Publicidad > Estados Unidos | UNA CAMPAÑA ATACA A HOWARD DEAN COMO SI FUERAN LOS PROPIOS REPUBLICANOS; EN LA NOTA, EL LINK PARA VER UNA PIEZA
Redacción Adlatina |

Duros spots de TV revelan una cruel guerra interna dentro del Partido Demócrata

No hay peor astilla que la del mismo palo, dice el refrán. El que debe estar pensando en eso es Howard Dean, el precandidato Demócrata que hasta ahora tiene más chance de alzarse con las primarias de su partido, porque ha aparecido un comercial televisivo que utiliza la figura de bin Laden y trata a Dean con inusual dureza.

Duros spots de TV revelan una cruel guerra interna dentro del Partido Demócrata
Un fotograma del comercial que hoy presenta adlatina.com: el rostro de Bin Laden no deja de verse en ningún momento.
Howard Dean es seguramente el candidato Demócrata más “liberal” de Estados Unidos.  Vale decir, el más ideológico, el más lejano –tal vez- a la personalidad y posicionamiento político de George W. Bush.
En los últimos días, los votantes de Iowa y New Hampshire –los dos estados donde arrancarán las internas norteamericanas para elegir candidatos a presidente- han visto y escuchado por TV un mensaje provocativo: No confíen sus vidas a las manos de Howard Dean.
El aviso, repetidamente emitido en esos estados cruciales, no fue nada sutil. Mientras la cara de Osama bin Laden cubría literalmente la pantalla, un locutor en off decía que: “Los americanos queremos un presidente que pueda enfrentar los peligros que están por venir... Pero Howard Dean no tiene experiencia militar ni diplomática para ello. Y Howard Dean no puede competir con George Bush en política exterior”.
Pero no vaya el lector a pensar que este comercial proviene de las filas de Bush. En realidad, fue firmado y financiado por Demócratas.
Y el hecho sirve para demostrar cuán profundamente está dividido el partido opositor norteamericano. En este momento crece una inquietud, exacerbada aun más por la captura de Saddam Hussein: ese candidato anti bélico que tienen los Demócratas, opuesto frontalmente a la beligerancia de Bush, podría llevar al partido a un desastre en noviembre del 2004. Los críticos de Dean temen que su figura siga alimentando la siempre presente percepción -entre el electorado independiente- de que no es posible confiarle a ese partido la seguridad del país.

Una larga historia
El comentarista político Jules Witcover, que  ha escrito un libro con la “nueva historia” del Partido Demócrata, vincula la actual fisura con las tensiones que brotaron entre 1967 y 1972, cuando los liberales y los moderados lucharon entre sí para determinar si era necesaria una posición más blanda en Vietnam o si había que aferrarse a la dureza de la Guerra Fría, y cuál de las dos posiciones podía ser más útil a los intereses partidarios.
La semana pasada, Dean se refirió despectivamente a sus críticos internos al llamarlos “el club de Washington”, que, agregó, “sustenta la idea de que la política debe ser como siempre ha sido”.
Sus partidarios dicen que la retórica invariablemente antibélica de Dean representa la decisión de detener a Bush, y que Dean es el único candidato capaz de obtener energía de las raíces mismas de los Demócratas y motivar a los votantes a concurrir a los comicios y elegir a los candidatos del partido.
Pero Will Marshall, un importante Demócrata de Washington, que hasta hace poco había asesorado informalmente al precandidato presidencial John Kerry, acaba de afirmar: “No es nada alentador que en el partido haya una división tan profunda en torno a los temas de seguridad nacional, porque justamente la seguridad nacional es el asunto que va a estar en el frente y en el centro de todo en las próximas elecciones, por primera vez desde que concluyó la Guerra Fría”.
Según Marshall, “Dean no está bien posicionado para eso, porque, dentro del partido, él se ha convertido en una tribuna del fundamentalismo liberal y vengativo”.

Un claro favorito
Los críticos de Dean reconocen ahora que es el claro favorito para la nominación, que ha capturado a los activistas liberales que tienen gran peso electoral en las primarias, y que el calendario de estas primarias es tan comprimido que las fuerzas anti Dean no tiene demasiado tiempo para frenar la velocidad del candidato, y hasta para intuir cuál de los otros candidatos puede constituirse en la mejor alternativa.
Un analista no partidario, Stuart Rothenberg, acaba de afirmar que “la simple idea de que los Demócratas vayan a nominar a alguien que apoye la guerra de Bush es una mera fantasía de un lunático”.
Pero, por cierto, los críticos de Dean parecen tener razón cuando se preguntan si la gente va a elegir a alguien sin experiencia en política exterior que se oponga a la guerra. Especialmente ahora, si la captura de Hussein comienza a facilitar un poco las cosas para los soldados destacados en Irak
El problema principal que afronta Dean es claro: qué actitud adoptarán los Demócratas más reaccionarios frente a un hombre que es bastante más liberal que el promedio de los adherentes al partido.
Dean ha atacado la doctrina de los “ataques preventivos” de Bush, que dispone que Estados Unidos se reserva el derecho a atacar naciones que los propios americanos creen que van a constituir una futura amenaza para el país. El lunes pasado, Dean declaró que sólo hubiera apoyado el ataque de su país a Saddam “si las Naciones Unidas hubiesen otorgado un permiso para hacerlo”.
Pero las últimas encuestas le son desfavorables: un 63 por ciento de los norteamericanos apoya la doctrina de “ataques preventivos” de presidente Bush.

Los financistas del aviso
El aviso con el rostro de bin Laden apareció antes de la detención de Hussein. Financiado en parte por sindicatos que apoyan al candidato Dick Gephardt, de Missouri (que votó a favor de la guerra, pero negó lazos con el gobierno republicano), el spot desató la furia de los autollamados “deníacos”. Uno de ellos llegó a decir: “No traten de manchar a nuestro candidato o sus seguidores con un pincel empapado del mal oliente alquitrán del miedo”.
El grupo que financió el aviso se denomina “American for Jobs, Health Care and Progressive Values” (Americanos por el trabajo, el cuidado de la salud y los valores progresistas), y su vocero es Robert Gibbs, un ex asesor de Kerry . Días atrás, cuando se le preguntó por el comercial de bin Laden, Gibbs dijo: “La discusión sobre la experiencia en el manejo de la política exterior es necesaria ahora, antes de que entremos de lleno en la campaña. Eso es lo que ha buscado despertar el aviso, y lo ha conseguido”.
Pero Heather Hurlburt, un ex redactor de discursos de Madeleine Albright –que fuera secretaria de Estado en la era Clinton- se manifestó preocupado porque las fuerzas que intentan detener a Dean “están, en todo caso, ayudando mucho al enemigo político, y le están dando al staff de la campaña de Bush toda clase de municiones para utilizar más tarde contra Dean cuando sea candidato”.
“En los Demócratas hay algo de autodestrucción, algo que están en nuestra hechura psicológica –se explayó Hurlburt-. Se va al ataque contra uno de nuestros candidatos, y se lo hace con el tipo de ataque que le harían los propios Republicanos”.
Los partidarios de Dean no dejan de mostrar la última encuesta de Pennsylvania, realizada en la víspera de la captura de Saddam: enfrentados contra Bush, el candidato más cercano al actual presidente es Dean, que sólo tiene seis puntos menos que aquél. Los otros precandidatos Demócratas aparecen mucho más lejos.