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Redacción Adlatina |

La economía naranja: mapa de un concepto útil y una realidad que entusiasma

Hace algunos años surgió este concepto, que se propone dar cuenta del impacto económico de la cultura y la creatividad. Este artículo brinda algunas definiciones y cifras para empezar a entender su magnitud, tanto a nivel latinoamericano como global.

La economía naranja: mapa de un concepto útil y una realidad que entusiasma
Un detalle de la tapa del libro editado por el BID, en el que se define el concepto.

Industrias culturales. Industrias creativas. Industrias protegidas por el derecho de autor. Industrias del ocio, del entretenimiento, de contenidos: la proliferación interminable de conceptos para pensar diferentes aspectos de la relación entre el arte, la cultura y la economía llevó a Felipe Buitrago Restrepo e Iván Duque Márquez, del BID, a idear, en el año 2013, el concepto de economía naranja. Brevemente, Buitrago Restrepo la ha definido como “el conjunto de actividades que, de manera encadenada, permiten que las ideas se transformen en bienes y servicios culturales, cuyo valor está determinado por su contenido de propiedad intelectual más que por su valor de uso”.

El concepto de economía naranja integra los tres puntos que todos los conceptos mencionados al principio tienen en común: en todas estas actividades, la creatividad, las artes y la cultura son la materia prima; todas se relacionan con los derechos de propiedad intelectual (en particular con los derechos de autor); y, finalmente, todas cumplen una función directa en una cadena de valor creativa: artistas y creativos individuales, emprendedores, colectivos artísticos, empresas, crean las ideas nuevas que posibilitan nuevos negocios.


En contexto

Algunas cifras pueden ayudar a dar una idea de la importancia de esta economía. Hace una década representaba el 6,1% de la economía global; asumiendo como estable esa proporción, puede decirse que para 2011 rindió 4,3 billones (millones de millones) de dólares: más del doble que los gastos militares del mundo. Entre 2002 y 2011, las exportaciones de bienes y servicios creativos experimentaron un crecimiento del 134%. Esta economía sufrió mucho menos que otros sectores los efectos de la crisis mundial de 2008: sus ventas se contrajeron apenas un 12% en 2009, mientras que en el mismo año, las ventas de petróleo de los países miembros de la OPEP cayeron un 40%. En América Latina y el Caribe, la economía naranja sería comparable a la economía del Perú, con US$175.000 millones, además de constituir una fuerza laboral de más de diez millones de empleos.

Algunos ejemplos más concretos del impacto de esta economía en la región lo dan las cifras que el Observatorio de Industrias Creativas de Buenos Aires recopiló para reflejar el tamaño de esa economía. En el año 2011, se estima que uno de cada diez empleos en la ciudad de Buenos Aires dependió de las industrias de la economía naranja, generando nueve de cada cien pesos de los ingresos de la economía de la capital de Argentina. Según la misma institución, en los siguientes tres años el aporte de puestos de trabajos de las industrias creativas a la economía de esa ciudad se mantuvo estable, generando en 2014 un total de más de ciento cuarenta mil puestos de trabajo. El sector audiovisual y el de servicios informáticos fueron los que más crecieron, mostrando la relación existente entre la expansión de la tecnología y la economía naranja.

En Brasil, se estima que el carnaval de Río atrajo más de 850.000 visitantes en 2012, quienes

contribuyeron a la economía del estado de Río de Janeiro con 628 millones de dólares

en consumo. Según datos de la agencia EFE, al año siguiente, el carnaval se expandió en casi un 6%. Para 2014, se esperaba que sólo las actividades más relacionadas con el carnaval (inversiones de las escolas do samba y eventos paralelos) generasen 200 millones de dólares. Pero no sólo eventos tan conocidos y tradicionales generan ingresos importantes. El Festival Iberoamericano de Teatro de Bogotá, que se lleva a cabo desde 1988, atrajo casi cuatro millones de personas en 2010. En el último libro oficial de este evento, el alcalde de Bogotá señala que, por cada peso invertido, el festival genera más de cuatro pesos. Los ingresos que produce este festival no provienen sólo del turismo que estimula: la boletería es la fuente de la mitad del dinero que el festival genera, según señala Jaime Ruiz, académico de la Universidad de los Andes. Colombia fue pionero en generar políticas públicas para incentivar a este sector. Hoy posee la Cuenta Satélite de Cultura (ente dedicado a recopilar información sobre la magnitud económica de las actividades culturales) más antigua de la región.


Latam a la vanguardia

Hay varios aspectos que posicionan bien a Latinoamérica frente a esta economía. El primero es la inmensa riqueza de su herencia cultural o, en términos económico-sociales, su patrimonio cultural inmaterial: las tradiciones, rituales, lenguajes y prácticas sociales. Por otra parte, la naranja es uno de los sectores de la economía que más se ha beneficiado por el desarrollo de las TICs (Tecnologías de la Información y la Comunicación). En ese sentido, da una idea de la potencialidad de su expansión el hecho de que en 2013 las estadísticas indicaban que los latinoamericanos pasan 26 horas en línea por mes. De ese tiempo, diez horas son invertidas en redes sociales (y el 94% de ese tiempo, en Facebook). Estas cifras superan en un 66% la media mundial. Además, de los más de cien millones de jóvenes que viven en Latinomérica y el Caribe, casi diez millones de ellos pueden considerarse creadores potenciales. Estos jóvenes son nativos digitales, por lo que están en mejores condiciones para imaginar formas innovadoras de crear bienes y servicios a partir de nuevos modos de relacionar las TICs con el patrimonio cultural.

Con todo lo dicho, es difícil poner en duda que la economía naranja es una importantísima fuente de ingresos y de desarrollo en todo el mundo, pero muy especialmente para América Latina.

El libro de Buitrago Restrepo e Iván Duque Márquez sobre la Economía Naranja -en el que se basa la mayor parte de este artículo- puede leerse y descargarse de manera gratuita en  https://publications.iadb.org/bitstream/handle/11319/3659/La%20economia%20naranja%3a%20Una%20oportunidad%20infinita.pdf?sequence=4