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UN FENÓMENO DE LA COMUNICACIÓN EN LA ERA DE INTERNET

Creadores anónimos que atribuyen sus textos a autores consagrados

(Por Paula Ancery, de la redacción de adlatina.com) - “Si pudiera vivir nuevamente mi vida... daría más vueltas en calesita”: es imposible que semejante vulgaridad haya sido escrita por Borges, y sin embargo, hace décadas que el “poema” Instantes circula de mano en mano con esa atribución autoral, logrando engañar incluso a algunos "intelectuales”. La masificación de la web no hizo más que multip

Creadores anónimos que atribuyen sus textos a autores consagrados
Fabio Posca y Diego Capusotto (Irma Jusid), quienes inspiraron los “monólogos” más logrados que no fueron escritos por ellos, pero que se les atribuyeron.

“Puedo escribir los versos más tristes esta noche”: en tiempos no tan lejanos, no faltaba el incauto que se atribuyera este poema de Pablo Neruda haciéndolo pasar por propio, en una carta de amor, en una declaración realizada en persona o remitiéndolo a una publicación para tener la satisfacción de ver el propio nombre impreso en letras de molde. Por falta de cultura o simplemente por ingenuidad, el plagiador simplemente ignoraba que Neruda era un poeta tan famoso y que se trataba, precisamente, de una de las más difundidas de sus poesías, lo cual inevitablemente lo haría quedar en ridículo.

Más acá en el tiempo, si algo quedó claro cuando el uso de internet –y, sobre todo, del correo electrónico- se volvió masivo, fue que una de las grandes ventajas de comunicarse por este medio era el anonimato. Si alguien que pretendía hacer pasar por suyos los versos de un poeta consagrado corría el peligro bastante cierto de pasar un papelón, internet ofrece en cambio la posibilidad protectora de fabricarse personalidades alternativas o por lo menos, de no hacer pública la verdadera. Muchas historias, algunas truculentas, tuvieron su origen en este rasgo de la comunicación cibernética: el propiciamiento de la disociación de la personalidad.

Pero en paralelo, creció en internet un hábito paradójicamente opuesto al de hacer pasar por propios los poemas de los artistas consagrados: atribuirle a un autor reconocido una creación propia. Quizás el caso más burdo haya sido Instantes, una composición de la que ningún lector más o menos avisado podría creer que haya sido escrita por Borges, como se pretende. El texto –a veces en pretendido “verso libre”, a veces en prosa- circuló en papel durante décadas hasta que ingresó al mundo cibernético. Quienes lo leyeron y les gustó lo reenviaron –y siguen reenviándolo- a sus amistades como una obra a la vez bella y edificante. Existen algunas hipótesis sobre el verdadero autor o autora de este texto que no han podido ser confirmadas; pero que Borges jamás habría escrito semejante berretada es indudable.

Incluso, por si acaso, su viuda, María Kodama lo ha negado enfáticamente e incluso existen investigaciones académicas –citadas más abajo- que tras sesudas investigaciones llegan a la misma conclusión.

 

¿Lección de vida?

Algo parecido sucedió con Gabriel García Márquez, a quien se le atribuye un texto con la misma impronta carpe diem, titulado La marioneta. Suele circular precedido de una breve explicación en la cual se informa que el escritor colombiano padece un cáncer linfático que supuestamente lo tiene al borde de la tumba, y que Gabo habría querido alertar a quienes lo sobrevivirían para que no desperdiciaran la vida del modo en que, supuestamente, lo habría hecho el Premio Nobel.

García Márquez se indignó. Es verdad que padece una enfermedad grave, dijo, pero añadió: “Lo que realmente me puede matar es la vergüenza de que alguien crea que de verdad fui yo quien escribió una cosa tan cursi”.

