Inspiradores > México | INSPIRADORES #19
Por Pamela Vilches |

Simón Bross: “La innovación por sí misma no es importante, todos son instrumentos para generar ideas”

El talentoso director mexicano se muestra entusiasmado ante la aparición y utilización de nuevas herramientas e indaga sobre sus pros y contras: “estamos frente a algo que no evoluciona sino que puede cambiar y volverse más inteligente por sí mismo”.

Simón Bross: “La innovación por sí misma no es importante, todos son instrumentos para generar ideas”
Simón Bross: “Los comerciales siguen siendo mi pasión”.

¿Cuáles fueron a lo largo de su carrera las principales fuentes de inspiración? ¿Qué cosas lo inspiran?

La primera fuente de inspiración siempre es la vida misma, específicamente en la publicidad, pero también para cualquier tipo de contenido.  La publicidad es un reflejo de la sociedad y las fuentes de inspiración más importantes están afuera, hay que salir y tener capacidad de observación. Hay que ver y escuchar más de lo que se habla y ahí te a das cuenta de que la realidad supera la ficción. Siempre propongo un ejercicio, cuando me ha tocado dar alguna charla práctica: pongo un vaso con agua en el centro de una mesa y pido a distintas personas que saquen una foto. Ese mismo vaso tiene un montón de puntos de vista. Las fuentes de inspiración más importantes vienen de salir y observar la realidad, luego hay un proceso poético: ver cuestiones más esenciales dentro de la realidad. A su vez, leer, ir al teatro, ir al cine y sobre todo tener contacto con colegas. Cuando se hacen proyectos, no hablarle a la misma gente, sino volverse interdisciplinario. Esta profesión te da la oportunidad de aprender de un montón de cosas. Hay un segundo factor, y es dejar de tratar a las cosas como objetos y pasar a tratarlos como sujetos, ya sea un árbol o una roca.

¿Hay algún lugar o ciudad puntual que usa recurrentemente como fuente de inspiración al que iba cuando necesitaba inspiración?

Todos los veranos mi familia y yo vamos de vacaciones a la misma playa, desde hace treinta años, y ahí hay una roca. Cada vez que voy hago fotos de ella. Entonces, a la misma hora, le saco siempre la misma foto con el mismo lente. Lo que surgen son varias reflexiones, y me doy cuenta de que cuando veo la roca pienso en el futuro, porque yo comparado con la roca no soy nada, pero esa roca va a seguir estando allí cuando yo me muera. Y luego saco fotos específicas de cuando le da el sol, por la tarde, y veo el golpe del mar sobre la roca y nunca he visto una ola que golpee igual. Pasa a ser mi oráculo, porque a partir de las fotos que le saqué me doy cuenta de cómo me está gustando encuadrar, qué colores me gustan, qué texturas, los cielos, si más nublados o más azules, y es tan solo una roca. Además, me gusta mucho salir a caminar solo, pero también me gusta socializar, aprender del otro. Siempre les digo a mis colegas que vayan a mis filmaciones y tomen lo que quieran y yo haré lo mismo en sus sets. Me gusta aprender y, en estos tiempos, en los que predomina el mundo digital, me encanta porque existen tantas posibilidades.

¿Qué opina de las nuevas herramientas tecnológicas? ¿Extraña algo de las formas de dirigir de antes, frente a tanto avance?

A mí me fascinan las herramientas nuevas, me parece que son juguetes. El problema con lo nuevo es que la innovación por sí misma no es importante, todos son instrumentos para generar ideas. La cuestión es confundir lo tecnológico con el contenido. El único problema que tengo con la tecnología es que no se regula, específicamente la IA, que generalmente se usa para cosas malas. Para lo bueno es increíble: como, por ejemplo, detectar un cáncer o predecir fenómenos naturales, pero generalmente se usa para robar información o hacer fakes. Por primera vez, el problema es que estamos frente a algo que no evoluciona sino que puede cambiar y volverse más inteligente por sí mismo y ya empieza a haber implicaciones de peligro real, desde las pérdidas de los trabajos hasta que de repente (como en las películas de ciencia ficción) se decida quién sobra en la tierra, y la verdad es que entre una humanidad de retrasados mentales como somos y la IA a los primeros a los que eliminarán será a nosotros. Generalmente, las mejores ideas son las más sencillas, de la mano del talento, de la sensibilidad y del conocimiento. Si vivimos en una comunidad bastante analfabeta el producto será igual.

