitosos programas o proyectos de responsabilidad social empresarial, pero son socialmente irresponsables. Hechos, incluso notorios, en la forma de tratar al personal y relacionarse con la comunidad, las decisiones que mantienen proveedores que han afectado al ambiente o la poca transparencia de su desempeño financiero frente a los accionistas o trabajadores de la empresa. Por ello, he planteado en diferentes foros empresariales dentro y fuera del país que el verdadero desafío de la RSE es estimular la ESR (empresa socialmente responsable), que más allá de un cambio de orden en las letras, involucra una filosofía integrada a la cultura corporativa de toda organización social. Al referirme a la ESR, estoy valorando, más que un programa o proyecto social a un PROCESO empresarial responsable cuando tomamos decisiones y actuamos en sociedad.

 

 

(*) Consultor del programa BID-OEA