Comprometerse, ser capaz de comunicar y ponerle pasión al trabajo son las tres aptitudes y actitudes básicas que, según Eduardo Lamas –director de Salado Media, Uruguay, desde octubre de 2004- se necesitan para la dirección.
Lamas llegó al cine, como él mismo cuenta, casi “de forma natural”, sin pensarlo. Desde sus comienzos, en la década del ‘80, cuando era fotógrafo y realizador independiente, su carrera profesional tuvo una relación directa con el ambiente cinematográfico. “Toda mi vida laboral estuvo ligada a disciplinas que son afines al cine, como la fotografía, la televisión y el diseño”, dijo en entrevista con adlatina.com. Agregó: “En verdad, no lo elegí explícitamente, sino que todo se fue dando de forma natural para que definitivamente me quedara en el cine”.
Más tarde, trabajó en televisión y a mediados de los ‘90 comenzó a ejercer como director de arte free lance para varias productoras del medio. Al poco tiempo, ya dirigía para distintos países de la región, como Uruguay, la Argentina, Puerto Rico y Centroamérica.
“El cine en los diferentes países de la región no tiene demasiadas cosas en común más allá de lo económico”, sostuvo y afirmó que son países con historias diferentes a nivel cinematográfico. Y si bien destacó las buenas producciones que se realizan, a pesar del poco apoyo que hay, así como la aceptación que obtienen a nivel internacional, también remarcó los problemas de distribución que deben afrontar. “Salvo excepciones comerciales, es casi imposible ver trabajos de países sudamericanos”, aseguró.
-¿Por qué, de todas las artes, eligió el cine?
-Eduardo Lamas: Mi primera actividad artística fue la de experimentar filmando con una cámara de Súper8; y toda mi vida laboral estuvo ligada a disciplinas que son afines al cine, como la fotografía, la televisión y el diseño. En verdad, no lo elegí explícitamente, sino que todo se fue dando de forma natural para que definitivamente me quedara en el cine.
-¿Qué significa el cine para usted?
-E. L.: Significa placer y es una actividad que siempre me ilusiona. Es algo absolutamente integrado a mi vida y forma parte de mis necesidades, ya sea siendo espectador o realizador. Por otra parte es el medio en el que definitivamente siento que puedo expresarme.
-¿Qué cree que lo diferencia de los demás directores?
-E. L.: Prefiero no pensar en diferencias con otros directores, en todo caso puedo hablar de alguna característica personal. Tuve la suerte de ver el cine desde distintos roles, como la fotografía, la cámara, la producción y la dirección de arte; y eso me ayudo a entender a fondo este oficio. También fue muy bueno para tener más claro las posibilidades que existen en el momento de filmar.
-¿Cuál es su principal virtud como director?
-E. L.: Me considero un buen intérprete de la idea, generando una visión propia y original. Intento cada vez más simplificar la forma de contar la historia, concentrándome en buscar la vía mas eficiente para comunicar el mensaje. También suelo utilizar la estética como elemento narrativo.
-¿Qué aptitudes debe tener un futuro director?
-E. L.: Aparte del talento básico necesario, una de las aptitudes comunes que veo en directores que valoro es el compromiso, el ser capaz de comunicar y el poner pasión en el trabajo. Sin esos elementos, me parece muy difícil poder dedicarse a la dirección.
-¿Cuáles son en su opinión las virtudes y defectos de la región en cine?
-E. L.: Creo que el cine que se hace en los diferentes países de la región no tiene demasiadas cosas en común más allá de lo económico. Nuestros países tienen historias bastante diferentes a nivel cinematográfico. Lo que sí percibo en Uruguay es que hay mucho talento latente, y es gratificante que de a poco se vaya manifestando. Para el muy escaso apoyo que existe, creo que los resultados son cada vez más interesantes y están teniendo muy buenos niveles de aceptación internacional. El principal defecto de la industria es que hay un gran problema de distribución, ya que es muy difícil que circulen las películas de los países vecinos. Salvo excepciones comerciales, es casi imposible ver trabajos de países sudamericanos.
