¿En qué están trabajando hoy? ¿Cómo definirían el presente de Libr e?
Estamos en una etapa en la que sentimos que todo lo que venimos construyendo desde hace años se acomodó. Libr e dejó de ser una agencia en el sentido clásico de la palabra: hoy es más bien un estudio independiente que funciona con dos modelos de trabajo que se volvieron clave para nosotros y para las marcas con las que trabajamos. Uno es el modelo cooperativo, donde armamos equipos estables, formados por socios con experiencia, que se dedican exclusivamente a una cuenta. Y el otro es el modelo Implant, donde directamente nos metemos dentro de la estructura del cliente y trabajamos desde adentro, como si fuéramos parte del equipo. Nosotros venimos hace mucho tiempo trabajando en un formato más clásico, afortunadamente también con muy buenos resultados, Tenemos recorrido con marcas como Rust Oleum Latam, Cerveza Rabieta, Club la Nación, Korres europa, Finca Sophenia, el GCBA, Mondelez, Acnur. Entendemos que todo este recorrido es parte del proceso que nos permite hoy interpretar cuál es el mejor modelo para la demanda de las marcas y de los talentos. Esta forma nos permite estar cerca, entender bien el negocio y evitar la típica dinámica agencia-cliente que muchas veces termina generando más burocracia que soluciones. Hoy estamos con marcas como Bonafide y toda su cartera de productos, Boca Juniors, Marini Estudio, Otaku Sushi… y en todos los casos, la relación se sostiene porque entendieron que este modelo es claro: es compromiso real, a largo plazo y con una lógica de trabajo mucho más humana.
Su modelo fue mutando bastante desde que arrancaron. ¿Cómo imaginan que puede evolucionar Libr e en 2025?
Sí, fuimos cambiando bastante. Arrancamos en 2017 como un espacio donde se juntaban freelancers para resolver creatividad. Después decidimos enfocarnos solamente en marcas, con una propuesta más integral. Pero el punto de quiebre vino en 2020, cuando nos dimos cuenta de que para hacer bien las cosas necesitábamos más estabilidad, tanto para nosotros como para la gente que se sumaba a los proyectos. Ahí fue cuando le dimos forma al modelo cooperativo, que nos permitió tener equipos comprometidos, que se asocian a una cuenta y la hacen propia.
Después vino el modelo Implant, que surgió casi naturalmente por la demanda de algunas marcas que necesitaban sumar gente sin crecer en estructura. Y funcionó muy bien. Hoy hay marcas que directamente nos piden que trabajemos codo a codo desde adentro, como una extensión de su equipo. Para 2025, más que crecer en tamaño, lo que queremos es profundizar esa doble lógica: seguir con vínculos sólidos, sumar marcas que valoren esta manera de laburar, y mantener una estructura flexible, profesional y cuidada. No nos interesa tener veinte cuentas; nos interesa trabajar con quienes valoren un vínculo más real, más horizontal.
¿Cuáles son las demandas más comunes de los clientes? ¿Qué les piden más seguido?
En general nos buscan porque quieren equipos con experiencia, que no estén aprendiendo mientras resuelven. Gente que sepa pensar, ejecutar y que entienda cómo funciona una marca, más allá del comercial de turno. Nos piden criterio, agilidad y sobre todo cercanía. Que no haya veinte filtros ni cambios de equipo todo el tiempo. Y que quienes los atienden estén realmente involucrados. El modelo Implant en eso es clave: permite que estemos adentro, al lado, entendiendo todo desde la cocina, pero sin ser parte de la nómina. Les da seniority, velocidad y autonomía sin necesidad de inflar estructuras internas. Y con el modelo cooperativo, pasa algo parecido: saben que van a tener un equipo que no rota, que conoce la marca, que ya tiene confianza construida. Esos son los dos diferenciales que más valoran.
¿Cuáles son sus objetivos, tanto en lo creativo como en lo comercial?
Nuestro objetivo más importante es que el modelo que armamos sea sustentable en el tiempo. Queremos seguir trabajando bien, con equipos chicos pero sólidos, con relaciones sanas, y con clientes que respeten nuestro modo de hacer las cosas. Queremos seguir eligiendo los proyectos, y también que los proyectos nos elijan a nosotros. Desde lo creativo, queremos seguir haciendo laburos que tengan sentido. No por una cuestión de ego, sino porque creemos en la comunicación que construye algo, que es relevante, que dice algo más que “mirame”. También estamos generando contenido propio, con ideas nuestras, sin brief. Es una zona nueva que nos entusiasma, y que queremos explorar más. En resumen: laburar bien y hacer cosas que nos representen. Esa es un poco la brújula. Y mientras podamos sostener eso, sabemos que vamos bien.
