Parece que definitivamente 2022 es el año en que toca hablar del metaverso. Dentro de este furor informativo, aparecen nuevos temas y se comienza a hablar de “experiencias metaversiales”. No tengo claro si esto es un término para contar y que te cuenten cosas nuevas o es reflejo de la definición tan vaga de qué son los metaversos.

Aunque para entender que es la Web 3 debería contarte que es la Web 2 y la 1, te lo voy a ahorrar y vamos al grano. Los tres componentes de la Web 3 son: se trata de experiencias inmersivas, transportan valor y son descentralizadas. Las experiencias metaversiales son aquellas que combinan cualquiera de estos tres componentes en alguna medida.

Las experiencias inmersivas, de realidad aumentada, virtual o mixta, son algo relativamente maduro: pregunte usted a un gamer y le contará multitud de experiencias, desde las iniciales básicas hasta las mejores, a nuestro alcance hoy día. Aunque esto es establecido y tenemos el espejo de la industria de los videojuegos para mirarnos, es una oportunidad para comunicar, entretener y emocionar. Desde ese punto de vista de comunicación vamos a poder revisar temas experienciales, como el shopping, que en el mundo real es infinitas veces más entretenido que en el mundo virtual. Otro frente curioso es el de visualización de data: a día de hoy, continuamos graficando buena parte de los reportes de todo tipo en gráficas en dos dimensiones, en un dashboard o Power Point relativamente plano. La arquitectura y los motores de hoy día nos van a brindar la posibilidad de ver reportes en más dimensiones: andar dentro de un mapa en el que vemos nuestras ventas, las de la competencia y la presión publicitaria de ambas mientas caminamos de una provincia a la siguiente. Esto, a día de hoy, está al alcance de los buenos analistas de datos, que tienen una capacidad de abstracción infinitamente superior a la de un pobre civil como yo. El resto, cuando podamos verlo, lo empezaremos a mirar.

La parte de transporte de valor, con los dichosos NFTs, está pasando ahora mismo su primer test de estrés. Aunque esté habiendo un reajuste de valor en ese frente, sí tenemos que prestar atención a las oportunidades de comunicación que presentan. Las mayores oportunidades se van a crear alrededor de una identidad digital sólida, en manos del consumidor y modular: vamos a elegir qué data exponemos a quién a cambio de qué. Alrededor de esto se van a abrir oportunidades en programas de fidelización e incentivos más ricos y sólidos que los que tenemos hoy.

Y en el frente de la descentralización tenemos de nuevo algunos cuestionamientos. Dos de los tres mayores fabricantes de gafas de realidad virtual a día de hoy son Facebook/Meta y TikTok. Aunque ambas han planteado su intención de ser abiertas e interoperables, habrá que ver qué posición toman en el futuro, el día que aparezca por la puerta Don Dinero.

Bueno, después de este repaso y como dice un cliente muy querido, “so what?”.

Pues mi recomendación es que pruebe, a nivel personal, todo lo que hay disponible: que se coloque las gafas de realidad virtual, que mire un wallet de NFTs, que busque casos o que me los pida y se los mando. Y con eso en la mano, rodéese bien y mire qué tiene sentido probar para su marca: diseñar una experiencia para plataformas que ya existen: Roblox, Horizon, etcétera. Y no se precipite: escribo estas líneas en julio de 2022 y ayer Meta presentó por primera vez en su historia un trimestre en el que decrecieron sus ingresos. Bienvenidos a la realidad. Parece que vamos a tener tiempo para probar y madurar decisiones.

Y si en el título hablábamos de experiencias, por supuesto rodéese de buenos tecnólogos y grandes creativos.

Lo diré una y mil veces: cuanto más sé de data, más fe tengo en la creatividad.