El informe La publicidad inmersa en lo cotidiano de Human Connections Media comparte hallazgos que presentan tres ejes: la publicidad como lenguaje social, el desvanecimiento de los límites entre lo personal, lo público y lo publicitario; y la emotividad como factor clave para interpelar a los consumidores.
La publicidad dejó de ser únicamente un dispositivo comercial destinado a promover productos. Su lógica narrativa (la promesa de felicidad, el estilo aspiracional, la estética breve e impactante) se expandió y colonizó la comunicación cotidiana.
Hoy, no solo los anuncios “hablan en publicitario”, también lo hacen influencers, marcas personales y hasta usuarios comunes en redes sociales. La publicidad se vuelve un lenguaje cultural compartido que organiza cómo nos mostramos y cómo interpretamos lo que vemos.
Con el tiempo, los usuarios internalizan las estrategias de persuasión: slogans, hashtags, retórica aspiracional, estéticas pulidas. Ya no las perciben como imposiciones externas, sino como parte del ecosistema comunicacional naturalizado.
En la era digital, se desdibujan las fronteras entre publicidad, información, entretenimiento y vida personal. Los posteos de Instagram o TikTok son el ejemplo; lo que parece “vida cotidiana” es, en muchos casos, contenido patrocinado o pensado con lógica de mercado.
La frontera entre lo que es “real” y lo que es “puesta en escena publicitaria” se vuelve borrosa. Así, la publicidad deja de estar “afuera” para instalarse en la textura misma de la experiencia cotidiana.
En este sentido, se puede decir que el lenguaje publicitario ya está instalado en el cotidiano de los usuarios; lo que permite que los anuncios intervengan en el consumo diario sin ser disruptivos. Hay una tendencia a que el grado de aceptación sea mayor.
Teniendo en cuenta la población global, más de la mitad de las personas (57%) afirma ser generalmente receptiva a la publicidad, lo que representa un aumento de 10 puntos respecto del año pasado.
Gracias a que la publicidad se volvió un lenguaje cultural compartido, el terreno de los medios se predispuso para diversificar las narrativas, generando inspiración y entretenimiento, sin importar si es patrocinado. Los usuarios buscan emotividad y su receptividad frente a los anuncios viene en aumento.
A pesar de estos aspectos positivos, surge una barrera: la capacidad de atención va disminuyendo cada vez más y los múltiples estímulos son un obstáculo para que las marcas se diferencien.
El informe anuncia que el futuro de la comunicación publicitaria exige estrategias multimediales y segmentadas, mientras que el desafío será mantener la atención de los usuarios y generar historias que los interpelen.