Por Mariana Hernández Delfino
La inteligencia artificial está en boca de todos. Ya sea por las imágenes surrealistas que inundan las redes sociales o los textos que parecen escritos por Shakespeare, he llegado como un tsunami de asombro.
Pensando que como creativos, estrategas, diseñadores o desarrolladores, tenemos que poner a la persona en el centro y ser user centric: ¿cómo estamos reaccionando realmente ante esta revolución?
Vivimos en el momento de la ambivalencia. Como con cualquier cambio tecnológico disruptivo, la IA genera una mezcla de emociones contradictorias. Maravilla y miedo.
Uno de los campos donde la IA ha causado mayor impacto es el de la creación de contenidos. Herramientas como DALL-E 2, Stable Diffusion y Midjourney dinamitan los procesos de creación de ideas que teníamos establecidos
Según un estudio de Capgemini (IA en las organizaciones, 2024), el 73% de los usuarios en el mundo confía en el contenido creado por la IA generativa, y un 85% está entusiasmado con las posibilidades que ofrece. Nada mal.
Esta confianza se refleja en el uso creciente de la IA en diversos ámbitos. El mismo nos dice que el 67% de los encuestados utiliza la IA generativa para actividades de entretenimiento, como generar imágenes o vídeos. Un 53% la usa para obtener información y un 49% para realizar tareas cotidianas, como escribir correos electrónicos o resumir textos.
Y claro, hay otra cara en esta reluciente moneda. La facilidad con la que la IA puede generar contenido realista también ha despertado preocupaciones sobre la desinformación y la manipulación. ¿Cómo podemos estar seguros de que una imagen o un texto que vemos en internet es auténtico y no ha sido creado por una máquina?
El estudio de KPMG "Trust in Artificial Intelligence: A global study" (2023) nos cuenta que más de la mitad de los encuestados a nivel global expresaron preocupación por el uso de la IA. Las principales preocupaciones son su mal uso (por ejemplo, para la vigilancia o la manipulación), la falta de transparencia en cómo se utiliza la IA y la pérdida de empleos. La confianza en la IA varía según el país. Los ciudadanos de China e India son los que más confían, mientras que los de países occidentales como Estados Unidos, Reino Unido y Alemania muestran mayor desconfianza.
Un estudio del Pew Research Center (Artificial Intelligence and the future of humans) reveló que el 62% de los estadounidenses cree que la IA tendrá un impacto mayormente negativo en la sociedad en los próximos 20 años. Entre las principales preocupaciones se encuentran la pérdida de empleos, la violación de la privacidad y la posibilidad de que la IA sea utilizada para fines maliciosos.
En este sentido, empresas como Google y OpenAI están trabajando en herramientas que permiten detectar el contenido generado por IA y se pide a los creadores de contenido que marquen claramente cuando algo ha sido creado por la IA o el contenido puede bajarse.
La regulación llega a cuentagotas y mientras tanto los creadores vamos encontrando nuestro camino. La IA está todavía en sus primeras etapas de desarrollo. ¡Sujétate, que vienen curvas!
Mientras nos divertimos potenciando nuestra creatividad a la enésima potencia, sigamos con una mentalidad abierta y crítica, reconociendo tanto las oportunidades como los desafíos que la IA nos presenta: encontrar un equilibrio entre la fascinación y la desconfianza, entre la emoción y la cautela.