Las ejecutivas Joana Mendes, Jessica Apellaniz y Eva Santos disertaron sobre las dificultades con las que se topan las mujeres en la industria, y plantearon por qué en Latinoamérica existe una creatividad única en el mundo, en donde la mezcla de culturas, la necesidad de pensar rápido y la escasez de recursos dan lugar a formas de pensar absolutamente disruptivas.
El principal desafío, dijo Mendes, gira en torno a hablar “un idioma en una industria que habla otro”, tener “sentido del humor en una industria que ríe en inglés”, y canalizar un “conductor emocional en un rubro que tiende a la frialdad”. En una profesión dominada cada vez más por las métricas, los resultados y las inteligencias artificiales, una pizca de espontaneidad, improvisación y capacidad de resolución resultan imperativas para mantener la frescura en las ideas; y eso es lo que América Latina puede aportar.
Apellaniz habló desde la experiencia, explicando que en México “el surrealismo es un estilo de vida”. Esa forma de vivir latinoamericana, que plantea una mezcla maravillosa de desorden, pasión e identidad inconfundibles, son las armas con las que la región sale al campo de batalla para marcar la diferencia.
“La mezcla de culturas potencia la creatividad”, planteó Eva Santos. En Brasil, donde la población se distribuye entre portugueses, nativos, africanos y europeos; se genera una explosión de diversidad como en ningún otro país. Aún así, sigue existiendo una gran falta de representatividad en la industria en cuanto a la inclusión de diversidad. En este punto, las tres creativas coincidieron en que todavía queda mucho camino por recorrer. “El 60 por ciento de las mujeres en cargos de liderazgo se sienten cada vez más solas a medida que su carrera progresa”. El desafío se encuentra en poder captar esa diversidad, incorporarla; pero también salir de las palabras y pasar a la acción. No basta con una industria que hable de diversidad, hace falta una industria que la incorpore.