Nuestra agencia acaba de derrotar a uno de los shops más famosos del mundo. Nosotros; una pequeña agencia independiente en alza, fue seleccionada para ser la agencia de record superando a un shop legendario como más Leones que un muestrario de la vida silvestre.

Pero nosotros no sabíamos que ellos estaban en el pitch hasta que fuimos informados de que habíamos ganado la cuenta, y eso nos enseñó una valiosa lección.

Estas son las razones por las cuales no saber quién esta participando contra usted puede ser increíblemente liberador para una agencia pequeña como la nuestra:

Sea cuidadoso con lo que desea

Dunn&Co. ganó una cantidad de nuevos negocios. El proceso por el que adquirimos clientes importa pocas veces. Nuestro porcentaje de éxitos es sólido como una roca. Pero, como una agencia, todavía teníamos que participar en un pitch contra la elite de una industria, el tipo de pitch al cual muchas agencias pequeñas gustarían ser invitadas. Pero eso ocurrió.

El corcho del champagne apenas tocó el pico antes de que llegáramos a una sobria conclusión: podríamos haber perdido si hubiésemos sabido el nombre de nuestro oponente, porque nos hubiéramos preocupado más por cómo vencerlo que por cómo hacer el trabajo que realmente nos ayudara a ganar.

Más manos a la obra

Nosotros teníamos cuatro equipos creativos internos trabajando en el pitch, y encargamos a nuestro departamento de producción crear videos específicos y otros contenidos digitales. De esta forma, en total, estuvo involucrada casi una docena de creativos, incluyendo dos con frondoso currículum. No obstante, aun con todo ese poder de fuego, nos preguntábamos en voz alta si hubiéramos sentido la presión de contratar equipos free-lance para contribuir con ideas adicionales.

Ningún agotamiento

Como la mayor parte de los pitches, mucho trabajo fue creado después de que fuera completada la tarea prevista para el día. No nos estiramos hasta el punto del agotamiento. Al final, esta fue una de las mejores presentaciones que hicimos sin llegar a estar exhaustos, pero pensamos acerca de cuántas noches y fines de semana hubiéramos tenido que pasar para matar al gigante.

Arenas movedizas emocionales

No hubo nunca un momento durante el proceso creativo en el que nos sentimos inseguros acerca de lo que estábamos haciendo. Nunca nos cuestionamos la estrategia, las ideas, el copy o el arte. Creíamos tener lo mejor cada vez que nos acercábamos al tablero para ver la última parte del trabajo.

Podría haber resultado una historia diferente si hubiésemos sabido contra quién estábamos compitiendo. Las dudas hubieran nublado a nuestro proceso de decisión. La inseguridad que cada creativo lleva consigo podría habernos empantanado. Podríamos haber revisado cada cosa una y mil veces, repensar cada pequeño detalle, y habernos derrumbado ante el peso de nuestra propia ansiedad. “¡Este layout es pésimo. Ni siquiera está cerca del nivel de ellos!”. “Estoy seguro de que ellos ya pensaron en esa idea. Prueben otra vez”. “Seamos francos, nosotros no podemos ser más divertidos que ellos”. Pero nada de eso ocurrió porque confiábamos en nuestro talento y experiencia, y así nos acercamos al pitch como si fuéramos la única agencia que estaba en él.

Por cierto, todo eso era totalmente hipotético. Nosotros podemos haber llegado a la misma presentación y tener el mismo resultado aun si hubiésemos sabido quién era el rival. Pudimos no haber parpadeado cuando miramos al gigante de la industria. Somos un shop de calidad con un record de negocios estelar, y esa creencia podía haber sido suficiente como para ganar.

Pero las pequeñas agencias saben bien lo que pasa. Y ahora nosotros sabemos que es mejor no saber nada en absoluto.