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Redacción Adlatina |

Fabricio Meriglio: “Me alucina ver el mundo a través del visor”

Atraído por un proyecto para una productora de Europa del Este, Fabricio Meriglio se incorporó a las filas de El Bagre Films –productora que preside Rafael González del Cerro- hace apenas unos meses. En diálogo con adlatina.com, el director de cine habló de su carrera como creativo, de su llegada al cine publicitario, de sus aficiones, de su proyecto de largometraje y de su pasión por filmar, ent

Fabricio Meriglio: “Me alucina ver el mundo a través del visor”
“Disfruto del cine en general, nunca me fui de una sala, lo que no quiere decir que nunca haya visto una película mala”, aseguró Meriglio.

Hace diez años, el director de cine que se incorporó al Bagre Films, Fabricio Meriglio, decidió partir de su Tucumán natal para probar suerte en Buenos Aires. Luego de un período como creativo, cambió de bando e ingresó en La produ como director. También tuvo un breve paso por un proyecto que se llamaba Sangre y, antes de ser seducido por la productora que dirige Rafael González del Cerro, estaba en 14 al centro con Julián Maira, de donde –dice- se lleva grandes amigos.

“Fetichista” en lo que al cine respecta, asegura que le gusta filmar porque es una manera de despersonalizarse. “Se abstrae todo lo que está sucediendo en el entorno y sólo pasa a ser real y a tener fuerza física y concreta lo que estás mirando a través del visor”.

 

-Adlatina.com: ¿Cómo y por qué llegó a El Bagre Films?

-Fabricio Meriglio: Es curioso cómo llegué al Bagre Films. Rafa tenía un proyecto para Europa del Este en el que el guión hablaba de un juego de básquet en vía publica; él había visto el comercial que hice para Banco Provincia con [Emanuel] Ginobili. Esta gente le pedía un especialista en deportes y, si bien no se puede decir que yo sea un especialista en deportes, como Rafa había visto esa película le pareció interesante ofrecerme el proyecto o comentármelo; empezamos a conversar, me habló del interés de incorporarme a su productora y me sentí seducido tanto por la experiencia del bagre, como por el tamaño de la productora, las expectativas, la calidad y volumen de trabajo y las referencias que tengo de Rafael y la gente que trabaja con él.

Además, se trataba de un proyecto que era muy interesante, con gente de primera, y aunque finalmente siguió otro curso, la idea es quedarme dentro del staff del Bagre Films.

 

-La productora está incursionando mucho en los mercados de Europa del Este y justamente un proyecto de allí fue el que lo trajo, ¿le interesa particularmente ese mercado?

-F.M.: Eso fue también un factor interesante porque, no se porqué, desde hace un tiempo tengo como curiosidad por Europa del Este. Y me pareció una forma piola de acercarme.

 

-¿Nunca pensó en abrir su propia productora o es algo que no le interesa?

-F.M.: Siempre está rondando por mi cabeza. Pero conozco mis limitaciones y sé que la producción propiamente dicha, y sobre todo la producción ejecutiva, no es mi fuerte. Poco a poco voy conociendo no sólo las mías sino también las limitaciones del mercado y prefiero que el trabajo de producción y de penetración en el mercado lo haga quien mejor sepa hacerlo. Entonces, dejo eso en manos de otros y me dedico a filmar y a hacer lo que creo que hago mejor; y me parece que dirijo mejor de lo que produzco.

 

-Contaba que lo llamaron del Bagre porque buscaban un especialista en deportes, ¿en qué rótulo se ubicaría si tuviese que clasificar su trabajo?

-F.M.: Creo que los directores publicitarios no debemos especializarnos en un determinado tipo de publicidad. Hay una tendencia en la industria publicitaria de rotular a los directores según sean buenos filmando estética, historias, producto, etc. Me parece que cada guión, cada historia, necesita de un tratamiento particular. Porque cada uno tiene infinidad de películas posibles y parte de la habilidad del director y de su equipo es encontrar entre todas las alternativas aquella que sea la mejor para ese guión.

 

-¿Qué fue lo que le atrajo del cine al punto de dejar su carrera de creativo?

-F.M.: Es como el arte total. Es una actividad en la que confluyen casi todas las otras vertientes del arte que, de alguna forma mágica, se terminan aglutinando en la pieza cinematográfica y eso me parece maravilloso, como también la capacidad del cine de trasladarte a otra realidad. Si bien la publicidad tiene sus propios códigos, tiempos y normas, sigue siendo cine. No creo que haya ninguna otra expresión capaz de trasladarnos a otro mundo. La condición física en que uno ve cine, el hecho de que el lugar esté oscuro y en silencio, hace que uno pueda despersonalizarse y olvidarse de uno mismo para meterse dentro de una realidad, un contexto nuevo, al cual sería imposible llegar por medios propios. Eso me parece muy interesante del cine.

 

-¿Estuvo preparando un proyecto propio de largometraje?

-F.M.: Sí, estuve trabajando en un guión. Tenía algunas ideas y una o dos se convirtieron en guiones con varias versiones, pero los abandone hace dos o tres meses porque me peleé con él. Quiero tomar distancia un poco y volver a empezar en un tiempo.

 

-¿Le parece que para la mayoría de los directores de cine en sus distintas expresiones, el largometraje es como una cuenta pendiente?

