Publicidad > España | LA AUTORA DEL FLAMANTE LIBRO “¡MÍRAME, TONTO!” GENERA POLÉMICA EN TODOS LOS MEDIOS RELACIONADOS CON LA TELEVISIÓN
Redacción Adlatina |

Mariola Cubells: confesiones sobre las mentiras impunes de la telebasura

Una periodista televisiva que trabajó durante muchos años en programas estilo talk shows acaba de publicar en España un libro que agotó los 3.000 ejemplares de su primera edición, generó inmediata repercusión y enorme polémica en los medios relacionados a la TV y amenaza con convertirse en el gran suceso editorial del invierno español. Publicada por Ediciones Robinbook, la obra aparece en momentos

Mariola Cubells: confesiones sobre las mentiras impunes de la telebasura
“Tergiversamos y editamos informaciones para que resulten más acorde a nuestros fines, porque eso es lo que nos han pedido nuestros jefes”, escribe Cubells en su libro. “En un informativo o en un programa estéril”, remata.
"Mentimos. A usted, que nos ve desde casa. Y a usted, que viene a la tele a contarnos sus cuitas". Con este párrafo, así de breve y de contundente, da comienzo la periodista Mariola Cubells a su libro "¡Mírame, tonto!", que en su primera edición española ya agotó los tres mil ejemplares con que se lanzó.
Cubells trabajaba de presentadora televisiva en programas tipo talk shows hasta que, según cuenta ella misma, el 17 de enero de 1997 "vio la luz". Fue durante el programa del catalán canal 9 titulado "Parle vosté, calle vosté" en el que trabajaba todos los días cuando el horror y el sentimiento de culpa que experimentó la hicieron decidir a cambiar rotundamente su modo de ganarse la vida. Ese día, el programa había sido bautizado "¿Las mujeres no llegan a más porque no pueden?". Un invitado que ella misma había conseguido, y al que ella le había indicado que fuera muy agresivo, dijo al aire: "Las mujeres no tienen alma ni derecho al orgasmo, como esas tres de la mesa, y las feministas se arrastran por el mundo". Cubells reaccionó con horror con ganas de estrangular al joven, pero rumbo al luego "frustrado asesinato" se topó con el director encantado de la vida, calculando las enormes ganancias que le reportarían los puntos extras de rating que el programa recibiría por esa frase. Cuando Cubells finalmente pudo enfrentarse al invitado tirabombas, el muchacho la miró con cara de inocencia y le preguntó: "¿No me habías pedido que metiera caña y bronca? Pensaba que eso era lo que querías?". Mariola Cubells concluye en el libro: "Tenía razón. Era eso lo que quería. Era eso lo que queríamos todos".

Sólo quiero analfabetos
En otro pasaje del libro, Cubells cita textualmente las palabras del director de un programa de televisión que, a juicio de la autora, alcanza y sobran para describir la absoluta falta de pruritos con que estos personajes usan y abusan de la inocencia de los televidentes: "Sólo me interesan los analfabetos y las marujas. Cualquier persona que haya leído un libro en los últimos cinco años no me sirve como espectador ni, por descontado, como testimonio".
El libro de Cubells, que está escrito con el formato de un guión televisivo, incluye una multitud de anécdotas de ese mundillo tan especial, algunas incluso con nombre y apellido de sus protagonistas.
A continuación, la mencionada "confesión" inicial, con la que la autora atrapa desde la primera página:
"Mentimos. A usted, que nos ve desde casa. Y a usted, que viene a la tele a contarnos sus cuitas".
"Engañamos. A cientos de personas para conseguir que vengan al programa. O para sacarles una declaración. Los confundimos diciéndoles mentiras redondas y los traicionamos abusando de su confianza".
"Ganamos dinero. Unos más que otros. Todo vale para conseguirlo. Aceptamos lo que nunca pensamos que aceptaríamos. Por dinero, sí. ¿Usted no?".
"Sobornamos. Pagamos a los parias de la tierra si es preciso".
"Prometemos. Cosas que no vamos a poder cumplir. A ustedes, a los que van a la tele a contar y a los que nos escuchan desde el sofá de casa".
"Despreciamos. No nos importa que usted crea o no lo que está viendo. Lo único que queremos es que lo vea. Y que se calle. Y que nos vuelva a ver mañana".
"Manipulamos concursos, si hace falta, para que ganen los guapos. O para mantener el ritmo. O para que no se aburran; sobre todo, no se aburran, por favor".
"Tergiversamos y editamos informaciones para que resulten más acorde a nuestros fines, porque eso es lo que nos han pedido nuestros jefes. En un informativo o en un programa estéril".
"Incitamos a nuestros subordinados a que hagan lo mismo. Y si se niegan, los despedimos, o en su defecto los ninguneamos. ¿Qué pasa?".
"Trasegamos con los famosos pagando, como saben, cantidades desorbitadas. Y a los neofamosos podemos convertirlos. Faltaría más".
"Llevamos a individuos a la televisión sabiendo que su aparición en pantalla puede destrozarles la vida; nos reímos de su simpleza y la festejamos con el resto de compañeros. Con solidaridad y buen humor".
"Ponemos la lupa en sus miserias y utilizamos nuestro poder de persuasión, nuestra capacidad para cambiar de registros y nuestro bagaje, a fin de convencerlos de que lo mejor para ellos es que hagan y digan lo que nosotros queremos...".
"Diseñamos programas zafios sabiendo que lo son, porque consideramos que muchos de ustedes son, simplemente, espectadores analfabetos".
"Somos a menudo racistas, clasistas, despóticos, elitistas y crueles. Sin contemplaciones y sin arrepentimientos"."Obedecemos órdenes intolerables".
"Provocamos el llanto a veces; inducimos a develar secretos, otras".
"Decimos que sí cuando debemos decir que no".
"Rastreamos lo cutre en los peores lugares para trasladarlo al lugar en que trabajamos. Vamos a clubes de putas, a casas de la caridad, a discotecas de abuelos, a las esquinas de las calles, a buscar a gente desesperada, y luego utilizamos esa desesperación, que es real, para nuestros fines".
"Conseguimos que los más débiles, los menos privilegiados intelectual, culturalmente, nos llenen horas de emisión"."Estafamos a directivos de televisión (que saben que están siendo estafados) inflando presupuestos de programas que producimos para ganar mucho dinero".
"Nosotros, ciudadanos de primera, adscritos a plataformas de pago, hacemos una televisión menor, por debajo de nosotros mismos, y que no vemos, desde luego, para que ustedes, ciudadanos de segunda, que no ven otra cosa, pobres, que la televisión generalista, disfruten".
"Lo hacemos conscientemente, en pleno uso de nuestras facultades mentales y en el ejercicio de nuestra profesión de periodistas".