¿Cómo inició su carrera? ¿Cuándo se dio cuenta de que eso que le gustaba era a lo que se quería dedicar?

Estudié la carrera de comunicación en la Universidad Iberoamericana y luego estudié en Filosofía y Letras en la Universidad Autónoma de México, en aquella época se podía hacer dos carreras en simultáneo. Siempre pensé que iba a ser académico. Luego me fui a estudiar un posgrado a Italia y a los 28 años había trabajado muy poquito y esporádicamente, con lo cual mi familia estaba muy preocupada. Desde Italia volví a México, donde mi tío que me daba clases de piano se convirtió en productor de Televisa. Allí, me pidió que hiciera dirección de escena de una novela. El día que fui nunca había estado en un set de televisión. Al mismo tiempo, los Galindo que hacían películas de bajo presupuesto, me contrataron y ahí empecé a aprender a hacer films. Mi carrera está volviendo, yo empecé haciendo un poco de todo y ahora estoy en lo mismo.

Pero ahora quizás puede elegir, mientras que en sus comienzos era todo aprendizaje...

En aquella época cualquier cosa me encantaba y entonces hice un proyecto con Pedro Torres, que era un director de comerciales muy famoso, nunca había asistido, pero luego me contrataron de asistente de dirección. En mis comienzos, hice un comercial interno para Nescafé, y luego para Interceramic. En el primer Círculo Creativo de México “metieron” cinco piezas mías y tuve la suerte de que todas ganaron, y a partir de ese día, me empezó a caer mucho trabajo y nunca más hice un reel. Me empezó a ir muy bien y me retiré de las competencias. Nos ha ido muy bien con García Bross, hemos ganado muchos premios, pero al principio de mi carrera sentía que era vanidad concursar y me pareció que era mejor no competir, pero no fue por sentirme superior.

¿Qué es lo que más le gusta o gustó o disfrutó siempre de su carrera? ¿Por qué volvería a elegir la carrera que hizo?

La verdad es que a mí la carrera me eligió, yo no la elegí. Estudiaba comunicación, filosofía y letras, y en Bologna estudiaba historia medieval con Umberto Eco. La primera vez que me pagaron por un trabajo fue en esto. Si hubiera podido elegirla lo hubiera hecho, básicamente porque soy muy tonto para todo lo demás. No soy una persona muy hábil, no podría hacer trabajos físicos muy complicados. Lo que más me gusta de la profesión es la libertad que te da, estás todo el tiempo experimentando y haciendo cosas increíbles y puedes retarte a ti mismo, no solo con cuestiones tecnológicas diferentes, sino también probar a dirigir actores o hacer cosas clásicas pero cada vez mejor. Yo me siento muy orgulloso de que de mi empresa han salido un número alto de directores y directoras muy buenas. Es un poco cursi lo que voy a decir, pero me gusta que la gente que ha pasado por la empresa generalmente se divirtió, aprendió y tiene un buen recuerdo. Creo que GB es un semillero de buenísimos directores de publicidad, cine, documental, teatro.

¿Qué tiene que tener un proyecto para que acapare su atención y quiera formar parte de él? ¿Qué siente que le aporta a los proyectos?

