El director de Blow Up Films Cristian Bernanrd afirma que no se emociona con el Hollywood de hoy. “Creo que después del cine americano de los ‘70 no se invento nada”, dice, y asegura que es director gracias a Steven Spielberg, George Lucas y Stanley Kubrick. “Cuando yo iba a ver sus películas me olvidaba de que eran artificios. Para mí eran otros mundos sobre una pantalla. Son mis Beatles”.
Bernard tiene más de 15 años de carrera profesional, que inició en 1989 con la dirección de su primer corto de ficción, La ceguera. En 1993, ganó el primer concurso nacional de cortometrajes del Instituto Nacional de Cinematografía con el guión titulado Encuentros lejanos.
En 1997, comenzó su vínculo con Flavio Nardini –a quien hoy considera uno de sus maestros- como asistente de dirección para la productora Film Planet. A partir de entonces sus carreras estuvieron ligadas: juntos pasaron a La Produ, donde en 1998 Bernard dirigió Skinhitler, un cortometraje de bien público para el centro Simón Wiesenthal; y a principios de 1999 escribieron y dirigieron 76 89 03, un largometraje independiente filmado en 35 milímetros, blanco y negro. Actualmente, están editando Regresados, cuyo estreno se espera para mayo de 2006. La película parte de una reunión de egresados, en la que los personajes se reencuentran después de veinte años y se cuentan tres historias cuyo factor común son las segundas oportunidades.
A mitad de año, el director se unió a la productora que recientemente fundó Daniel García –Blow Up-, en el que él mismo denomina su regreso al mercado publicitario.
-Adlatina.com: ¿Cómo llegó a Blow up?
-Cristian Bernard: Llegué a Blow up gracias a una invitación de Daniel García. Nosotros ya habíamos trabajado juntos, nos conocemos hace muchos años y Dani siempre me impulsó a volver a la publicidad. Él estaba abriendo su productora y me convocó para integrarme al proyecto junto con Fernando [Zuber] y Paz [Alonso].
-¿Dónde estaba dirigiendo antes?
-C.B.: Hace dos años que estoy fuera del mercado publicitario. De alguna manera éste es mi regreso al medio. Yo antes dirigí en La Produ junto a Flavio Nardini. Fue un lugar que me dio todo. Flavio y Orlando [Rodríguez] son mis maestros. Con ellos pude experimentar y aprender el oficio de dirigir.
-¿En qué proyectos está trabajando actualmente?
-C.B.: Me encuentro, junto a Flavio Nardini, en plena etapa de montaje de mi segundo largo, Regresados.
-¿Cómo llegó al cine?
-C.B.: Al cine llegué desde el largometraje. Yo estudié en la Universidad del Cine, en sus primeros años, cuando era un lugar mágico lleno de gente con unas ganas extremas de hacer cosas. Durante ese período, y antes también, hice varios cortometrajes. En el ’94, tuve la suerte de ganar un concurso de cortometrajes del Instituto de Cinematografía, y a partir de ese momento ingresé al mundo laboral del cine. Mis primeras armas las hice como meritorio de producción en un film de Tristán Bauer, y luego Jorge Rocca me propuso ser uno de sus asistentes de dirección en su primer largometraje, titulado Patrón.
-Por lo que dice parecierea que la Universidad del Cine dejó de ser "ese lugar mágico" que dice...
-C.B.: Creo que las escuelas de cine tienen un complejo de inferioridad y pierden cuando aspiran a ser “universidades”. Yo me acuerdo el día en que Flavio Nardini se fue de la FUC cuando un profesor de sonido tomó un examen oral y una de las preguntas era: “Definir qué era el tono piloto”. Me acuerdo que Flavio se levantó del asiento y le dijo: “Yo vengo acá a aprender a hacer películas, no a memorizar como un loro”. Ese día se fue y no vino más, y eso fue un presagio de lo que terminaría siendo la FUC. El primer año todos queríamos filmar lo que fuera y con lo que fuera. Nada más que hacer. Si nos daban un ejercicio en VHS nos lo tomábamos como si fuéramos a filmar El Padrino. Después, en segundo año, entraron con el tema de oficializar los títulos y empezó a meter mano un montón de gente que sabe de cine tanto como yo de ingeniería naval. La otra diferencia con la actualidad es que en esa época la cuota costaba algo parecido a lo que hoy serían 150 pesos. Hoy creo que la cuota vale 700. Con eso ya esta todo dicho.
-¿Y a la publicidad?
