Publicidad > Global | UN RECORRIDO DE SU PROCESO DE TRANSFORMACIÓN EN UNA SOFISTICADA MARCA PIONERA EN SOLUCIONES DE PLATAFORMAS
Redacción Adlatina |
Hacia 1968, pensar en todas las posibles utilidades de la tecnología requería tanta capacidad de inventiva como audacia. Nadie les dijo que era posible. Sin embargo, Bob Noyce y Gordon E. Moore deseaban dejar un importante legado que los trascendiera como mortales: “Mi misión en esta vida es hacer de este mundo un lugar mejor”, se le oía decir a Noyce. Los dos emprendedores abandonaron Fairchild Semiconductor y comenzaron su propio proyecto, bajo el nombre de NM Electronics.
Unos meses más adelante, compraron los derechos para usar el nombre de una compañía llamada Intelco. Un capitalista llamado Arthur Rock contribuyó con 10 mil dólares y logró recaudar otros 2,5 millones, vendiendo títulos convertibles.
Ya en 1969, el logo de la “e” caída comenzó a reconocerse mundialmente, al tiempo que Intel anunciaba su primer producto: la memoria bipolar de acceso aleatorio “3101 Schottky”.
Más adelante, apenas comenzando la década de los ‘70, Intel lanzó el DRAM 1103 –memoria de silicona-, convirtiéndose inmediatamente en la nueva tecnología estándar para las memorias de computadora, desplazando de ese sitio a la memoria central.
Para adaptarse al rápido crecimiento que experimentó tras esta reveladora innovación, Intel adquirió su primera propiedad: una huerta de peras de 26 acres en la esquina de Coffin Road y Central Expressway, en Santa Clara.
En 1971, la compañía anunciaba en la 15ª edición del Electronic News el lanzamiento de su primer microprocesador: el 4004. Luego del lanzamiento, las acciones de Intel se cotizaron a 23,50 dólares cada una, subiendo el valor de la compañía a 6,8 millones. Para entonces, por problemas de espacio, los empleados debieron trasladarse a una nueva propiedad en la esquina de Bowers Avenue y la Central Expressway, en la misma ciudad.
Pero fue recién en 1972 cuando Intel inauguró su primera planta internacional, situada en Penang, Malasia -país que actualmente alberga múltiples operaciones de Intel- y, durante el mismo año, la compañía anunció el lanzamiento de otro microprocesador: esta vez, de 8 bits. En ese entonces, apostando a abarcar la mayor cantidad posible de avances en tecnología, Intel ingresó en el flamante mercado de los relojes digitales adquiriendo Microma, una pequeña firma de relojes prototipo con visores de cuarzo liquido.
Apenas un año después, la compañía sorprendió al mercado con otra sorpresa: el microprocesador 8080, considerado por muchos el primer microprocesador real para uso múltiple. El rendimiento de este novedoso aparato equivalía al de 10 de sus antecesores y, rápidamente, fue diseñado para adaptarlo a productos diversos, como semáforos y cajas registradoras. En 1975 fue la primera vez que el 8080 se usó en una de las primeras computadoras personales: Altair 8800. El lanzamiento fue anunciado en el Popular Electronics y logró atraer a cientos de usuarios. Su precio rondaba los 439 dólares. Un año más tarde, sin darse tregua para un descanso, Intel introdujo los primeros microcontroladores del mundo: el 8748 y el 8048, que combinaban un procesador central con memoria, periféricos y funciones de entrada y salida en una sola pieza de silicona.
Por la misma época, la compañía introdujo el primer chip codec -codificador y decodificador-, el 2910, convirtiéndolo en un estándar en la industria de las telecomunicaciones y, en un emprendimiento conjunto con Digital Equipment Corporation y Xerox, Intel anunció el innovador proyecto “Ethernet”, que permitía la comunicación entre varias computadoras mediante una red de área local –LAN-.
El legado de un grande a sus 10 mil empleados
En 1978, Intel ya contaba con 10 mil empleados y lanzó el “125 solution program”: un programa a través del cual los empleados asalariados trabajaban voluntariamente 25 por ciento extra cada semana para acelerar los nuevos productos del mercado. En 1983, Bob Noyce fue incluido a la lista de inventores de la hall of fame –el muro de la fama-. Entretanto, para beneficio de la compañía, se firmaba el Japan Semiconductor Trade Agreement, abriendo los mercados japoneses a los fabricantes de
semiconductores americanos. En 1988 se estableció la Fundación Intel y, un año más tarde, la Academia Nacional de Ingeniería premió al microprocesador Intel como uno de los diez logros de ingeniería más sobresalientes, tendientes a promover el bienestar de la humanidad. Lejos de dormirse en los laureles, ese mismo año Intel lanzó al mercado un microprocesador comercial que albergaba mas de un millón de transistores para aplicaciones científicas e informáticas.
La noticia de la muerte de Noyce paralizó momentáneamente la compañía. Sin embargo, antes de que terminara ese mismo año, Intel sorprendió una vez más con la introducción del primer puerto de impresión NetPort, que permitió que las impresoras se conectaran fácilmente a LANs y fueran compartidas por usuarios de PC.
