—¿Por qué hace lo que hace?
—Desde chiquita me gustó siempre observar el mundo alrededor, y mi imaginación completaba las historias con finales fantásticos a cada vez. Era súper tímida, entonces me quedaba ahí, segura en el rincón de turno, y flasheaba realidades más interesantes. A los 9 les contaba historias de terror a mis amigas, encerradas a oscuras en alguna habitación. Nos asustaba hablando muy despacio y cuando algún adulto nos descubría finalmente, la puerta abriéndose era un grito garantizado. Disfruto mucho la narrativa, y al crecer encontré esta herramienta preciosa que es reproducir lo que me rodea de manera audiovisual. Creo que hago esto porque no podría hacer otra cosa. Porque cuando estoy pensando una vez más en cómo traducir algún relato o algún estímulo o poema o canción al campo audiovisual, esa alquimia que va del pensamiento a la pieza filmada me hace latir un poco más fuerte el corazón.
—¿En qué proyecto está trabajando actualmente?
—En este momento de mi vida estoy dirigiendo un montón de comerciales, pero al mismo tiempo estoy cerrando el offline de un cortometraje codirigido con Marina Artigas, en Uruguay, con un premio del INCAU, el Instituto de Cine en Uruguay. Tengo dos cortos más iniciando sus caminos muy suavemente. Y un proyecto documental con tintes de ficción que también tiene producción uruguaya. Me gusta ver cómo los proyectos desarrollan sus propios caminos y más tarde o más temprano ven la luz. Me gusta también la multiplicidad de formatos, pues siento que ahí sigo creciendo y no se me oxidan los pensamientos.
—¿Qué otras cosas hace además de dirigir?
—Me gusta mucho viajar. Me gusta jugar con mi hijo Lou, que tiene cinco años y es mi persona favorita, lejos. Me gusta leer. Me gusta hacer música. Me gusta escribir. Me gusta ir a museos. Me gusta ver muestras. Me gusta comer rico. Y nadar: si pudiese nadaría todos los días. Por ahí anda la cosa.
—Si pudiera volver a hacer las cosas de nuevo, ¿elegiría el mismo camino que ha seguido?
—Re sí.
—¿Qué consejos puede darles a los que quieren hacer esto en el futuro?
—Si quieren dirigir, pues que no pierdan tiempo y escriban o que agarren una cámara y comiencen a entender cuál es su propio lenguaje. Que viajen, que experimenten cosas. Que vayan a muestras. Que escuchen mucha música. Porque todo eso mezclado en una licuadora traduce una obra audiovisual, a veces con estos y a veces con otros condimentos. Desconfíen de los maestros, de las escuelas. Encontrar la propia llama es de lo más difícil del mundo, y todo tiempo ganado para este fin es revalioso.
—¿Cuál es su filosofía o frase?
—Es clave el trabajo en equipo. Siempre preguntar, no hay preguntas boludas. Capitalicemos las crisis, que todo sea oportunidad de crecimiento ―lo escribo mientras doy vuelta junto a mi equipo un proyecto enorme, a cuatro días de filmarlo―.
—¿Qué creator colega de Iberoamérica recomienda a la comunidad Bloomclouds, y por qué?
—Clan, porque tienen un fino sentido de la estética con el que empatizo, y porque tienen su propia forma de ver el mundo traducida al lenguaje de piecitas audiovisuales.
Compartimos algunos de sus trabajos y en Bloomclouds pueden verse el perfil y más contenido de María Celeste Lois.
TRABAJOS DE MARÍA CELESTE LOIS