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Redacción Adlatina |

Isabella Durán, Sylvia Banda y Kristy Torii: querer comerse el mundo

La CEO de BeFlamingo, la gerenta de comunicación y responsabilidad corporativa del Grupo DiFare y la gerenta senior de marketing de DePrati serán distinguidas mañana, junto a otras nueve mujeres del país, en el Country Club de Samborondón de la ciudad de Guayaquil. En diálogo con Adlatina hablaron del amor por su actividad, de aprendizaje y enseñanza y del uso de la inteligencia artificial en su profesión.

Isabella Durán, Sylvia Banda y Kristy Torii: querer comerse el mundo
Durán, Banda y Torii: mujeres líderes.

Isabella Durán
CEO DE BEFLAMINGO

¿Qué la llevó a enamorarse de la actividad que ejerce?
Fue un proceso. Un proceso que nació de dos grandes crushes que me marcaron la vida. El primero llegó muy pequeña, cuando descubrí la magia de las historias. Crecí rodeada de libros y de las aventuras que me contaba mi nonno, y fue entonces cuando me enamoré del storytelling en todas sus formas: la lectura, el teatro, el cine. De niña soñaba con ser escritora —y luego ese sueño evolucionó a cineasta—, hasta que, en la universidad, estudiando cine y comunicación, apareció mi segundo crush. En tercer año me di cuenta de que lo que más disfrutaba de contar historias era pensar en cómo venderlas y, sobre todo, cómo producirlas. Conseguir los recursos, los auspiciantes, armar el presupuesto y levantar todo lo necesario para el cortometraje de fin de carrera fue una de las experiencias más emocionantes de mi vida. Ahí empezó el coqueteo con mi segundo crush: el mundo de las marcas y los negocios. Pero ese crush no me flechó del todo hasta varios años después, cuando comprendí que todos los grandes progresos del mundo han nacido del impulso de personas con sueños ambiciosos que, a través de iniciativas privadas, han creado empresas y, con ellas, marcas. Marcas que resuelven problemas, que hacen la vida más fácil, más práctica, más maravillosa. Y fue entonces cuando empecé a enamorarme, poco a poco, de la publicidad. Una carrera a la que jamás imaginé dedicarme, pero que unía de manera perfecta mis dos crushes: el storytelling y la creación, con el mundo de los negocios y las marcas. Desde entonces, la publicidad se convirtió en mi gran amor, en mi obsesión, en aquello que ocupa el 80% de mis pensamientos cada día. Creo que el mundo sería un lugar mejor si más marcas —y las personas detrás de ellas— se atrevieran a explorar todo su potencial con valentía, ambición y osadía. Y eso, precisamente, es lo que la publicidad intenta hacer todos los días.

¿Qué enseñanzas y aprendizajes ha experimentado, en ambos sentidos —hacia ellos y desde ellos—, entre usted y su equipo de trabajo?
He aprendido mucho más de mi equipo de lo que ellos han podido aprender de mí. Tengo la fortuna de trabajar con profesionales que, en muchas cosas, me dan mil vueltas. Personas que me inspiran, me motivan y me enseñan algo nuevo cada día. A veces llego a la oficina, miro a mi alrededor y todavía no entiendo cómo tanta gente tan increíble decidió hacer de BeFlamingo su nido también. Si tuviera que resumir tres grandes lecciones que me han dejado, serían estas. La primera, que está bien querer comerse el mundo y tener ansias por lograrlo lo más pronto posible, pero que todo lo verdaderamente grandioso se construye con paciencia. Me han enseñado que hay procesos que debemos vivir para llegar al siguiente nivel. Que está bien ser impaciente con las pequeñas cosas del día a día para lograr más en menos tiempo, pero que los grandes sueños —esos que cambian la vida— requieren calma y paciencia. Algo que me cuesta, pero que ellos me enseñan. La segunda, que no importa cuán grande sea una marca o un presupuesto: si tu equipo no está feliz, nada increíble saldrá de ahí. Yo fui cliente, y todavía conservo ese chip muchas veces, pero mi equipo me ha enseñado a vivir la publicidad desde el corazón de una agencia. Y eso, cada día, me gusta un poco más. Y la tercera, a confiar y soltar. A dejar que cada semilla dé su fruto, entendiendo que cada persona tiene sus tiempos, sus ciclos y su magia, si la dejamos ser. Gracias a ellos he aprendido también a disfrutarme y a valorarme más: en mis tiempos, mis energías, mis fortalezas y mis debilidades. De mi lado, si algo he podido enseñarles, ojalá haya sido a soñar con osadía. A creer que realmente podemos comernos el mundo si queremos. Que no necesitamos invitaciones para entrar a ningún lugar. No importa cuán abierta o cerrada esté una puerta: si queremos ingresar, lo haremos. Y lo estamos haciendo.