Los logos de Intel Inside empezaron a aparecer mundialmente en comerciales y en computadores personales en todo el mundo, tras que la compañía lanzara una campaña de marketing para ayudar a los usuarios a identificar los microprocesadores que contenían las computadoras Intel. En 1993, la llegada del procesador Pentium revolucionó nuevamente el mundo de las computadoras. Se trataba de una tecnología cinco veces más poderosa que la del procesador original i486 y 300 veces más rápida que el 8088. Inmediatamente, el ranking de la Financial World posiciona a Intel como la tercera compañía más valiosa en el mundo.
En 1994, Intel incursionó en el mercado del software con un nuevo programa que permitía la distribución del mismo, protección antivirus y otras funciones en
redes de computadora. Al mismo tiempo, los astronautas del Space Shuttle Endeavor empezaron a comunicarse en tiempo real usando tecnología de videoconferencia diseñada por Intel.
Durante la edición del Superbowl del mismo año, los personajes “conejo” de Intel –en esto consistían los uniformes que usaban los empleados de la compañía: trajes que garantizaban higiene en los laboratorios- hicieron su debut televisivo en
un comercial, cantando y bailando. Los avisos anunciaban el arribo de un nuevo procesador de Intel: Pentium 2. Ya en 1999, tras la llegada del Pentium 3 y el Pentium 3 Xeon, Intel ingresó a los índices del Dow Jones. En 2000, la compañía introdujo el Pentium 4. Esta vez, contenía nada más que 42 millones de transistores.
A principios del siglo XXI, Intel implementó la nueva tecnología de internet inalámbrico, mediante el lanzamiento de tarjetas de PC diseñadas para ese tipo de conexión. El nivel máximo de perfeccionamiento, sin embargo, sigue siendo infinito. En 2003 la novedad de Intel fue la tecnología cetrino, que ofrece alto rendimiento, prolongando la duración de las baterías. También desarrolla un procesador celular; un microchip que combina componentes claves de telefonía celular y computadoras en una sola pieza de silicona.
Para los legos, estas nuevas invenciones consisten en un conjunto de nombres y conceptos que no tienen cabida en su capacidad de comprensión, o siquiera de escucha. Pero lo cierto es que nadie puede evitar que este tipo de tecnología le concierna. Avanzan a una velocidad abismal, haciendo que las computadoras que descubrieron los de una generación, ya se conviertan en una gracia para sus hermanos menores. Ni que hablar las de sus padres. Lo moderno, en esta materia, caduca permanentemente. “Así como la economía emergente en el siglo XXI no sería posible sin la tecnología digital, la globalización del siglo XXI no sería posible sin los medios: éstos son los canales principales de las mentalidades globalizadas”, afirmaba entre sus conclusiones una investigación llevada a cabo por JWT acerca de la globalización, el mes pasado. La globalización del siglo XXI reconoce como protagonista principal, sin dudas, a las avanzadas tecnologías que permiten tener el universo al alcance de un doble click. Se trata de redes de datos cibernéticas que permiten que un chiste o un virus de computadora se expanda a antípodas del mundo en cuestión de pocas horas. El principal poder de los medios digitales radica, entonces, en la posibilidad de suprimir las barreras del espacio.
A principios de este año, Intel dio a conocer una nueva identidad de marca, que representó un hito significativo en la historia de la compañía y se traduce, además, en la evolución hacia una empresa de soluciones de plataformas.
Con el próximo lanzamiento de nuevas marcas como la tecnología Intel Viiv, el nuevo sistema de marcas apuesta a simplificar y unificar el aspecto global de productos y plataformas de Intel, en un esfuerzo por comunicar de una mejor manera las características a los consumidores. El sistema incluye nuevos logotipos para la tecnología Intel Viiv y para la tecnología móvil Intel Centrino, además de logotipos rediseñados para procesadores, chipsets, motherboards y otras tecnologías. Cada logotipo de producto incorporará también el nuevo logotipo de Intel.
“Intel tiene una de las marcas más valiosas del mundo y pretendemos hacer crecer el valor de nuestra marca en la evolución de la compañía”, señaló Eric Kim, vicepresidente senior y gerente general del grupo de ventas y mercadotecnia de Intel. “Esta evolución permitirá a Intel ser mejor reconocido por nuestras contribuciones, establecer un lazo emocional más sólido con nuestros usuarios y reforzar nuestra posición global en el mercado”.
La nueva identidad de marca implica cambios al logotipo Intel Incide creado en 1991 y al logotipo original de Intel con la “e” caída, más antiguo todavía. El nuevo logotipo de Intel combina la esencia de estos dos símbolos poderosos, sustentándose en el legado de Intel, y también apuntando a señalar la nueva dirección que sigue hoy la compañía. Incluye también un nuevo lema: “Intel. Leap ahead”. Este lema es una promesa de marca Intel y está diseñado para comunicar lo que la impulsa como compañía.
“‘Intel. Leap ahead.’ es una expresión simple que declara quiénes somos y qué hacemos”, afirmó Kim. “Esto es parte de nuestra herencia. Nuestra misión en Intel ha sido siempre detectar e impulsar el próximo salto hacia el futuro -en tecnología, educación, responsabilidad social, manufactura y más- para desafiar continuamente el status quo. Se trata de utilizar la tecnología Intel para hacer la vida mejor, más enriquecedora y más cómoda para todos”, añadió.