-C.B.: A la publicidad ingresé después. Mi primera experiencia fue muy poco feliz. En parte, porque yo era muy “pollo” para ser primer asistente de dirección, y también porque el director para el que trabajaba no se destacaba por su vocación formadora. Luego de esa calamitosa pasada me retiré a escribir mi primer guión para cine y, al año, Flavio Nardini me comentó que necesitaba una asistente de dirección. Yo necesitaba trabajo y él me propuso hacer una prueba piloto para un comercial de la revista Billiken. A partir de ese momento comencé a trabajar junto a Flavio en la productora Film Planet. Fueron años hermosos, donde descubrí que se me permitía aportar ideas y contribuir en el plano artístico.
-¿Qué significa el cine para usted?
-C.B.: Todo. Si no fuera por el cine, hoy estaría tirado en una zanja.
-¿Se considera un apasionado del cine?
-C.B.: Veo una película por noche. Soy un gran fan del cine americano de los ‘70. Creo que después de ahí no se invento nada. Ni el Hollywood de hoy, ni todas las Old boy del mundo me emocionan demasiado.
-¿Cuál cree que es su principal virtud como director?
-C.B.: Puedo narrar con imágenes, contar historias.
-¿Qué aptitudes debe tener un futuro director?
-C.B.: Antes que nada, saber escuchar y no creerse que dirigir es dar órdenes.
-¿Cuáles son en su opinión las virtudes y defectos de la región en cine?
-C.B.: La mayor virtud son las ganas desmesuradas de un montón de gente joven por filmar. La desventaja es la falta de guionistas. En la Argentina hay grandes directores de cine, pero sigo pensando que muchos se dedican a describir, a contemplar, y se van por la tangente a la hora de “contar un cuentito”.
-¿En qué cambió la tecnología digital el trabajo de los directores?
-C.B.: Lo digital es sólo un formato, una tecnología. Lo único que importa son las historias, no en qué formato están contadas. Además, se vende que lo digital es más democrático, y después hay que gastarse setenta mil dólares para hacer una ampliación a 35 milímetros. O que con el HD vamos a filmar todos, y alquilar la cámara te cuesta lo mismo que una de cine. Yo tampoco soy un militante del celuloide. Considero que es elitista y que está diseñado sólo para que puedan filmar unos pocos. Si tiene que morir ese formato, por mí que se muera y pronto. Pero tampoco me trago que el video es el futuro.
-¿Cómo es su relación con la agencia y el cliente?
-C.B.: Las relaciones varían según la agencia y el cliente. Hay agencias que dan más margen para aportar, y hay otras donde el espacio para el diálogo y el intercambio de ideas es más estrecho. He trabajado con creativos que me han tratado con mucho respeto y con los cuales uno se sentía parte de un equipo, y también he tenido que trabajar con otros que no sé para qué llaman a un director. Por lo general, los mejores resultados se dan con los primeros.
-¿Cuál cree que debería ser el rol de la agencia y el del cliente durante la preproducción y durante el rodaje?
-C.B.: No lo sé. Yo no soy nadie para decir cuál es el rol de cada uno. Creo que aparte de la faceta creativa, debería haber mejor comunicación entre las partes. Siempre que hubo problemas, fue por cortocircuitos en la comunicación.
-¿Cuál considera su mejor comercial?
-C.B.: El comercial que más me gusta es uno de Viagra que hice para Grey. La idea era magistral, y creo que yo no me hice el vivo. Lo veo y no se nota la cámara. Me gustan los comerciales y las películas donde no se ve al director. Muchas veces el exceso de estilo perjudica el mensaje.
-¿Qué directores lo marcaron?
-C.B.: Los tres tipos por los que yo hago cine fueron [Steven] Spielberg, [George] Lucas y [Stanley] Kubrick. Después vinieron [Martin] Scorsese, [Francis Ford] Coppola, [William] Friedkin, [Sam] Peckimpah, [Orson] Welles, [Ingmar] Bergman, [Billy] Wilder y [Federico] Fellini. Pero los tres primeros lograron transportarme a otra realidad. Cuando yo iba a ver sus películas, me olvidaba de que eran artificios. Para mí eran otros mundos sobre una pantalla. Gracias a ellos soy director. Son mis Beatles.
-¿Con qué aspecto del proceso de creación de un comercial disfruta más?
-C.B.: Depende, varía según el proyecto. Hay comerciales en los que disfruté más de la pre-producción y otros, en el rodaje. Generalmente, lo que menos me gusta es el montaje.
-¿Qué le gusta hacer en su tiempo libre?
-C.B.: Ver películas con mi hijo. Tiene un año y medio y ya es un experto. Un amigo me dice que el año que viene me va a pedir que le ponga La naranja mecánica.