-F.M.: Sí… Sí, me parece que de alguna forma todo aquel que filma publicidad abriga en el fondo de su corazón la idea, esperanza o anhelo de tener su propio largometraje. Es como la consolidación del camino. Algunos con más coraje y otros con más posibilidades, pero sí.

 

-¿Usted particularmente lo siente así?

-F.M.: Sí, siento que es como una cuenta pendiente. Lo había encarado bastante seriamente y, como creo que es algo delicado y muy difícil, me parece que hay que tomarlo con cuidado. Ya rodar un comercial no es soplar y hacer botella, mucho menos lo es un largo. Por lo menos, yo le tengo mucho respeto porque me doy cuenta de lo complejo que es y prefiero ir paso a paso. Quiero estar muy conforme, muy seguro de lo que vaya a hacer, más allá de cómo lo haga -el método, el rodaje-, quiero estar muy seguro del guión, de lo que quiero contar y lo que no. Por eso cuando sentí ciertas fallas preferí suspender la primera instancia y retomarlo en otro momento.

En Argentina, uno de los problemas es esa obsesión de los directores argentinos de filmar sus propios guiones. Creo que en otras industrias eso no ocurre. Uno encuentra un guión interesante, el productor busca un guionista, el guionista lo adapta y la productora busca la forma de llevarlo adelante. Me parece que no está muy desarrollada la profesión del guionista en Argentina.

 

-¿No hay un poco de egocentrismo también?

-F.M.: Sí, me parece que hay mucho de eso también. De megalomanía.

 

-¿Es un apasionado del cine?

-F.M.: Me gusta el cine como expresión. Disfruto del cine en general, nunca me fui de una sala, lo que no quiere decir que nunca haya visto una película mala, es más, creo que son más las malas que las buenas. Pero aunque esté mirando una porquería me doy cuenta del esfuerzo que hay atrás, de la cantidad de voluntades aglutinadas y de lo que cuesta llevar ese barco a buen puerto. Le tengo mucha paciencia a las películas. Las miro desde otro punto de vista y se hace más difícil la visión crítica de la obra, porque de alguna manera sentís lo que ese equipo estuvo padeciendo, entonces, tu visión es mas condescendiente. Eso cuando estás viendo una porquería. Cuando estás viendo una buena película es maravilloso.

 

-¿Cree que el haber sido creativo le ayuda en la relación que mantiene ahora con las agencias?

-F.M.: Me ayuda en el sentido de que me doy cuenta que muchas veces el guión que el creativo deposita en tus manos es como un hijo suyo, algo que él valora y que uno tiene que cuidar y manejar con mucho respeto. Me ayuda porque yo también escribí un guión y tuve que dárselo a alguien y pensé: “cuidado con lo que haces, lo escribí yo”. Si bien la obra de uno no es uno, hay parte del corazoncito de uno puesto ahí. Es lo mismo que nos pasa a los directores cuando vamos a presentar una película: nuestra obra no somos nosotros, pero lleva una parte nuestra involucrada, por eso uno esta más expectante acerca de la crítica.

 

-¿Qué otras cosas le gustan aparte del cine?

-F.M.: Tengo algunas aficiones extras que trato de mantener y explotar porque me ayudan en mi laburo. Me gusta la literatura y escribo, me gusta la música y estoy produciendo cosas, en ese sentido los medios electrónicos son una maravilla, te permiten producir música en el living de tu casa sin tener que coordinar con el baterista, el bajista, la sala de ensayo; y de alguna forma ha vuelto a acercarme la posibilidad de generar música, cosa que con el tiempo lo había ido dejando porque la vida te va alejando de ciertas cosas. También me gusta la fotografía y trato de no olvidarla y de estar con mi cámara encima todo el día y fotografiar las cosas que me parecen interesantes. Trato de explotar esas aficiones porque me causan mucho placer y le aportan mucho a mi trabajo; si el cine es como todas las artes aglutinadas, manejar o, al menos, flirtear con otras cosas te ayuda a la confección de una película o comercial.

 

-Recién decía que la nueva tecnología lo ayudó con la música, en cuanto al cine, ¿qué cree que le aportó o le sacó la tecnología?

-F.M.: Me parece que tener una posición demasiado estricta con respecto a los formatos es como una banalidad. Hace un tiempo tenía cierto resquemor pero, poco a poco, me fui dando cuenta que el formato no es tan importante, salvo que esté aportando algo al guión. Me parece que el formato no es más que una herramienta, es más fácil clavar un clavo con un martillo que con una pinza. Trato de tener una visión parecida con respecto a los formatos, de rodar en digital, en video, en 16 o en 35, según los requerimientos del proyecto.

Antes tenía una posición tomada al respecto, ahora ya no. Digamos que he madurado al respecto. De todas formas, espero que el film no desaparezca porque tiene una poesía particular. El laboratorio, los químicos y la película tienen un halo y una magia particular pero trato de no tener una posición demasiado estricta. Es relativo.

 

-¿Cómo se ve el mundo a través del visor?

-F.M.: Ah, como en el cine. Soy muy fetichista con el cine. Me gusta filmar. Mirar el mundo a través del visor me produce lo mismo que entrar en la sala de cine. Se abstrae todo lo que está sucediendo en el entorno y sólo pasa a ser real y a tener fuerza física y concreta lo que estás mirando a través del visor. Me gusta mucho filmar, me alucina ver el mundo a través del visor, es como despersonalizarse, olvidarse de uno mismo y del entorno.