Por Alessandra Gomes
Directora creativa ejecutiva de McCann Health Brasil
Cada vez que he estado en Cannes (tres veces, para ser exacta), algo siempre me ha llamado la atención. Casi todas las agencias que subieron al escenario del Grand Palais para recibir sus Leones tenían, en algún lugar de los créditos, un creativo con nombre brasileño. Incluso se convirtió en una broma recurrente entre colegas de otros países: "¡Ahí va otro brasileño al escenario, qué sorpresa!".
Pero el comentario siempre fue desenfadado y dicho con respeto. Porque lo cierto es que Brasil siempre ha estado presente y ha sido relevante, y ahora, oficialmente, el mundo lo reconoce. Somos el primer País Creativo del Año en la historia de Cannes.
Este reconocimiento va mucho más allá de un título. Representa la fuerza de nuestra cultura creativa, construida con talento, conocimiento, coraje, resiliencia, cariño y una inmensa capacidad para innovar y reinventarse. Valida una trayectoria marcada por desafíos, pero también por una extraordinaria capacidad para superarlos, manteniendo una consistencia que se ha destacado a lo largo de los años. Solo en 2024, las agencias con sede en Brasil ganaron 92 Leones de Cannes, lo que demuestra que los presupuestos limitados y la devaluación de la moneda no son obstáculos para la influencia global en la industria creativa.
Mientras, me preparo para ir a Cannes como jurado en la categoría de Salud y Bienestar en un año tan simbólico para mi país; un privilegio que llevo con un gran orgullo y responsabilidad. Es una invitación a representar la perspectiva de un país que no crea solo para impresionar. Es un país donde la creatividad es una forma de ser y de vivir. Un país donde la creatividad a menudo surge de la falta de recursos, pero encuentra su poder en el propósito, fomentando conexiones significativas y duraderas e impulsando el cambio social.
Para ser creativo en Brasil hay que saber escuchar más allá del briefing. Es traducir las complejidades en poesía. Es mantener un oído atento, una mirada atenta y un corazón abierto. Es crear con alma, incluso con un presupuesto ajustado. Es iluminar el camino cuando nadie más ve una salida.
Y quizás por eso el mundo no puede dejar de observarnos. Porque nuestro trabajo no es solo ingenioso desde el punto de vista creativo, sino humano.
El título de País Creativo del Año no pertenece solo a quienes están bajo los focos hoy. Pertenece a toda una comunidad creativa que creyó, que abrió puertas para que pudiéramos llegar hasta aquí. Pertenece a las agencias y a todos los que las conforman, a los clientes, a los socios. Pertenece a las mujeres que siguen ganándose su espacio. A los jóvenes talentos que aportan nuevas narrativas y perspectivas que seguirán traspasando fronteras y redefiniendo la industria. Pertenece a todos nosotros.
Este reconocimiento también me toca de cerca. Nunca olvidaré el día que reconocí los síntomas del herpes zóster en mi madre. Ella pensó que era solo una alergia cutánea, pero gracias a una campaña en la que trabajé, supe que no era así. La llevé de urgencia al médico y la atendieron de inmediato. Ese momento lo hizo todo real. No era solo una campaña. Era atención. Era salud. Era vida. Marcó una diferencia para ella y creo que puede tener el mismo efecto en muchas otras.
En Cannes, busco ideas que realmente transformen. La creatividad con propósito es lo que me ha impulsado desde el primer día. Comencé mi trayectoria en el ámbito de la salud y, tras innumerables experiencias transformadoras, sé en el fondo que lo que hacemos puede cambiar vidas. Esa es la perspectiva que aporto al jurado este año: una visión apasionada, sensible y profundamente comprometida.