Daniel Rosenfeld, director de Argentinacine, conversó con Adlatina sobre su presente en la productora, sus trabajos actuales, su carrera y las tendencias en la industria.
Rosenfeld fue premiado como director novel en la Competencia Oficial de Venecia, es también coproductor de sus películas y de varios proyectos. Licenciado en Comunicación Audiovisual, estudió montaje con Miguel Pérez, puesta en escena con Augusto Fernandes, interpretación con Julio Chávez, y realizó seminarios con Krysztof Kieslowsky, Stephen Frears, Jorge Goldenberg, Lita Stantic, Ken Adam, Alessandro Baricco, Antonhy Mingella y Abbas Kiarostami.
Antes de dirigir, trabajó en varios largometrajes como ayudante de dirección de Alejandro Agresti. Ha dirigido cinco largometrajes premiados (documentales y ficción) estrenados en Berlinale, Competencia Oficiar del Festival de Venecia, Festival Internacional de Cine de San Sebastián, y Fid Marsella, entre otros. Ha coproducido nueve títulos con Francia, Dinamarca, España, Países Bajos, Japón, Alemania.
¿Cuál es su presente en Argentinacine?
Me siento muy a gusto porque es una productora que prioriza la calidad. Argentinacine siempre se renueva y se transforma.
¿En qué proyectos trabajó recientemente y en cuáles trabajará?
Acabo de dirigir dos comerciales para Burger King, con una gran agencia, We Believers: Desmechada King sobre unos mozos que entran a degustar un local de Burger King, y Por tus hijos que muestra a unos padres que no pueden resistir la tentación de probar la comida de los chicos. En cuanto a la dirección cinematográfica, aspiro comenzar un largometraje durante 2024.
Nos pasaron una breve reseña de su vida: “Estudió montaje con Miguel Pérez, puesta en escena con Augusto Fernandes, interpretación con Julio Chávez, y realizó seminarios con Krysztof Kieslowsky, Stephen Frears, Jorge Goldenberg, Lita Stantic, Ken Adam, Alessandro Baricco, Antonhy Mingella y Abbas Kiarostami” ¿Qué aprendió o tomó (de cada profesional) para definir su manera de dirigir?
Es difícil responder eso sintéticamente, pero estar en contacto con personas inspiradas genera mucho entusiasmo, curiosidad, energía. Quizás todos tengan en común un amor por las distintas formas de relato visual, la dramaturgia y los detalles que hacen que las vinculaciones entre personajes dejen huella.
Si es que lo tiene, ¿Cuál es su sello característico, eso que define o hace que uno al ver sus producciones sepa que son suyas?
Siempre se filtra algo en relación a los gustos personales, pero para mí es importante encontrar la naturaleza del guion, porque tiene mucho trabajo de un cliente y una agencia detrás, o sea que el estilo es aportar para potenciarlo en todos los aspectos, transformarlo en una narración. Particularmente disfruto de poder trabajar con un relato visual, emocional y con humor. Y por supuesto el trabajo con actores.
¿Cómo hace para que convivan estos dos tipos de directores en usted, por un lado, el director de cine de largometrajes, y por otro, el director de cine publicitario?
Yo soy el mismo y trato de encontrar siempre cuál es la singularidad del material, tanto en la adaptación de una novela como en un guion de publicidad. Solo que hay reglas y alfabetos diferentes entre el cine y la publicidad. Además la arquitectura de contar en 30 segundos necesita un trabajo de precisión especial. Hay un status quo entre productoras, clientes y agencias que hace que se trabaje con un mecanismo de muchas referencias en la publicidad. En cambio en cine no trabajo con referencias concretas, sino tangenciales.
¿Cuáles considera que son las tendencias en la industria del cine publicitario?
Las tendencias en la publicidad cambian todo el tiempo. Suelen aparecer luego de cada festival importante que inspiran a clientes y agencias. Pero como pasa con las tendencias tecnológicas, luego todo empieza a parecerse entre sí, hasta que otra cosa nuevamente mueve el tablero. En un momento parecía que la realidad inmersiva sería una herramienta crucial en la industria publicitaria, pero eso no sucedió. Al fin de cuentas, a pesar de que cambien los formatos, los elementos esenciales para contar micro historias siempre sobreviven.