En pleno contexto de cambio de paradigma del mundo automovilístico, Happiness Brussels, la agencia de Bélgica que trabaja con Toyota, ideó una forma de expresar la agilidad del IQ Microcar, el nuevo modelo: convertir por primera vez en la historia, a los rastros de un automóvil en el suelo en una tipografía. Así nació IQ Font, idea que le valió a la agencia la consecución del Grand Prix en Design del Festival de Cannes 2010.
Para llevar a cabo este concepto, también estuvieron involucrados en el proceso tres personas clave: Pierre Smeets y Damien Aresta, tipógrafos de PleaseLetMeDesign, y Stef Van Campenhoudt, piloto profesional encargado de conducir el Toyota IQ por todo un galpón con las formas diseñadas para cada letra. Zachary Lieberman, artista interactivo, diseñó un software de seguimiento de posición que trasladaría los movimientos del coche a la computadora para poder armar cada caracter.
La difusión de este trabajo se llevó a cabo mediante los sitios de Toyota y PleaseLetMeDesign, además de crear el sitio IQFont.com.