Tim Cook, CEO de Apple, contó en estos días que en 1998 Steve Jobs lo convenció de dejar atrás Compaq ―por entonces en explosión y hoy desaparecida como marca― para unirse a una empresa que estaba al borde de la bancarrota: Apple.

“En 1998 Jobs me convenció de que abandonara Compaq y me uniera a una empresa que estaba al borde de la bancarrota ―recordó―. Fabricaban computadoras, pero al menos en ese momento la gente no parecía demasiado interesada en comprarlas. Sin embargo Steve tenía un plan para cambiar las cosas, y yo quería ser parte de ese plan. Él no estaba pensando en la iMac o en el iPod ni en todo lo que vendría después, pero sí estaba pensando en los valores que permitirían que esos inventos cobraran vida. La idea de poner herramientas poderosas en manos de la gente todos los días ayuda a desatar la creatividad y hace que la humanidad avance. La convicción de que podemos construir cosas que nos ayuden a imaginar un mundo mejor y luego hacerlo realidad”.

Ante los estudiantes de la Tulane University, Cook contó que se sintió atraído por el poder mundial de “desatar la creatividad”. Ese pensamiento singular, inmensamente poderoso, lo llevó de la comodidad al caos. Todo esto lo sugirió el actual CEO de Apple mientras les insistía a los asistentes en las ventajas de escuchar a los demás, de abrirse al mundo de un modo diferente, de prestar atención “a lo que nos debemos entre nosotros” y de entender la importancia del cambio climático (durante su liderazgo, que se extiende desde que fue nombrado CEO en 2011, Apple alcanzó el estatus de empresa que funciona en un 100% gracias a energía renovable).

En clara referencia a Facebook, Cook comentó que “hoy ciertos algoritmos los empujan hacia las cosas que ustedes ya conocen o aman, y los alejan de todo lo nuevo, lo distinto. Sáquense de encima esa forma de pensar y de acercarse a las cosas. En 2019, abrir los ojos y mirar las cosas de un modo nuevo puede ser un acto revolucionario”.