-¿En qué cambió la tecnología digital el trabajo de los directores?
-E. L.: En general está siendo un gran facilitador del trabajo; y personalmente me resulta una herramienta fundamental para mejorar la calidad final de las películas, aunque su aplicación no sea explícitamente visible. En algunos casos, creo que se abusa de la aplicación de los recursos de post-producción.
-¿Cómo es su relación con la agencia y el cliente?
-E. L.: No me imagino tener otra relación que no sea buena con una agencia y/o cliente... sería un contrasentido. Eso no significa que haya que estar de acuerdo porque sí en todo. Desde un principio, tuve claro que un director publicitario es una de las piezas en el proceso de elaboración de un comercial, y esto no me genera conflicto alguno. Hay un objetivo común, y el director tiene una tarea muy concreta. El trabajo siempre lo realizo con la libertad indispensable para llegar a ejecutar la idea. De otra manera es imposible hacerlo. Esa libertad se logra trabajando mucho previamente, y es la forma más segura para que la propuesta sea convincente.
-¿Cuál cree que debería ser el rol de la agencia y del cliente durante la preproducción y durante el rodaje?
-E. L.: Me parece importante que la agencia tenga un rol activo en la preproducción y el cliente también debe participar al máximo posible en esa etapa. Es la mejor forma de despejar dudas y evitar malos entendidos.
En la transcurso del rodaje también es indispensable la presencia de la agencia, pero en el caso del cliente depende mucho del tipo de producto; hay veces que es fundamental que participen y otras veces no tanto.
-¿Cuáles son sus tres largometrajes preferidos?
-E. L.: Definitivamente no tengo tres largometrajes preferidos. Hay demasiado cine bueno como para elegir sólo tres películas... Me resulta imposible. Se me ocurren films que van desde El tercer hombre pasando por Magnolia hasta Kill Bill 2... ¿Es mejor Hable con ella que Down by law?, ¿o Las horas que Fargo?, ¿Mars aAttacks que Stalker? Yo que sé...
-¿Cuál es su mejor comercial?
-E. L.: No sée si es mi mejor comercial, pero Con o sin, de agua Nativa, siempre me resulta grato verlo. Es un comercial que conceptualmente transmite bastante, a través de una estética muy despojada, con gestos y movimientos mínimos. Por un lado, tiene una simpleza aparente, a pesar de que cada situación es una síntesis sumamente elaborada. Otro es Cama, de arquitectura Rif. Es un plano único que narrativamente cuenta mucho.
-¿Qué directores lo marcaron?
-E. L.: Creo que son varios los directores que te van marcando, inclusive en algunos casos ni te das cuenta. Hay dos directores que, en su momento, fueron importantes para mí, especialmente porque me resultaron estimulantes creativamente. En determinado momento fue Jim Jarmusch, por su forma de narrar, por el manejo del tiempo, la originalidad de sus encuadres y la humanidad de sus personajes. Otro importante es Almodóvar; desde que lo descubrí me resultó absolutamente innovador, en un estilo que mezcla su influencia de un cine clásico con un lenguaje propio, en el que utiliza la estética y el arte como un elemento narrativo en sí mismo. Tanto la música como la fotografía son un elemento fundamental en ambos.
-¿Con qué aspecto del proceso de creación de un comercial disfruta más?
-E. L.: Disfruto tanto de la preproducción como del rodaje. Le dedico mucha energía a la pre, ya sea desde la elaboración del story hasta la búsqueda de locaciones y el casting. Es una etapa bastante abstracta, que de a poco toma forma. El comercial comienza antes de rodar. Cuanto más trabajo previo hay, más disfruto del rodaje y más posibilidades hay de dejar el tiempo necesario para lo que surja espontáneamente.