Más todavía se indignó el dibujante Quino cuando empezó a difundirse por internet una composición llamada La vida según Quino. “Deseo aclarar vehementemente que no sólo no está escrita por mí, sino que me molesta profundamente que alguien pueda creer que yo soy el autor. Siempre he expresado mis ideas a través del dibujo y jamás escribo textos sin ilustrarlos. Me indigna que alguien haya usurpado mi nombre para proponer sus ideas. Y sin encima estas ideas son tan ñoñas y necias, mucho más aún”, declaró el artista.

 

El “razonamiento” que explica la ofensa

Es evidente que quien incurrió en faltas de respeto como éstas no estaba pensando en desacreditarse -probablemente ni siquiera en agredir a los invocados- sino por el contrario, en “jerarquizar” sus propias ideas atribuyéndoles la autoría a personas reconocidas y, más aún, queridas por millones de seguidores.

Quienes querían difundir estos mensajes supuestamente bellos y aleccionadores habrán creído que firmándolos ellos mismos o recurriendo simplemente al anonimato –esta última una conducta frecuente que suele deparar beneficios cuando se trata, por ejemplo, de emitir opiniones agresivas o de jugar por un rato a tener otra vida para relacionarse con gente a la que no se conoce y resultarle interesante-, el mensaje corría el riesgo de no ser lo bastante tenido en cuenta. Y asumieron que, tratándose de cuestiones “importantes”, lo mejor para que estos textos “pedagógicos” fueran leídos con atención era atribuírselos a gente no sólo famosa, sino también respetada intelectualmente y querida por su público. Una especulación, evidentemente, falaz.

 

Humor

Tal vez por eso no sea casual que los casos de “usurpación de identidad” más logrados –desde el punto de vista de que era creíble que los hubieran escrito quienes se decía que eran sus autores- no tengan que ver con “lecciones de vida” sino simplemente con el humor. Es el caso de Te quiero como amigo, un “monólogo” que el actor argentino Fabio Posca habría pronunciado alguna vez en un espectáculo teatral, pero del cual ha debido negar una y otra vez que él hubiera sido el autor.

Sin embargo, es perfectamente posible imaginarlo subido a un escenario hablando de manera tan graciosa acerca de las complejidades de la amistad entre un hombre y una mujer, cuando él quiere ser algo más que amigos pero ella no se da por enterada. Incluso para quienes no conocen a Posca, el “monólogo” resulta tan entretenido, y dice tantas verdades, que saltó de país en país hasta que el cineasta mexicano Jack Zahga se basó en él para hacer un corto este año, Yo también te quiero.

En etapa de preproducción, Zahga realizó toda una investigación para tratar de dar con el autor, a fin de pagar los derechos a quien correspondiera. Se encontró con la consabida negativa de Posca y lo más que llegó a averiguar fue que “los derechos los tenía una televisora española y habían sido varios los involucrados en la escritura del monólogo”, según dijo a adlatina.com.

El caso del monólogo –sin título conocido- atribuido a Diego Capusotto es aún más exraño, porque ni siquiera existe la certeza de que no lo haya escrito él mismo o interpretado en alguna ocasión. Lo único que hace dudar de su autoría es que las recomendaciones de Irma Jusid –tal el personaje en cuestión, una actriz en decadencia que ya no conseguía papeles para interpretar y, entonces, se dedicaba a darles por televisión consejos a los jóvenes descarriados- raramente se referían a la condición femenina sino, en general, a los “pebetes” –muchachos jóvenes- un poco inconcientes y en peligro inminente de descarriarse. El personaje les daba consejos moralizantes con un lenguaje que de tanto satirizar a este tipo de figuras se movía continuamente entre lo paródico y lo francamente grosero, pero con un trasfondo inequívocamente naïf.

Pero, al igual que en el caso de Te quiero como amigo, los clichés que se ponen en boca de la Jusid, así como la manera de expresarlos, hacen pensar que el autor –o más probablemente la autora- de este trabajo probablemente apócrifo hubiera tenido motivos para sentir orgullo por esta imitación tan bien lograda, y hubiera debido permitirse firmarlo con su verdadero nombre, aclarando previamente que lo había escrito “a la manera de...”

