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“Influencers al descubierto”, con Nacho Elizalde

En un nuevo episodio producido por Media Lab Agency, el multifacético profesional habló sobre la intimidad de cada uno de los proyectos que encara. Además, repasó sus comienzos, sus miedos y sus decisiones más arriesgadas.

“Influencers al descubierto”, con Nacho Elizalde
Elizalde asegura: “Yo quiero mostrar con laburo. Siempre va a ser así”.

Productor, conductor, emprendedor, creador de contenido, dueño de una marca de ropa, anfitrión de una de las fiestas más convocantes del país y referente del nuevo entretenimiento argentino. Y si algo demuestra su recorrido, es que todo lo que impulsa nace desde la autenticidad: “Todo lo que hago va a tener mi esencia. Y si alguien ve algo de Tranca, va a saber que es Tranca y no otra marca. Lo mismo con Polenta. Para mí, eso es clave”.

Desde sus inicios como productor en Luzu TV, hasta su actualidad como conductor en Olga, Elizalde construyó una carrera que combina sensibilidad creativa, timing emprendedor y una gran intuición para identificar qué conecta con las personas. En esta entrevista repasa sus comienzos, sus miedos, sus decisiones más arriesgadas y la visión con la que encara cada nuevo proyecto.

De productor a figura del streaming

“Yo nunca busqué esto. Yo siempre fui productor”, dice Nacho al recordar sus primeros pasos en Luzu TV. La decisión de pasar de atrás de cámara a sentarse en la mesa de “Nadie Dice Nada” fue casi casual: “Nico (Occhiato) tenía un viaje, y como yo ya me metía a veces en el programa, me dijo: ‘¿Querés reemplazarme?’ Y dije obvio. Cuando él volvió, nos quedamos los cuatro. Y el estudio ya se pensó para ser cuatro”.

Esa decisión marcó un punto de inflexión en su carrera. “Nunca pensé que esto me iba a pasar. Cuando arrancamos Luzu yo tenía 7.000 seguidores. Era un montón para mí. Hoy tengo medio millón, pero eso no define nada”, aclara. “No me considero influencer. Lo mío fue consecuencia de los proyectos que hice”.


Del stream al negocio: cuando la visibilidad impulsa el hacer

A medida que su figura crecía, Nacho supo capitalizar cada oportunidad: “Instagram paga muy bien. Con esa plata quise invertir. Empecé con una cápsula de ropa y agoté todo en media hora. Entonces dije: acá hay algo”.

Así nació Tranca, su marca de indumentaria, que, al igual que sus programas y fiestas, respira su identidad. “Yo hago la ropa que quiero usar. Podría hacer lo que más se vende, pero prefiero hacer lo que me representa. Me gusta vestirme de colores, así que hago ropa de colores”.

La misma lógica se trasladó a Polenta, la fiesta que fundó con su socia Maru y que hoy es un fenómeno internacional. “Quería hacer una fiesta cómoda para todos. Yo siempre la pasé mal en los boliches. Los patovas eran un problema. Entonces decidimos que en Polenta no haya patovas, sino pibes de 20 a 25 que te puedan ayudar si te sentís mal. Y funcionó. En seis años nunca nadie se cagó a piñas”. Polenta ya se hizo en Uruguay, Córdoba, Rosario, Barcelona, Madrid, Berlín, Nueva York, Miami, Paraguay, y hasta en Israel —el día antes de que estallara la guerra—. “Para hacer una buena fiesta afuera necesitás sí o sí un productor local. Tenés que entender la idiosincrasia del lugar. No podés ir creyéndote que te la sabés todas”, aclara.

El salto a Olga: un cambio que lo transformó

Uno de los momentos más duros —y más transformadores— de su carrera fue su salida de Luzu para unirse a Olga. “Me mataron. Me bajaron 70 mil seguidores. Me decían que era un traidor. Pero yo necesitaba cambiar. Ya nos conocíamos mucho con Flor, Nico y Santi. Necesitaba un nuevo desafío”.

Lo emocional no fue fácil. “Recibí puteadas todos los días. Me callé la boca, nunca dije nada. Hasta que un día vino María Becerra a Tapados de Laburo, cortó la calle, había 8 mil personas… y me escondí a llorar. Dije: esto quería”.

Ese momento fue un alivio y una reafirmación. “Yo quiero mostrar con laburo. Siempre va a ser así”.


Identidad, comunidad y el valor de hacer

Elizalde tiene claro que lo suyo no es seguir tendencias: es marcar un camino propio. “Hay muchas marcas que hacen lo que se vende, lo que está pegado en España o lo que está de moda. Yo prefiero hacer lo mío. Porque si no hay algo propio, no sé cuán longevo puede ser eso”. Y también tiene claro lo que implica construir comunidad: “La gente no es fanática de Telefe o Canal 13, pero sí del streaming. Porque acá hay participación. Mandás un audio, te escuchan. Eso genera pertenencia. Es como un equipo de fútbol”.

Lo que viene: teatro, comida y más streaming

Actualmente Nacho está reestrenando su obra de teatro “No se ilusionen” en la calle Corrientes. Además, está desarrollando una nueva versión gastronómica: “Antes hacíamos sambuchitos de miga, pero tienen poca vida útil. Ahora vamos a hacerlos de pan brioche y con local a la calle. Estoy buscando lugar en Palermo”. También tiene en mente lanzar un nuevo proyecto en streaming. “Quiero hacer algo con más música. Más grande. Pero todavía no puedo contar mucho”.

Inspirar haciendo

Más allá de su popularidad o la cantidad de seguidores, Nacho tiene un motor claro: “Yo cuento todo esto porque quiero que la gente se anime. Que hagan. Que arranquen con tres remeras y después hagan cinco. Solo es imposible, hay que armar equipo. Si sentís que lo que hacés está bien, metele. Te va a ir bien, te va a ir mal, y después bien de nuevo. Así es”. Ese mensaje —auténtico, real— es probablemente lo que mejor define a Nacho Elizalde. Y lo que explica por qué, en un mundo saturado de contenido, él sigue destacando por hacer cosas que tienen su impronta. “Todo lo que hago tiene mi esencia, y eso no se puede copiar”.  

Redacción Adlatina

por Redacción Adlatina

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