Por Daniel Reynoso
Director creativo y docente

Corría 1994. Estábamos participando del Festival de Cannes. La pasión de asistir al intercambio de ideas en el evento creativo más importante del mundo se fusionaba con esa otra pasión argentina, el fútbol, que llegaba a la Costa Azul con la transmisión de los partidos de nuestra selección en el Mundial de los Estados Unidos. Sería el último Mundial de Maradona, que nos había salvado de quedar afuera, jugando el repechaje contra Australia.

Uno de esos días, volviendo con Fernando Vega Olmos del Palais, me compartió una idea. Me dijo: “¿Sabés cuánto cuesta ocupar todas las pantallas que están sobre La Croisette? 100.000 dólares”. Aclaración: eran cien luquitas verdes del 1 a 1 en la Argentina. Un dólar igual a un peso. Un presupuesto accesible entonces por ocupar las carteleras séxtuples de vía pública a lo largo de las diez cuadras de ese boulevard, entre el puerto de yates y el Palacio de Festivales, por las que pasaban durante una semana los ojos del “mundo publicitario, de los anunciantes y los medios”.

El objetivo era difundir la Argentina como destino de generación de ideas y de producción audiovisual. Hacerla más protagonista en un evento en donde el país ya cosechaba leones importantes (y en el que se repartían menos premios que ahora).

Una gran idea. Que podría haberse solventado entre unas pocas empresas. Y que, como tantas otras buenas ideas, quedó en esta anécdota.

Ya que Fernando será el curador de esta nueva sección de Adlatina, que presentará semanalmente a latinos exitosos que “triunfan por el mundo, pero no son celebrados como corresponde”, quería reconocerle, aunque él no lo necesite, esta actitud de un latino que si bien alcanzó todo lo que se propuso, tuvo momentos en los que él también no fue celebrado.

Así que: a celebrar a los protagonistas y las buenas ideas. Y que eso no sólo signifique reconocimiento, sino también el coraje y la oportunidad de llevar sus buenas ideas a cabo.