¿Qué expectativas le genera la posibilidad de utilizar programas de inteligencia artificial en su actividad? ¿Qué encuentra a favor y qué en contra?
Uff. Primero, editaría la pregunta: no creo que usar inteligencia artificial sea una posibilidad, es inevitable. Y es un tema que me emociona y, a la vez, me quita un poco el sueño, por la urgencia que conlleva que no se nos pase la ola. Hace casi un año, de hecho, incorporamos un nuevo valor en nuestra cultura que dice: “El cielo cambió. Se llama IA, y más te vale aprender a volar en él si no quieres estrellarte”. Ojo con eso. Todos hablan de las maravillas de la inteligencia artificial, pero creo que falta hablar de lo que pasará con las agencias que no aprendamos a aprovecharla a tiempo. Y eso es ya. Ayer. En poco tiempo habrá sólo dos tipos de agencias: las que hayan aprovechado la IA y las que hayan desaparecido. A favor de la IA encuentro todo. En general soy una optimista en esencia y puedo ver mil beneficios en esta tecnología. Creo que a los buenos nos hará mejores, y a los malos, peores. Lo cual nos dejará con mejores agencias y publicistas brillando más fuerte, y con los mediocres desapareciendo más rápido.Nos hará más ágiles, más creativos, más eficientes… y debería hacernos más estratégicos, porque nos dará más tiempo para pensar y nos quitará operatividad. Si tuviera que encontrar algo en contra, sería la gente que empiece a priorizar la técnica sobre el criterio. Veremos —y ya estamos viendo— mucho de eso: confundiendo y glorificando la tecnología, olvidándonos de que sin criterio detrás no lograremos nada verdaderamente maravilloso. Pero es parte del proceso. Prefiero no perder ni un segundo pensando en lo malo de la inteligencia artificial y enfocarme en lo positivo que traerá —y ya está trayendo—. Porque, como todo en la vida, la IA será para nuestra industria exactamente lo que hagamos los humanos detrás de ella… y con ella.

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Sylvia Banda
GERENTA DE COMUNICACIÓN Y RESPONSABILIDAD CORPORATIVA DEL GRUPO DIFARE

¿Qué la llevó a enamorarse de la actividad que ejerce?
Cuando estaba decidiendo mi camino profesional, tenía claro que no quería una vida pasiva frente a un escritorio. Necesitaba movimiento y propósito. Justo ahí la comunicación tuvo cabida, ofreciéndome la oportunidad de conectar con las personas y un dinamismo constante. En poder entender las necesidades de un grupo y en saber que, a través de un mensaje, podemos ser agentes de cambio e influir para mejorar en sus vidas o su entorno es donde reside la verdadera magia de la comunicación y la responsabilidad. Además, cada día es un escenario diferente que exige ideas y soluciones que pueden llegar a ser audaces. No existe el aburrimiento, pues estás en constante estado de hacer, proponer y aprender. Sin dudas, me apasionan la conexión y el impacto que podemos crear con estrategia y creatividad; las disfruto, me mantienen viva y por eso sigo profundamente enamorada de mi actividad.

