Publicidad > Alemania
Redacción Adlatina |

Un mundo desbocado

Un mundo desbocado
Anthony Giddens, el director de la London School of Economy, escribió y editó más de 30 libros que se tradujeron a otros tantos idiomas. Entre los más difundidos están “Sociología”, “Más allá de la izquierda y la derecha” y, sobre todo, “La tercera vía”. Este nuevo texto, aquí recomendado, nació como subproducto de las Conferencia Reith que el autor preparó para la BBC, en 1999. “Denominé las conferencias y el libro, Un Mundo Desbocado - dice el autor en el prefacio - porque la frase encierra sentimientos que muchos tenemos al vivir en un tiempo de cambios rápidos”. La mayor parte de los riesgos e incertidumbres que generan esos cambios afectan a todos, independientemente de donde se viva o de la condición de privilegiados o marginados. Por supuesto, que muchos de estos riesgos llegan con las innovaciones que motoriza una economía crecientemente globalizada. QUE TRAE LA GLOBALIZACION Como suele suceder en estos casos, la globalización tiene promotores y detractores. En este sentido, se repite la paradójica ecuación que Umberto Eco bautizó como apocalípticos e integrados. Al respecto, Giddens no se cansa de señalar que la globalización no es solamente un fenómeno económico. “La globalización es política, tecnológica y cultural, además de económica”. Y que ha recibido un deliberado y enorme apoyo de los sistemas de comunicación, a partir de fines de los años ‘60. Los medios jugaron un papel protagónico en los cambios políticos operados, al concluir los ‘80, en Europa del Este y en Rusia. Nelson Mandela es, asimismo, otro producto de las nuevas tecnologías mediáticas que crecen a ritmo exponencial en todo el mundo. A la radio le costó cuarenta años conseguir una audiencia de 50 millones, en los Estados Unidos; las computadoras personales lograron la misma cantidad de usuarios en solo 15 años y a internet le tomó solamente 5 años. A medida que todos estos cambios se imponen, se va gestando una realidad inédita, la sociedad cosmopolita, con estilos de vida peculiares, no importa donde uno viva o se encuentre. Para Giddens, este orden mundial no se decide colectivamente sino que emerge de manera anárquica, casual, estimulado por una variedad de influencias LOS RIESGOS QUE IMPLICA Las culturas tradicionales no tienen el concepto de riesgo porque todo, en ellas, resulta previsible; el riesgo implica peligros en relación con posibilidades futuras. “La idea de riesgo supone una sociedad que desea romper con su pasado” y este es, precisamente, el carácter esencial de la civilización industrial moderna. En este sentido, el riesgo es positivo puesto que está implícito en la dinámica movilizadora de una sociedad volcada al cambio, que acepta el riesgo como una fuente de la energía que es capaz de crear riqueza. En suma, el riesgo llega con la predisposición al cambio y la apuesta por un futuro promisorio. Para el autor, de todos los cambios que están aconteciendo, en todo el mundo, ninguno es tan importante como los que se dan en la vida privada. “Hay en marcha una revolución mundial sobre cómo nos concebimos a nosotros mismos y cómo formamos lazos y relaciones con los demás”. Es una revolución que avanza desigualmente en diferentes regiones y culturas, y con muchas resistencias. Pero hay muy pocos lugares en el mundo donde no haya un debate intenso sobre la igualdad de los sexos, la regulación de la sexualidad y el futuro de la familia. Y como no se avizora (por ahora), cuales serán sus ventajas y desventajas es que se tiene esa sensación de vivir en un mundo desbocado. En este sentido, aunque “nunca seremos capaces de ser los amos de nuestra historia, podemos y debemos encontrar maneras de controlar las riendas de nuestro mundo desbocado”. Esta visión es, justamente, la que vale recomendar y promover. Puesto que busca ser objetiva y sagaz, considerando los peligros como riesgos, y los riesgos como una moneda de dos caras. Y aún más, el hecho de analizar la globalización como un fenómeno que va más allá de la economía y de las empresas, para proyectarla hacia la política, las comunicaciones, los medios, la cultura, la familia, y la vida de todos los días y de todas las personas. Un buen adlátere de este libro de Giddens es el Martín Redrado: “Cómo sobrevivir a la globalización”.