 

 

A continuación, los textos de autoría engañosa que hemos citado aquí y, finalmente, un fragmento de Yo también te quiero, el corto de Zahga insipirado en el falso “Fabio Posca:

 

 

 

*Falsamente atribuido a Jorge Luis Borges: Instantes. Una hipótesis es que la verdadera autora habría sido la escritora norteamericana Nadine Stair, originaria de Louisville, Kentucky, nacida el 1º de julio de 1892 y fallecida el 20 de noviembre de 1988 en el mismo lugar; y quien al menos habría eludido la tentación de presentarlo en un pretendido “verso libre” para formularlo directamente en prosa, bajo el título If I had my life to live over. De todos modos, es razonable mantener la duda acerca de que esa Nadine Stair realmente haya existido –existió, en efecto, alguien llamada así ... aunque en aquella época no hubo nadie en Kentucky con ese nombre- o fue otro alias inventado por un escritor anónimo que quiso darle realce a su creación.

La otra hipótesis es que el autor haya sido el caricaturista estadounidense Don Herold, quien habría publicado un texto también titulado If I had my life to live over en la revista Reader’s Digest de octubre de 1953 (cuando Borges tenía 54 años y Stair, 55). En este último caso, el texto contiene algunas variantes respecto de la versión que fue más difundida: la voz “poética” femenina habla de comer menos beans (alubias, frijoles o porotos) en vez de menos “habas”, como dice el texto atribuido a Borges. En cambio, el humorista hombre desearía haber comido más helados y menos “bran”, es decir, menos “afrecho”. Las habas de las que habla la versión más aceptada de este texto –y no hace falta decir que la atribución también más difundida, la borgeana- tampoco forman parte de la dieta habitual de un argentino, y menos de un argentino de familia patricia; igual que es improbable que una señora de Kentucky hubiera comido demasiados frijoles o que un estadounidense de los años ’50 hubiera consumido regularmente “afrecho”.

Como sea, la versión cibernéticamente más difundida –al menos en las últimas décadas- es la que se llama Instantes, está atribuida atribuida a Borges y dice así:

 

Si pudiera vivir nuevamente mi vida,

“en la próxima trataría de cometer más errores.

“No intentaría ser tan perfecto, me relajaría más.

“Sería más tonto de lo que he sido, de hecho

“tomaría muy pocas cosas con seriedad.

“Sería menos higiénico.

“Correría más riesgos, haría más viajes, contemplaría

“más atardeceres, subiría más montañas, nadaría más ríos.

“Iría a más lugares a donde nunca he ido, comería

“más helados y menos habas, tendría más problemas

“reales y menos imaginarios.

“Yo fui una de esas personas que vivió sensata y prolíficamente

“cada minuto de su vida; claro que tuve momentos de alegría.

“Pero si pudiera volver atrás trataría de tener

“solamente buenos momentos.

“Por si no lo saben, de eso está hecha la vida, sólo de momentos;

“no te pierdas el ahora.

“Yo era uno de esos que nunca iban a ninguna parte sin termómetro,

“una bolsa de agua caliente, un paraguas y un paracaídas;

“si pudiera volver a vivir, viajaría más liviano.

“Si pudiera volver a vivir comenzaría a andar descalzo a principios

“de la primavera y seguiría así hasta concluir el otoño.

“Daría más vueltas en calesita, contemplaría más amaneceres

“y jugaría con más niños, si tuviera otra vez la vida por delante.

“Pero ya tengo 85 años y sé que me estoy muriendo.”

 

Para consultar una verdadera investigación acerca del misterio de la autoría de este texto, se puede acceder al trabajo del profesor en epistemología Iván Almeida, del Borges Studies On Line, en www.hum.au.dk/romansk/borges/bsol/iainst.htm

 

 

*Falsamente atribuido a Gabriel García Márquez: La marioneta (Circuló con el subject “Se despide un genio”.) El verdadero autor probablemente sea el cómico, imitador y ventrílocuo mexicano Johny Welch. Su título original habría sido Si yo tuviera vida, y habría sido publicado en un libro de su autoría, en 1996: Lo que me ha enseñado la vida.