¿Qué enseñanzas y aprendizajes ha experimentado, en ambos sentidos ―hacia ellos y desde ellos―, entre usted y su equipo de trabajo?
Con el tiempo, he descubierto que un ambiente de confianza y empoderamiento facilita el desarrollo de todos. El respeto por las diferentes perspectivas contribuye directamente a nuestro crecimiento individual y a la consolidación del equipo, porque se valora la diversidad e inclusión de pensamientos. Esto genera un entorno en el que estamos siempre abiertos a debatir y avanzar sin temor al error. Mi enfoque ha sido guiar a mis equipos para que pongan en práctica la curiosidad constante, la autonomía responsable y el pensamiento crítico. Estas premisas son esenciales para elevar su criterio y la calidad de sus decisiones diarias. Cuando el equipo encuentra conjuntamente su razón de ser y entiende el porqué de nuestra labor, priorizando el propósito sobre la microgestión, se crea el ecosistema perfecto para la enseñanza y el aprendizaje en doble vía, para desaprender y evolucionar. Me siento muy agradecida por los jefes que me han guiado y por las personas que han conformado mis equipos: de todos he aprendido.

¿Qué expectativas le genera la posibilidad de utilizar programas de inteligencia artificial en su actividad? ¿Qué encuentra a favor y qué en contra?
Nuestra responsabilidad como comunicadoras nos exige abrazar la evolución y la adopción continua de la tecnología. En este sentido, la expectativa principal ante la inteligencia artificial (IA) es verla como una herramienta de apoyo y una oportunidad para mejorar nuestra actividad profesional. A nuestro favor, la IA impulsa significativamente la eficiencia, potencia la creatividad y permite la automatización de tareas operativas. Esto nos libera tiempo que puede dedicarse a la parte más estratégica. Por otro lado, los vacíos legales, los sesgos de la información y las dudas sobre su confiabilidad son aspectos que han frenado su adopción total. A pesar de estos desafíos, consideramos que la IA está lejos de ser una amenaza; no tiene la capacidad de sustituir al ser humano ni lo esencial de la comunicación —los vínculos personales, la empatía y la sensibilidad—. Por lo tanto, el uso de esta tecnología debe impulsarse desde una perspectiva ética y responsable. La IA nos invita a ser más cuidadosos con cada mensaje o cada campaña, demostrando que la tecnología y la integridad profesional deben y pueden coexistir.

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Kristy Torii
GERENTA SENIOR DE MARKETING DE DEPRATI

¿Qué la llevó a enamorarse de la actividad que ejerce?
Desde que era muy pequeña me encantaba ir con mi mamá a diferentes tiendas, comprar y quedarme mirando vitrinas. Pasaba horas mirando avisos de revistas y luego intentaba hacer mis propios avisos de las marcas que me gustaban. Hoy siento pasión por entender al consumidor, conocerlo de cerca y desarrollar marcas que se fortalecen con el poder de una comunicación creativa, cercana y efectiva. Es fascinante ver la respuesta del mercado cuando el propósito de una marca está claro y alineado.

¿Qué enseñanzas y aprendizajes ha experimentado, en ambos sentidos ―hacia ellos y desde ellos―, entre usted y su equipo de trabajo?
Aprendo todos los días del equipo que hoy lidero: cada gerente que está a mi lado tiene la confianza y la cercanía para proponer y evidenciar cualquier dificultad que surja, incluso de arriesgarse en caso de ser necesario. Compartimos triunfos y también errores que quedan como aprendizajes para evitar volverlos a cometer. Son ellos los verdaderos gestores, no estoy por delante de mi equipo, soy quien está a su lado, guiándolos, motivándolos, acompañándolos y fortaleciendo su liderazgo.

¿Qué expectativas le genera la posibilidad de utilizar programas de inteligencia artificial en su actividad? ¿Qué encuentra a favor y qué en contra?
En mi caso los usamos a diario, son herramientas que hoy en día ayudan a reducir tiempo de trabajo. Sin embargo, el criterio de uso es indispensable para no dejar de usar nuestra creatividad y nuestro sentido de respuesta y cercanía.