¿Cuáles consideran los principales hitos de la agencia en estos 20 años?
Habernos encontrado en un mismo momento y en un mismo lugar con ganas de trabajar juntos. Y de seguir haciéndolo.
El nacimiento y el crecimiento inicial, sin dudas, fue un hito. Haber encontrado una manera propia de hacer las cosas y que eso funcionara fue clave.
Después, la independencia total, cuando dejamos de llamarnos Madre y pasamos a ser La América.
Ese momento en que te hacés cargo de todo: de la cultura, de las finanzas, de las decisiones. No es lo mismo manejar una agencia cuya mayoría es de un socio internacional a tener una agencia 100% tuya.
Ese fue un punto de inflexión. Y el siguiente gran paso está siendo la expansión a México. No solo trabajar para otros países, como ya hacíamos, sino realmente ponerle el cuerpo a otro mercado. Es un salto de compromiso, de ambición, de aprendizaje.
Y más allá de los hitos concretos, el mayor de todos es seguir vigentes. No solo seguir, sino hacerlo de la manera que nos gusta: con impacto cultural, con trabajos que se recuerdan y que generan conversación. Eso, para nosotros, es el mayor logro.
¿Cuáles creen que fueron los principales cambios de la industria publicitaria en estos 20 años y como se fueron aggiornando a dichos cambios durante este tiempo para lograr esa vigencia?
El cambio más grande fue cuando la publicidad dejó de ser algo que todos vemos a la vez. Antes, un buen comercial podía volverse parte de la cultura popular muy rápidamente. Hoy eso casi no existe. Las audiencias se fragmentaron. Ya no hay una sola conversación, sino muchas pequeñas conversaciones simultáneas.
Antes, lo que hacíamos podía volverse famoso para todos. Hoy puede ser famoso para un determinado grupo. Ya no existe el mainstream como lo conocíamos. Todo es más breve, más efímero.
Antes medíamos el éxito de una campaña por qué tan popular se había vuelto. Hoy, lo que hacemos tiene que encontrar a cada grupo en su lugar, hablarle de manera diferente a cada uno. Nadie ve todo. Tenés que hacer cosas distintas para distintos públicos, en diferentes momentos, y eso es un cambio gigante.
Y además nadie encontró todavía una fórmula mágica. Todo es más caótico. Todos seguimos buscando cómo conectar con la gente, cómo hacer para que una idea llegue, emocione, se comparta… Pero sin esa masividad fácil que antes daba la televisión.
Así que hay que asumir que el trabajo que hacemos ya no va a tener el mismo impacto para todos y cambiar la manera en que se piensan las ideas. Porque ahí entra la pregunta: “¿Cómo le hablamos a cada persona, en su contexto particular, y logramos que igual sea relevante?”. Entendiendo que la fama hoy dura unas horas, un día como mucho. Todo se apaga enseguida. Antes algo quedaba en la memoria colectiva; hoy se reemplaza al instante por otra cosa. Esa fugacidad también cambió la forma de trabajar. Y no solo en la publicidad. En la música, en el arte, en todo.
En medio de este quilombo, lo que más nos entusiasma a nosotros es el valor que cobra una buena idea: todo se resuelve con ideas. Las ideas como brújula, como lo único que ofrece una salida, una diferencia, la única posibilidad de trascender para las marcas y de darle trascendencia a lo que hacemos cada día.
Podés tener los mejores medios, los mejores algoritmos, pero sin una buena idea no pasa nada. Las ideas son lo que vuelve interesante el recorrido, lo que hace que la gente se encuentre con algo que la conmueva y le despierte alguna intención de algo.
Esa es nuestra gran convicción: en un mundo saturado de medios, mensajes e incluso cinismo, las ideas son la única respuesta. No hay tecnología que reemplace esa humanidad.
¿Cómo se preparan para lo que viene?
Creemos que lo primero es aceptar que todo va a seguir cambiando. Los medios, los formatos, las formas de producir, todo muta. La inteligencia artificial, por ejemplo, ya está transformando la manera de trabajar y va a seguir haciéndolo. Pero eso no nos asusta, al contrario: todo lo que democratiza y amplía posibilidades nos parece positivo.
Nosotros siempre tuvimos una relación sana con la tecnología. La adoptamos rápido, pero sin perder el foco. La IA, por ejemplo, no reemplaza la creatividad, la potencia. Si la usamos bien, nos permite llegar más lejos.
Por ejemplo, El Buró, nuestro hub de producción y animación nació justamente de esa idea: tener recursos propios, explorar herramientas nuevas, incluso producir para otros. Todo con la ilusión de hacer mejores cosas, de volver a esas producciones que la coyuntura había vuelto imposibles.
Y eso también tiene que ver con cómo nos imaginamos los próximos 20 años: seguir evolucionando, pero sin perder el norte de por qué lo que hacemos.
Nosotros trabajamos para que la publicidad sea relevante para la gente y entretenida, emocionante. Lo que va a cambiar es el cómo. No el por qué.
REEL LA AGENCIA 20 AÑOS
(Una selección de sus mejores spots puede verse en el sitio web creado especialmente para la ocasión: https://haciendoloquenosgusta.agencialaamerica.com/)