Hice sociedades con gente increíble. Muchos de los creativos con los que trabajo actualmente son de los primeros con los que trabajé. En la Argentina, creo que todo cambia más rápidamente, las generaciones y los creativos. Aquí los creativos se quedan más tiempo. He encontrado en esta profesión a la gente más tonta, pero también a la gente más culta del mundo y los mejores amigos, y siempre bromeaba que el precio del trabajo era inversamente proporcional a lo creativo que fuera: cuando más creativo era, el precio era más barato de mi parte, porque quería hacerlo necesariamente. Actualmente, lo que es más interesante es poder producir películas, documentales y generar contenidos de más larga duración, junto con los comerciales que siguen siendo mi pasión. Lo más complicado de hacer publicidad ahora es que hay mucha gente que sobra pero hace comentarios y la gente procura que todo sea seguro. Cuando tiendes a hacer una campaña segura lo más probable es que sea mediocre. Si en un extremo está el fracaso y en el otro lo extraordinario, prefiero apostar a lo extraordinario aunque de repente caiga en el fracaso, lo que es muy complicado es cuando, especialmente con el algoritmo, todo empieza a ser medio, y si fuera tan bueno el algoritmo no estarían quebrando las empresas que lo usan todo el tiempo, falta un poco de sentido común y volver a confiar en la gente y no tener miedo a mantener el trabajo.

¿Qué visión tiene de la industria publicitaria actual? ¿De qué manera impacta en la sociedad? ¿Qué impacto puede tener?

La industria se ha ido diversificando y variando. Primero se pensaba que el mainstream tendía a desaparecer y ser sustituido por lo digital, pero no sucedió y están conviviendo los dos muy bien. Pero también hubo un momento en que se confundió lo digital con lo barato e inmediato. Decían que los jóvenes no podían aguantar más de tres segundos con la atención puesta en el contenido, sin embargo, hasta donde yo sé las películas de Marvel duran más de tres horas y las ven varias veces. Caímos en muchos cuentos que nos platicaron personas que querían vender banners, (Facebook), y lo que veo es un futuro increíble. Tenemos un futuro increíble en la industria pero no con publicidad clásica, es multidisciplinaria, tiene que ver con los otros medios, tiene muchas duraciones diferentes. Se está abriendo una época fantástica. Vuelvo a repetir, hay que regular la IA.

¿Le queda alguna meta pendiente o algún sueño por cumplir?

Todavía no sé qué quiero hacer de grande (risas). Quiero hacer muchas cosas, pero no sé cuáles son. Estoy escribiendo una película que quiero dirigir, pero también estoy haciendo una exposición de fotos. Hay algo que estamos haciendo con estudiantes y es un proyecto súper divertido e interesante. Mi hermano Beto, que fue mi socio treinta años se jubiló y se va a vivir a España, y eso ha hecho que la empresa se reestructure. Todo el mundo tiene ganas de hacer mucho de muchas cosas. La verdad es que GB no solo se ha dedicado a los comerciales, eso ha hecho que dure. Cuando pensamos que ya dominamos algo aparece un reto nuevo. Lo importante es no aburrirse, porque eso si es un drama.

¿Hay algo de lo que se arrepienta en su carrera, tanto de haber hecho como de no hacerlo?

El otro día pasaron una película en un cine y ya sé que hay una escena en la que hice mal el audio y yo en ese momento toso para que la gente no se dé cuenta. Por eso no me gusta ver mucho los proyectos que he hecho. Más que arrepentirme me digo a mí mismo que lo podría haber hecho de otra manera. A veces doy una charla donde enseño mis diez peores trabajos, sin echarle la culpa al cliente o a la agencia, son diez trabajos que hice mal yo. Y, en lo personal, me arrepiento de no haber estado más tiempo mi amigo Eduardo Martínez Solares, que ya falleció.

¿Cómo definiría a Simón Bross? ¿Quién es en sus propias palabras?

Soy una buena persona, no la mejor, pero trato de ser mi mejor versión. Trato de no hacer las cosas porque te lo exija algo, por eso no soy religioso, no me gustan las dictaduras, ni las imposiciones familiares. Creo que si eres o tratas de ser una buena persona tus acciones se van a ver. Trato de hacer más de lo que digo y de aprender todos los días. Me doy cuenta de que vale la pena estar aquí aprendiendo mucho todos los días. En el momento que crees que dominas algo ya te empiezas a morir. Otra cosa que la gente dice es que la obra no tiene que ver con la persona, yo no estoy de acuerdo. Por lo menos en mi caso.


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