 

Si por un instante Dios se olvidara de que soy una marioneta de trapo y me regalara un trozo de vida, posiblemente no diría todo lo que pienso, pero en definitiva pensaría todo lo que digo. Daría valor a las cosas, no por lo que valen, sino por lo que significan. Dormiría poco, soñaría más, entiendo que por cada minuto que cerramos los ojos, perdemos sesenta segundos de luz. Andaría cuando los demás se detienen, despertaría cuando los demás duermen. Escucharía cuando los demás hablan, ¡y cómo disfrutaría de un buen helado de chocolate! Si Dios me obsequiara un trozo de vida, vestiría sencillo, me tiraría de bruces al sol, dejando descubierto no solamente mi cuerpo sino mi alma. Dios mío, si yo tuviera un corazón, escribiría mi odio sobre el hielo, y esperaría a que saliera el sol. Pintaría con un sueño de Van Gogh sobre las estrellas un poema de Benedetti, y una canción de Serrat sería la serenata que le ofrecería a la luna. Regaría con mis lágrimas las rosas, para sentir el dolor de sus espinas, y el encarnado beso de sus pétalos... Dios mío, si yo tuviera un trozo de vida... no dejaría pasar un solo día sin decirle a la gente que quiero que la quiero. Convencería a cada mujer u hombre de que son mis favoritos, y viviría enamorado del amor. ¡A los hombres les probaría cuán equivocados están al pensar que dejan de enamorarse cuando envejecen, sin saber que envejecen cuando dejan de enamorarse! A un niño le daría alas, pero le dejaría que él solo aprendiese a volar. A los viejos les enseñaría que la muerte no llega con la vejez, sino con el olvido. Tantas cosas he aprendido de ustedes, los hombres... He aprendido que todo el mundo quiere vivir en la cima de la montaña, sin saber que la verdadera felicidad está en la forma de subir la escarpada. He aprendido que cuando un recién nacido aprieta con su pequeño puño, por vez primera, el dedo de su padre, lo tiene atrapado por siempre. He aprendido que un hombre sólo tiene derecho a mirar a otro hacia abajo cuando ha de ayudarle a levantarse. Son tantas cosas las que he podido aprender de ustedes, pero realmente de mucho no habrán de servir, porque cuando me guarden dentro de esa maleta, infelizmente me estaré muriendo.

 

*La vida según Quino fue falsamente atribuido Quino, dibujante, humorista y –podría ser llamado así- un eximio filósofo que expresa su cosmovisión dibujando cada día mejor, y cuyos trabajos más profundos tienen que ver a menudo con la muerte y la vejez, contempladas, por cierto, con una mirada no precisamente humorística sino, por el contrario, bastante inquietante.

Pienso que la forma en la que la vida fluye está mal...¡Debería ser al revés!
Uno debería morir primero, para quitarse ya ese problema. Luego, vivir en un asilo de ancianos hasta que te larguen cuando ya no seas tan viejo.
“Entonces, empiezas a trabajar y se trabaja durante treinta o cuarenta años hasta que se sea lo suficientemente joven para disfrutar de tu jubilación.
“Fiestas, fiestas negras, parrandeadas, drogas, alcohol, salís con hombres o mujeres (según el caso), que sé yo...., hasta que estás listo para entrar en la secundaria.
Después pasas a la primaria, eres un niño que se pasa la vida jugando sin responsabilidades de ningún tipo.
“Luego llegas a ser un bebé y vas de nuevo al vientre materno, y te pasas los últimos nueve meses de tu vida flotando en líquido amniótico hasta que tu vida se apaga en un tremendo orgasmo...
“¡Eso sí es vida!

