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COLUMNA ESPECIAL - LECCIONES DE LIDERAZGO EN LA ERA DIGITAL

De Mad Men a Mountain View, por Mariana Hernández Delfino

Board member de startups y líder del capítulo de Madrid Latinas in Tech, Mariana Hernández Delfino repasa algunos aprendizajes que le dejó su paso por Google, compañía en la que estuvo casi once años.

De Mad Men a Mountain View, por Mariana Hernández Delfino
más allá de las competencias técnicas, fueron las transformaciones en mi forma de trabajar y liderar las que marcaron la diferencia.

La transición de la vorágine creativa de una agencia global al universo tecnológico de Google fue un punto de inflexión en mi trayectoria profesional. Más que un cambio de empleo fue una metamorfosis de mentalidad, donde la cultura organizacional del gigante tecnológico moldeó mis cualidades como líder senior y me enseñó nuevas formas de concebir el éxito y el progreso.

En este crisol de innovación, el aprendizaje fue constante y exponencial. Me sumergí en las profundidades de la tecnología, la innovación digital, el marketing online y el diseño, adquiriendo un conocimiento que me ha convertido en una profesional más completa. Pero, más allá de las competencias técnicas, fueron las transformaciones en mi forma de trabajar y liderar las que marcaron la diferencia.

1. El tiempo es un arte. Reuniones de 25 minutos, impensables en mis días de agencia, se volvieron la norma, demostrando que la productividad no se mide en horas, sino en resultados. Reforcé mi capacidad de priorizar, respetar mi tiempo y el de los demás, y trabajar intensamente sin sacrificar mi vida personal. Nunca más una reunión a las 10 de la noche con pizzas para revisar una campaña que se iba a presentar al día siguiente. Seguramente, durante estos años trabajé más duro que durante toda mi carrera, pero también logré tener tiempo para dedicarlo a mis intereses personales y profesionales fuera del ámbito estrictamente laboral. La paradoja: trabajar más, pero con mayor control sobre mi tiempo.

2. La capacidad de hacer buenas preguntas es una fortaleza. En un entorno donde el conocimiento es vasto y complejo, preguntar con ingenio no es signo de ignorancia, sino de inteligencia. Fomentar la colaboración y el aprendizaje mutuo se convirtió en mi mantra, adoptando una mentalidad de "háztelo tú mismo" para encontrar soluciones creativas a cualquier desafío. Había que buscarse la vida, y eso se logra investigando todo aquello que necesitas para atacar un problema o un reto importante. ¡Ah! Y otro detalle: en las grandes tecnológicas, muy pocas personas tienen asistentes personales, así que, aunque seas muy sénior, tienes que hacértelo todo, desde los gastos de los viajes hasta cualquier trámite con un proveedor.

3. La proactividad en la creación de redes es clave. El "1:1", una invitación directa a una reunión individual sin conocer previamente a la persona me permitió conectar con mentes brillantes de todo el mundo, intercambiar ideas y forjar relaciones valiosas. En un 99% de los casos, aceptaban la invitación, y yo, evidentemente, hacía lo mismo. El "1:1" es un código mágico. Además, se calendarizan semanalmente reuniones de equipo y de "1:1" con cada reporte de tu equipo y con tu mánager, que se respetan y mucho.

4. El liderazgo es "cross-functional" y de "intrapreneurship". Mi paso por Google me enseñó que el liderazgo en la era digital requiere una mentalidad ágil, colaborativa y abierta al aprendizaje continuo. Continué saliendo de mi zona de confort, con mayor propósito e intención. No te quedas en tu "caja". Es muy común y necesaria la colaboración cruzada entre diferentes áreas y departamentos. Otro código hiperutilizado: "cross-functional". Para lograr esto, hay que tener un espíritu colaborador, curioso, abierto e interesado en lo que hacen los demás, y dispuesto a aprender prácticas nuevas que no están dentro de tu scope. El "intrapreneurship" es la manera de impulsar el talento en tus equipos: cada persona es como el dueño de una startup, su role, y desde allí, como líder y mánager, dediqué mucho tiempo y pensamiento a impulsar la carrera de mi equipo.

5. La gratitud como estilo de vida. Rodeada de privilegios que iban desde snacks gourmet hasta servicios de bienestar, aprendí a valorar cada detalle y a cultivar una actitud de agradecimiento constante. Estos beneficios no me encadenaron a la oficina, sino que me impulsaron a buscar un equilibrio entre mi vida profesional y personal. Hasta el último día estuve sorprendida y agradecida. También, entendiendo que ese marco de beneficios no significaba que tenía que pasarme toda la vida dentro de la oficina. Por ejemplo, para mi ir a la peluquería o al manicure es un ritual de bienestar que siempre hice fuera de la oficina.

Así que les he concentrado en cinco puntos los cambios más interesantes que siento haber vivido en mi paso por un gigante tecnológico. Desde luego, hubo experiencias difíciles, duras y tensas; para nada ha sido todo color de rosa, pero prefiero poner el foco en estos mindsets que marcan un estilo de liderazgo y que pueden ayudar a los que trabajan en agencia a ver cómo se puede trabajar con la misma pasión, creatividad y diversión, sin pasar 14 horas en la oficina.

La sorpresa fue un elemento común desde el primer hasta el último día. Cuando tuve la primera entrevista, entre otras varias preguntas desafiantes, me preguntaron cómo calcularía el peso de un avión. Pensé que era broma, pero no, era una pregunta que tenía que resolver con lápiz y papel.

Redacción Adlatina

por Redacción Adlatina

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