“A veces me parece un poco utópico estar hablando de futuro en una industria que en su gran mayoría sigue viviendo en el pasado. Tal vez sería más lógico hablar de presente, aunque eso genere cierta ansiedad”, opina Maxi Itzkoff.
El fundador de Slap Global, explica que cuando se refiere a “ansiedad” tiene que ver con saber que la sociedad está expuesta a estímulos que los hace evolucionar más rápido de lo que puede cambiar cualquier empresa, marca o agencia.
Y se pregunta: “¿Cuántas empresas están preparadas para hablar de los temas que hoy le interesan a la gente? ¿Cuántos ejecutivos se animan a probar algo diferente, sin tener la certeza de un resultado previo? Hay marcas que están obligadas a poner su logo en los tres primeros segundos de su contenido. ¿Por qué? Porque ya de base presuponen que van a hacer algo que no le importa a nadie y lo van a skippear. ¿Cuánto más fácil sería hablar de algo relevante, no?”.
El creativo hace un repaso del panorama actual y sostiene: “Tik Tok es la nueva televisión, con el agravante de que va con nosotros a todas partes. Una plataforma que era exclusiva de generación Z, ya es multitarget. Todos estamos ahí, consumiendo contenido creado por billones de personas. Sin reglas y sin límites. A tal punto que la Unión Europea evalúa prohibirlo si realmente no se cumple la cláusula de minoría de edad. Estoy seguro de que nuestra industria estaría feliz, habría más chances de que la GenZ vea esos mensajes filtrados por tres directores creativos, veinte directivos de marketing, varios testeos; y alguna que otra opinión familiar. Esto es solo un ejemplo del presente que vivimos: accesible, transparente y muy difícil de disimular”.
Asimismo, agrega que hoy se nota “el green, el pink y todos los washing que una empresa practica con la falsa idea de demostrar que está haciendo las cosas bien”. Y considera que la sustentabilidad no solo está relacionada con la búsqueda de energías renovables y procesos no contaminantes. “La sustentabilidad tiene que ver con algo mucho más abarcativo, que nos toca de cerca a cada uno. Basta con preguntarse si lo que hacemos cada día es sostenible en el tiempo. Nuestros discursos. Nuestra forma de actuar. La manera en que manejamos nuestras empresas. Cómo nos relacionamos con los compañeros de trabajo, etcétera. Si nos hacemos preguntas honestas en el presente, seguramente tengamos una idea más cercana de cómo será el futuro”, concluye.