*Te quiero como amigo, falsamente atribuido al actor –las más de las veces, de comedias- Fabio Posca, quien negó en persona haber sido su autor:

 

Hasta ahora pensaba que la peor frase que te podía decir una mina  era 'Tenemos que  hablar’. Pero no, nada que ver, la peor frase que te pueden decir es: ‘Yo también te quiero... pero como amigo’.

“Eso significa que para ella sos el tipo mas simpático del mundo, el que mejor la escucha, el que más sabe de su vida y sus más íntimos secretos, el ser humano más extraordinario de la tierra...  pero que no va a salir con vos NUNCA.

“Va a salir con un impresentable, un hijo de puta, un pelotudo que sólo quiere culear con ella y cagarla permanentemente. Eso sí, cuando el otro se mande una cagada, ella te va a llamar para pedirte consejos.

“Es como cuando vas a buscar trabajo y te dicen: ‘Señor, usted es la persona idónea para el puesto, el que mejor curriculum tiene, el más preparado... pero no lo vamos a contratar. Vamos a tomar a un incompetente que no sepa hacer nada y se mande una cagada a cada rato. Eso sí, cuando se mande una cagada ¿lo podríamos llamar a usted para que nos saque del quilombo?’

“Me pregunto, ‘¿qué carajo hice mal? Fuimos al cine, nos cagamos de risa, pasamos horas tomando café...¿A partir de qué café nos hicimos amigos? ¿Del quinto, del sexto?’ Mierda, eso se avisa. ¡Un café menos y ahora estaría en la cama conmigo!’

“Para ellas, un amigo se rige por las mismas normas que un tampón: porque podés ir a la pileta con él, montar a caballo, bailar... Lo único que no podes hacer con él, es el amor.

“Es que si lo pensás fríamente... si para una mina considerarte ‘su amigo’ consiste en arruinar tu vida sexual, ¿qué hará con sus enemigos?

“A mí me parece muy bien que seamos amigos, lo que no entiendo es por qué no podemos tener ‘relaciones sexuales como amigos’.Yo creo que la amistad entre hombres y mujeres no existe, porque si existiera, se sabría.

“Lo que pasa es que cuando ella te dice que te quiere sólo como amigo, para ella significa eso y punto.

“Pero para vos no.

“Para vos significa que si una noche estás en la playa, ella se pone en pedo, hay luna llena, se han alineado los planetas y un meteorito amenaza la Tierra... ¡A lo mejor conseguís echarle un polvito!

“Por eso te la bancás, porque nunca perdés las esperanzas.

“¿Que se ponga a salir con Ricardo? Bah... ya van a cortar...

“Cuando lo hace, vos atacás con la técnica de ‘consolador’: -‘No llores, el Ricardo ése es un pelotudo. Te merecés algo mejor, un tipo que te comprenda, un tipo que sepa estar ahí cuando lo necesitás... Que sea bajito, que sea moreno, que no tenga mucha pinta, que se llame (tu nombre) como yo’. Al menos, siendo amigo podés meter cizaña para eliminar competencia.

“También usás la técnica del ‘gusano miserable’. Cuando ella te dice: ‘-Ay, qué fuerte que está Fernando, ¿no?’, vos le decís ‘¿Fernando? Tiene facha, sí... un poco bizco.’

“-No es bizco, lo que pasa es que tiene una mirada muy tierna.

“-Sí, en eso tenés razón, me fijé el otro día, cuando miraba a Sandra.

“-No la miraba a ella, me miraba a mí.

“-¿Ves como es bizco?

“El colmo es que las minas consideran que tienen una relación ‘súperespecial’ con un tipo cuando pueden dormir con él en la misma cama y que no pase nada. Pero bueno, ¿lo ‘superespecial’ no sería si pasara algo?

“¿Aunque sea una tiradita de goma?

“Un día después de una fiesta, te quedás ayudándola a recoger todo. Como hacés siempre. Y cuando terminás, ella dice:

“-Uy, es muy tarde, ¿por qué no te quedás a dormir?

“-¿Y dónde duermo?

“-Y, ¡en mi cama, bobo!

