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Redacción Adlatina |
Saudades
Extraño los programas domingueros de las ocho de la noche que nos pegaban a las pantallas de la televisión con noticias, reportajes y entrevistas que enriquecían nuestra opinión y nuestro fin de semana.
Hoy en el Perú, estos programas compiten para ver quién gana lanzando al aire el mayor escándalo político, el reportaje más vergonzoso o la nota más pintoresca en donde generalmente la pantalla chica se asemeja a la más connotada prensa chicha que se preocupa por contarnos los detalles de la mejor coima política, los nuevos implantes de la vedette que nos quita el sueño o las frustraciones del equipo fútbol que nos apasiona.
Blanco is beautiful
La última nota que para América Televisión vende y captura la atención de su audiencia salió al aire el domingo pasado y se llama racismo.
Y somos nosotros, los publicistas y los anunciantes, los que hacemos la noticia.
De acuerdo a la nota que ocupó largos minutos de un horario estelar dominguero, somos nosotros los que decidimos, como en los mejores tiempos de Poncio Pilato, quién vive o muere en los comerciales de la televisión peruana.
De esta manera, nos hemos convertido en adictos a los blanquitos, rubilindas o chicos regordetes (nada desnutridos) de hermosos ojos azules al más puro estilo gringo.
La nota sostiene que quien ve dichos comerciales está convencido de que se encuentra en Suecia, Finlandia o en cualquier país de la comunidad sajona. Los cholos, chinos, zambos, negros o sacalaguas de nuestra variopinta sociedad peruana tienen poca o ninguna oportunidad de lucir sus desdentada boca, pelo trinchudo y tez mestiza en los comerciales.
El cholicidio
La publicidad, los publicistas y los anunciantes, lejos de ser los conspiradores y culpables de este enorme cholicidio, entienden y están convencidos desde hace mucho de la enorme importancia de su rol. La publicidad fue creada para vender, informar y para motivar la preferencia de la gente hacia un producto o servicio.
Los productos o servicios elitistas siempre se identificarán con su clientela, ya sea esta blanca, mestiza, asiática o negra. Y aquellos que son populares buscarán identificarse igualmente con su clientela.
Siempre existirán anunciadores y publicistas que prefieran modelos con características raciales específicas. Pero, responsabilizar a la publicidad por el racismo existente es un exceso, que sin lugar a dudas no encontrará el eco deseado por los productores de la noticia.
Todas las sangres, todas las razas
Cuando el café peruano Cafetal mostraba en sus spots lo más puro de nuestra raza negra nadie lo acusaba de racismo por no mostrar blancos, japoneses o mestizos tomando café. Cuando años más tarde el café Altomayo muestra peruanos de nuestra ceja de montaña cultivando y preparando café, ningún citadino de otro color se indigna por eso.
A pesar que nadie me lo ha conferido asumo la defensa cerrada de muchos comerciales de detergentes, desodorantes, champús, cervezas, gaseosas, bancos y tantas otras categorías en donde cholos puros ponen lo mejor de sí para crear la imagen para cada uno de estos productos.
El aval
Luchín Cárdenas y Gustavo Rodríguez, aparecieron en dicho reportaje y pesar de sus comentarios, son demasiado inteligentes y publicistas por añadidura para solidarizarse con un contenido tan ligero y excesivo. Ellos mejor que nadie sabrán desligarse de un reportaje que poco o nada favor les hace y seguramente buscarán la oportunidad para ser citados dentro un contexto más amplio.
Escribo estas líneas, días después de haber hablado con Daniel Robles, mi amigo de toda la vida y Presidente de la APAP, convencido que también la actual Directiva de mi Asociación se pronunciará al respecto.
No quiero dejar hacer, dejar pasar… una nota aparecida en un medio masivo para que muchos puedan creer que es verdad todo lo que la caja boba dice.