Cine Publicitario > Argentina | DIÁLOGO CON EL DIRECTOR DE CASTA DIVA
Redacción Adlatina |

Luciano Ruiz: “Disfruto trabajar con equipos con voluntad y mucha ambición, con los que me puedo retroalimentar”

El director de Casta Diva hace un repaso de su carrera: sus años como actor y cómo cada aprendizaje lo fue preparando para su presente.

Luciano Ruiz: “Disfruto trabajar con equipos con voluntad y mucha ambición, con los que me puedo retroalimentar”
“Me considero un director entusiasta y comprometido”, confiesa Ruiz.

—¿Cómo fueron sus inicios como director? ¿Cuándo descubrió que le apasionaba la dirección?
—A mí lo que siempre me apasionó fue filmar como actividad, como hobbie, mucho más allá de la dirección en sí misma. Aún con el primer Nokia con cámara que tuve no paraba de filmar, desde lo cotidiano de mi familia o las vacaciones hasta situaciones random como estudiante. Filmaba sin un objetivo claro, no había redes sociales para compartirlo ni era un hábito que tuviese por herencia, simplemente me divertía. Con el correr de los años empecé a darle forma a esa costumbre de filmar, a querer conseguir una toma o un encuadre en particular (aún no usando la nomenclatura), a querer generar una respuesta o efecto con ese material. Comencé a tener intenciones, y ahí fue cuando el pasatiempo tuvo olor a carrera. Y bueno, por supuesto que también ayudó mucho haber vivido toda una vida ligado a la industria y a las cámaras. Trabajar como actor de los 6 a los 19 años fue parte fundamental de esta elección. Por lo que todo se dio de un modo muy fluido y orgánico, incluso mi llegada a Casta Diva: desde ese llamado, hace ya casi cinco años, cuando conocí la produ, no paramos nunca. Así que me encantaría poder responder con un momento de revelación, pero francamente no existió.

—Con 25 años se incorporó a Casta Diva, con toda una trayectoria detrás como actor, productor audiovisual de una agencia, incluso un video propio que se había hecho viral en redes. ¿Qué aprendizajes siente que le dejó ese bagaje de experiencias para desempeñarse actualmente como director publicitario?
—Arranqué a actuar de muy chico, y al principio sólo hacía publis. Habré filmado unos 60 comerciales hasta que empecé a hacer tiras televisivas, y en esos primeros años trabajé con cada figura célebre de la dirección del momento. Inconscientemente fui absorbiendo un montón de conocimiento, y hablo de finales de la década de 1990, por lo que aún siendo niño tenía unas 18 o 19 horas en set por jornada como para asimilar toda esa información. Y lo más increíble es que siempre lo disfruté muchísimo. En el momento metabolicé todo lo positivo que me gustaba y apasionaba, y con el tiempo entendí también que había mil aristas nefastas que yo no quería repetir. Así que con eso me curtí bastante. Después ya en la etapa de tiras televisivas y teatro, qué decir, es otro mundo. Pero claro está que viví mucho tiempo en la piel de un actor, entusiasmándome cuando conectaba con un director o directora y potenciaba mi laburo, así como frustrándome cuando la comunicación no era clara y el ejercicio colaborativo no caminaba. Eso hoy también me sirve un montón. Y de la etapa como productor de agencia aprendí a adaptarme, a ser pragmático y a tener un pensamiento más creativo-estratégico para poder meter el elefante en la cajita. Eso no está del todo bueno, porque te limita, pero es una cualidad necesaria e inevitable para la gran mayoría de los proyectos hoy en día, así que también me sirvió.

—Cuándo mira el corto que hizo o ve en su pasado como actor, o incluso cuando ve algunas de las primeras publicidades que filmó, ¿qué le pasa por el cuerpo? ¿Le gusta? ¿Cambiaría algo?
—Cuando veo los primeros comerciales que filmé me horrorizo, me parecen un desastre, cambiaría todo. Y creo que eso está bien. Tengo la suerte de filmar muchas piezas por año, y aún así mi reel es cada vez más acotado. Porque cada vez me exijo más y me pongo la vara más alta, por lo que no paro de filtrar material y son muy pocas las pelis que muestro con convicción. Y ojalá si me toca responder esta pregunta en tres años diga lo mismo, pero de la mayoría de las piezas de hoy, con estándares todavía más altos. No obstante, lo importante es que en el momento uno sienta el crecimiento, el avance y, ante todo, que agencia y cliente celebren y estén felices. Después creo que la autocrítica es tan inevitable como provechosa. En relación a la actuación y otras cosas pasadas, siento que fue otra vida, así que eso sólo lo recuerdo con un cariño nostálgico.