“Y te empiezan a temblar las patitas: ‘¡Listo! ¡Ésta es mi noche, se han alineado los planetas!’

“Al rato te das cuenta de que no son precisamente los planetas los que se han alineado, porque ella, como son amigos, con toda la confianza, se queda en remera y bombachita, y vos, visto lo visto, pensás:

‘¡Me voy a tener que quedar en calzoncillos... con la alineación de planetas que llevo encima, la reputa que lo parió!’

“Así que te metés en la cama de un salto para que no se te vea la carpa, y doblás las rodillas, para disimular.

“Ella se mete, te pega el culo y te dice: ‘hasta mañana’. ¡Y se duerme!

“La puta madre, ¿cómo mierda se pudo dormir tan pronto? ¿Pero esta mina no reza, ni nada?

“¡Estás acostado con la mina que te gusta! Al principio no te atrevés a moverte, para no tocar nada. Sabés que si en ese momento hicieran un concurso, nadie podría ganarte: ¡sos el tipo con la mayor calentura del mundo! ¡Y qué larga se te hace la noche!

“Te vienen a la cabeza un montón de preguntas: ‘¿tocar una teta con el hombro será de mal amigo? ¿Y si es la teta la que me toca a mí?’

“Pero después de muchas e interminables horas ya sólo te hacés una  pregunta: ‘¿seré realmente un pelotudo?’

“No podés creer que estés en la misma cama y no vaya a pasar nada.

“Confiás en que en cualquier momento se dé vuelta y te diga: ‘vení, tonto, que ya sufriste bastante, ¡haceme tuya!’

“Pero no. A las minas nunca les parece que hayas sufrido bastante.

“Y mirá que sufrís... Porque tenés toda la sangre del cuerpo acumulada en la cabeza (sí, en esa cabeza).

“Se han dado casos de hombres que han llegado a reventar.

“Pero ahí no termina tu humillación.

“A las siete de la mañana suena el timbre de la puerta:

“-¡Ay, es Ricardo!

-¿Ricardo? ¿Pero no lo habías dejado porque te vivía cagando y tratándote como la mierda?

“-Después te cuento, que ahora estoy apurada. Me olvidé de decirte que iba a traer a su perro, porque como nos vamos a esquiar porque me pidió una décimoquinta oportunidad ..., yo le dije que el perro mejor que con vos no iba a estar con nadie. ¡Que vos sos un amigo! Tenés mala cara... ¿dormiste bien?

“Te quedás mirándola fijo, viéndola que se va con el pelotudo que solamente la usa para coger, con el mástil a media asta y por tu cabeza se te cruzan las 1.001 puteadas y las 101 posiciones que podrían haber practicado esa noche.

“Y ahí nomás te quedás con el perro, que ése sí que es el mejor amigo del hombre.

“Nota: Amigos son los huevos, que van a todos lados juntos. 

“¡NO EXISTE LA AMISTAD ENTRE EL HOMBRE Y LA MUJER!”

 

 

*¿Falsamente? atribuido a al actor –también las más de las veces, actor de comedias- Diego Capusotto y, más concretamente, al personaje Irma Jusid, que él interpretaba en el programa de televisión Todo x $2. En este caso, no ha podido verificarse si se trata de la puesta por escrito de uno de sus “consejos” a los jóvenes que ha sido desgrabado o si realmente corresponde a una de las performances Irma Jusid, una actriz ya fuera del circuito actoral que ahora se dedica a darles consejos a la juventud descarriada, con profusión de palabras subidas de tono y menciones a la sexualidad:

 

¿Te puedo hablar a vos? Sí, a vos, pebeta enamoradiza. A vos que te enamorás de cualquier cosa con pito que anda por ahí. A vos que conociste el pibe número 574.839.187.623... Y decís: ‘Éste sí, es divino, es lo que estaba esperando’. ¿Y qué hacés? Dejás el celular prendido 25 horas al día, esperando que te llame, y si te agarran ganas de cagar, te la bancás, por si te llama justo cuando estás haciendo fuerza. Durante una semana, te vestís como una reina, y creés ciegamente que te va a llamar, y le sonreís a cualquier albañil retovado, y te ponés perfume todo el día, te peinás cada cinco minutos y te depilás cada dos horas, para estar lista, porque sabés que está por llamar... ¡Y suena el teléfono! que hasta lo pusiste en vibrador, para que sea más emocionante... ¡y transpirás! ¡Y tu sonrisa sale de tu cara! Y mirás la pantallita... Y seguís esperando, porque no es él.

