De gurrumí ya comenzó a tirar sus primeros acordes y hacerse amigo de la música, allá por el año ‘84, cuando iba al colegio industrial ENET Henry Ford, de General Pacheco. En ese entonces, formaba parte del grupo Fondue, según él, un nombre tan feo como el reggae que hacían, a pesar de tener muy buenos músicos. Años después fundó La Zimbabwe Reggae Band, donde comenzó a pasar sus primeras horas frente a la consola y dio los primeros pasos en el mundo de la producción.
Desde esos años ochenta hasta hoy, José Adolfo Verde –como se llama realmente- trabajó con todos: Los Caballeros de la Quema, Vicentico, Diego Torres, Joaquín Sabina, Joan Manuel Serrat, Shakira, Attaque 77, Gustavo Cerati, Divididos, Soledad y como si esto fuese poco, creó el reality –donde era presidente del jurado- del cual salieron los conjuntos teen’s Bandana y Mambrú, algo así como las Spice Girls y los Backstreet Boy’s latinos.
Pero el señor Verde tiene otras pasiones. Estudió publicidad y solo le faltó un año para recibirse de arquitecto. “Estudié casi dos años de Publicidad en la Fundación. Me fascina. Creo que es un trabajo muy valorable el tener que ayudar a las marcas a conectar con los consumidores. Hay una gran injerencia de la música en la publicidad. A veces cuesta que estemos más cerca porque los artistas con los que trabajo, en un 99 por ciento, no piensan sus canciones para vender productos. Entonces, cuando surgen oportunidades, también aparecen las dudas y no podemos tener una respuesta acorde a los tiempos veloces que maneja la publicidad”, explica. Y agrega que “el artista es una marca que va construyendo con el tiempo, con lo cual, cada vez que aparece su nombre, hay mucho en juego”. Acto seguido le viene a la cabeza una anécdota para ilustrar su respuesta: “Una agencia, no recuerdo ahora el nombre, nos llamó para utilizar una canción de Fito Páez en una publicidad de papel higiénico. El tema era A rodar mi vida. Llevó un tiempo tomar la decisión de ceder el tema… Finalmente, le resultó simpático y se hizo”.
Para Afo Verde, cada artista es un plan de marketing diferente. Al respecto, sostiene: “Mi gran pelea siempre es esa. No hay un modelo de trabajo común para todos. En esto funciona igual que la publicidad. Preparar un disco para cada artista es completamente diferente. Nuestra misión es tocarle el hombro a la gente, que se de vuelta y quiera conocer la propuesta. A diferencia de la publicidad, nosotros contamos, para bien y para mal, con la voz del artista para hacer marketing”.
SU RETORNO A SONY MUSIC
La empresa discográfica nació de la unión de CBS/Records y RGA (Radio Corporation of America). En 2004 se convirtió en Sony BMG y, desde 2008 volvió a llamarse Sony Music. Diez años atrás, Afo Verde se había retirado de la compañía buscando independencia: “Sentía que las compañías no tenían real conciencia de que había que transformarse. Con el tiempo decidí volver, pero mi condición sine qua non fue ‘transformar’”.
Por ese entonces, se encontró con una discográfica con ganas de modernizarse. En ese marco, dice, la gran pregunta era si con toda la revolución digital, la música tenía realmente un problema. “La respuesta fue ‘No. La música está más viva que nunca’. Yo hago una comparación con la situación del lenguaje. Antes se hablaba latín, ahora casi nadie lo hace, pero el lenguaje no tuvo problemas, simplemente cambió el idioma. Entonces, se trata de transformar el modelo de negocio”, explica. En este sentido, la industria tuvo dos grandes crisis: la distribución y la piratería. Según Verde, hoy hay nuevos servicios, nuevas formas de comercialización como los modelos de suscripción, y la presencia de YouTube o Google, que se ocupan de pagarles a los dueños de los derechos lo que corresponde. Por eso, asegura, no bien regresó a Sony, lo primero que tuvo que hacer fue juntarse con los players digitales para brindarles las herramientas necesarias para que sean el link entre la música y el consumidor.
Desde su cargo de chairman & ceo de Sony Music para la región Latina, España y Portugal, Afo Verde cuenta que a pesar de las pocas horas de sueño –antes lidiaba con la diferencia horaria de Los Ángeles, ahora le suma las cinco horas de Europa- y la agenda de destinos y viajes, está feliz con la realidad que tiene la empresa: “La comunidad internacional nos está prestando atención y tenemos que aprovechar eso”.
¿Cómo es trabajar para los diferentes mercados? Afo explica que, lógicamente, hay diferencias gigantes entre el mercado hispano y el latino: “La concepción de lo que es rock para un argentino o para un brasileño es muy diferente de lo que es rock para un latino en Estados Unidos, donde sería Maná y Juanes”, dice. Y agrega: “Eso en un punto está buenísimo porque segmentan menos y uno encuentra un iPod con Calle 13 y con Arjona. Ahora tengo muchos sueños de tener más argentinos en otros mercados. Hay muchos que me encantan, por ejemplo, Abel Pintos, que merecería que lo conozcan más. Pero es un choque cultural muy grande. No dudo que en Estados Unidos haya público para eso. Pero la apuesta de los medios de hoy está enfocada hacia otros lados”.
EL MUNDO DIGITAL Y LA PIRATERÍA
Para el productor, el mundo digital es una gran oportunidad para los artistas, dadas las posibilidades que este medio permite para comunicarse con su público.
Pero a su vez, asegura, plantea una gran crisis: “Al igual que las compañías, los medios tienen que tener un proceso de transformación violento para adaptarse. El periodismo es y debe ser independiente. Pero su modelo de negocio cambió. Lo más importante es la comprensión del consumidor. Las crisis generan dolor pero también permiten el crecimiento del mundo. Es cuestión de ver la manera de barajar y dar de nuevo. Por un lado, no puedo más que desearle lo mejor a los medios y que puedan reinventarse lo más rápido posible, porque el mundo va muy rápido”, sostiene.
La piratería es otro de los problemas que llegaron con la explosión digital. “No me gusta el nombre piratería, pero digamos que hablamos de no pagar por obtener algo. Hoy esto es una realidad. No me interesa la persecución de quienes realizan delitos, de eso que se encarguen a quienes les corresponde (pero que lo hagan); el problema es que no dañan a las grandes compañías, sino a quienes viven de eso”, opina Afo Verde. Y continúa: “Sin embargo, pienso que hay que entender al consumidor, no tratarlo de delincuente, en este sentido sostengo que falta es educación. A mi no me gusta nada tratar a un chico que bajó canciones como un delincuente, me parece una postura de ignorante. Estoy a favor de educar y en contra de castigar sin educar. Es importante que se sepa que si algo está a la venta es porque alguien vive de eso”.
Para concluir con este tema, expresa: “Pienso que hay cosas muchos más graves para la sociedad que la descarga de música. Antes que una canción, me parece que es más importante que los responsables se encarguen de la pedofilia infantil, la prostitución en Internet, entre otras cosas”.