El gobierno del Reino Unido va a cortar la campaña de marketing Change4Life, dirigida a combatir la obesidad, que cuesta al estado 120 millones de dólares, y les pedirá a las empresas que se hagan cargo de la tarea de educar al público sobre cómo comer saludablemente y hacer ejercicios físicos, como condición para no imponer nuevas restricciones al marketing de alimentos.
El movimiento es parte de un plan más amplio de recortes en el marketing por hasta un 50% que realiza el nuevo gobierno conservador de Gran Bretaña, que hoy por hoy es el mayor anunciante del país, superando a Procter & Gamble.
M&C Saatchi fue la principal agencia en el manejo de la cuenta de Change4Life. En este momento, las agencias están digiriendo la noticia de este corte drástico en su facturación, pero, en cambio, las empresas anunciantes miran con buenos ojos la oportunidad de jugar un papel mayor en el debate, y también están disfrutando de la promesa del gobierno –en retorno por su ayuda- de no incrementar la regulación para el marketing de comidas y bebidas.
El secretario de Salud del gobierno conservador, Andrew Lansley, adoptó la medida de dar por tierra con el presupuesto de 120 millones de dólares en tres años instalado por su antecesor laborista, y urgió un “nuevo enfoque” en el tema de la salud pública. Según Lansley, “presionaré (al sector comercial) para que provea fondos para la campaña, y ellos necesitan hacer más. Para revertir las tendencias en obesidad, el sector comercial debe cambiar sus prácticas de negocios, incluyendo la forma en que promueven sus marcas y la reformulación de los productos”.
La iniciativa de
Su líder, Ian Barber, dijo: “Los actores de los negocios están listos para jugar su parte. Miramos complacidos el hecho de ser vistos como parte de la solución, en lugar de ser constantemente castigados como parte del problema. Es mucho más probable conseguir los resultados correctos si tenemos un rol positivo que si nos están lanzando constantemente barro”.
El ministro Lansley agregó: “Vamos a hacer de Change4Life menos una campaña del gobierno y más un movimiento social. Menos pagado por el gobierno y más apoyado por los negocios. Menos relativo a la costosa publicidad y más en apoyo a las respuestas de las familias e individuales”.
Tanto los empresarios como los propietarios de medios ven a la decisión de Lansley como un alivio para los movimientos que instigaban a aplicar una prohibición de la publicidad en televisión (previa a las 9 de la noche) para alimentos altos en grasas, sal y azúcar, que hubiera puesto en peligro ingresos por más de 400 millones de dólares por año en concepto publicitario, según el regulador gubernamental Ofcom.