“Pero no te importa... Volvés a tu casa contenta, porque pensás que va a estar en la puerta con un ramo de flores, arrodillado; no, ¡mejor, tirado en el piso, pidiéndote disculpas! Y llegás, pero está el portero, que te dice que no llegó ni la revista de Cablevisión. Y como todavía no llamó, ¿qué hacés? ¡Lo llamás! Pero no te atiende... 

¡porque se fue a cagar! ¡O, mejor dicho, a cagarte!

“Pero vos lo entendés, y le das otra oportunidad..... ¡Seguro que te mandó un mail! ¿Y qué hacés? Prendés la computadora.... contenta, estás segura de que te mandó una declaración cibernética... donde explica todo...  Pero... ningún mensaje nuevo.

“Y te sacás... ¡Te calentás y sacás puteadas a los cuatro vientos! ¿Y qué haces? Bien, llamás a todas tus amigas y les quemás el cerebro con la inexplicabilidad de los hechos... Y recordás que ya te pasó lo mismo... ¿y qué hacés? Puteás, ¡querés que se haga mierda contra un puente y que pierda la memoria y que lo único que recuerde es lo bien que te lo cogés! Y decís: ‘¡a éste no lo atiendo nunca más! ¡Se va a arrepentir toda su vida!’

“Y suena el teléfono.... ¡Y ahí esta ese número que esperaste toda la semana,

titilando en tu pantallita! ¿Y qué hacés? Fuck! ¡Lo atendés!

“¡NOOOOOOOOOOOOOOOOOOO!

“¿Qué hacés? ¿Sos enfermita? ¿Sado, pelotuda? ¡Así no!

“¿Sabés lo que te va a pasar?

“Te va a decir que estuvo ocupado... que se reunió con Clinton, en la casa amarilla... Que no durmió en toda la semana por tanto laburar y que se olvidó el celular en la casa de una tía lejana... Y le vas a creer... ¡porque sos pelotuda!

“Y lo peor es que te va a invitar a salir... ¡y todo lo que puteaste y lo que tenías planeado decirle, te lo vas a meter en el orto!

“¡Y vas a terminar en su cama! Durmiendo con el enemigo, y después él te va a meter

en el auto, y te va a tirar en el hall de tu casa.... ¡de donde nunca debiste haber salido!

“¿Y qué hacés? Prendés el celular, por si llama... Y esperás un rato laaaaaaaaaaaargo...

“Haceme caso... esperá a que te llame.... Pero mientras, llamá ¡a otro!

“Agarrá tu banco suplente y armate un partidito de reserva...

“Divertite... dejá que te emboquen, que festejen sus goles, pero mandalos al banco antes de que se les suba la fama a la cabeza.

“Llamá a tus amigas y salí a putanear, ¿quién te dice que no hay algo mejor por ahí? “¡Empedate, enfiestate, no seas sana! Pero cuidate, dejate de joder, que todavía hay cabezas que cortar, ¡y ni te digo las velas por soplar! Y como dice el tango:

“¡Cagate en los machos! El hombre es problemático y febril; ¡el que no ronca, se mama; y el que está bueno, es un gil!

“Haceme caso...  ¡Cuidate, querete... ojito, ojete!

“Pero el orto no lo entregues... ¡Que haya algo que les cueste! ¡Que si no vuelven por amor, vuelven por éste!”
Redacción Adlatina

Por Redacción Adlatina

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