—¿Siente que es una persona que se pone metas o se deja llevar?
—Soy un esclavo de las metas, en lo laboral y en lo personal. Reel, patrimonio, destinos de viaje, mi colección de figuras de acción, cantidad de tatuajes, con todo, hasta nimiedades. Antes de cumplir los 30 tengo que hacer tal, tal y tal otra cosa. Y ejemplifico con “tal” para no exponerme tanto, pero lo tengo clarísimo. Siempre funcioné así y no lo sufro, es mi forma. Quizás no es la más zen o la más sana, pero por ahora no me puedo quejar, me funcionó fenomenal en toda mi vida.

—¿Cómo se define en calidad de director? ¿Cuáles son los proyectos que más disfruta?
—Me considero un director entusiasta y comprometido. Tengo muchísima energía y la vuelco al cien por ciento en cada proyecto. Soy un ser humano y puedo tener un día más apagado, pero lo más común es que desde el día en que presento la devolución hasta la hora 17 de rodaje de la última jornada, hasta el preámbulo que hago para presentar un off o un on, siempre voy a estar muy activo y con muchas ganas. Por suerte no es algo que tenga que impostar, simplemente me sale ser así. Y los proyectos que más disfruto son los que tienen equipos con voluntad y mucha ambición, equipos con los que me puedo retroalimentar. Este no es un trabajo que se puede hacer en solitario, y esos esquemas colaborativos son los que siempre terminan dejando mejores resultados. Después obvio que tengo un estilo de guiones y piezas que me gustan más o menos, pero que no necesariamente son garantía de que los vaya o no a disfrutar.

—Cuando llegó a Casta Diva hablaba de aprovechar los nuevos formatos para las narrativas. ¿Qué oportunidades siente que se abrieron con las nuevas tecnologías, las redes sociales, a la hora de explotar la narrativa?
—Cero original lo que tengo para decir, pero las nuevas tecnologías articuladas con las redes sociales democratizaron todo. Hoy no estaría acá de no ser por eso. Si no hubiese podido comprarme una mirrorless en su momento para armarme un pseudo reel de piezas personales, y no hubiese podido compartirlas en Vimeo y en otras redes para que tengan algo de rebote, repito, hoy no estaría acá. Por lo que no es algo que señalo en términos conceptuales nada más: es lo que me permitió a mí llegar a dirigir. Después obvio que está el otro costado, más narrativo, que ese muta constantemente. Ya no tiene que ver únicamente con los formatos, tiene que ver con la metodología de consumo. Y lo vivo como director, pero fundamentalmente como usuario. Dame un contenido vertiginoso, estimulante y que dure poco, te lo miro. ¿Querés retenerme por más de 30”? ¿Osás pedirme un minuto o 90” de mi vida? Mostrame algo que nadie más haya hecho o contame una historia que me emocione. Y no hablo de dramas, hablo de algo que apele a las emociones, que me llegue. Así que es eso, golpes de efecto, cosas íntegramente novedosas o buenas historias. Lo más difícil es innovar, claro está.

—¿Cómo vivió la pandemia desde lo personal y desde lo profesional?
—Bastante bien. Tuve el privilegio de no sufrir grandes cambios a ninguna escala en mi vida. Trabajé en todo momento, dirigí remoto por muy abominable que haya parecido, fui a sets casi envuelto en polietileno con burbujas apenas se pudo volver a la presencialidad y, llamativamente, viajé un montón por diversos rodajes. Los viajes en pandemia para ir a filmar igual no fueron sencillos, siempre te falta algo, siempre creés que no vas a poder volar, es un universo aparte. Pero siempre se pudo, fui, vine, ya les hice frente a más de 70 PCR y unos 15 antígenos, así que bien.

—¿En qué proyectos está trabajando actualmente?
—Publi, publi y más publi. No estoy con ningún proyecto personal ni ninguna intención de hacer algo de ficción. Me gusta la publicidad y me dedico de lleno a eso. Y hoy por hoy estoy muy dividido filmando acá, en México y en España, que son los territorios donde más estuve filmando en el último tiempo. En breve ya cierro un Mapfre que acabo de filmar en 16 mm en Madrid, que en breve podré mostrar, y un Sam’s que filmé en Ciudad de México inmediatamente antes, al que todavía estoy dándole vueltas con la versión de reel.

—¿Qué próximos pasos le gustaría dar a nivel profesional?
—Por un lado, expandirme a más territorios, no quedándome sólo con los de habla hispana. Filmar en distintos países es muy enriquecedor, de todos lados algo te llevás y lo trasladás a las demás producciones. Pero fundamentalmente lo que quiero es recibir guiones cada vez más y más desafiantes. Que me tenga que romper la cabeza para encontrarles la vuelta y hacerlos crecer. Que tenga que investigar, experimentar y conocer gente nueva especializada en equis cosa para conseguir resultados bien puntuales. Y no es cuestión de salir de la zona de confort, me parece una pavada eso, es cuestión de ir haciendo confortables zonas que hasta hace poco me parecían lejanas u hostiles en términos de conquista.