El rico y complejo ecosistema de comunicación actual significa que los consumidores están rodeados de más voces y más puntos de vista que nunca. Y si bien la tecnología abre nuevas puertas todos los días, si no se evocan emociones y sentimientos verdaderos, el poder de una marca para forjar conexiones auténticas con las audiencias, establecer relaciones con los consumidores y mantenerse culturalmente relevante disminuye considerablemente.
“Siempre hay que hacer trabajo que ponga a la audiencia primero”, comentó Brim, y es que la verdadera capacidad de evocar emoción radica en no solo comprender a la audiencia, sino empatizar a un nivel más espiritual. La emoción no se entiende en informes, números y reportes; la emoción debe abordarse desde el lado humano. Brim continuó diciendo: “Solo podemos sostenernos en nuestro entendimiento de la condición humana, todo lo demás debe ser utilizado como una herramienta”. Las tecnologías avanzan cada vez más rápido, pero lo que nunca cambia es la capacidad o la necesidad de sentir emociones reales.
Alix Traeger, con una década de experiencia en creación de contenido en distintas plataformas, se refirió al respecto: “Todo se reduce a ser lo más auténtico posible”. Ser fiel a la identidad de uno es la quizá la única manera de ser fiel a los demás, en el sentido de que para brindar un contenido rico en profundidad emocional espiritual, es esencial estar conectado con la riqueza interior de uno; sea una marca, un creador o un programa de televisión.
Brim dijo: “Al fin y al cabo, lo que no cambia es la esencia humana”. Entender que, a pesar de la gran diversidad de públicos y audiencias que existen hoy en día, lo importante es “mostrar algo específico, pero hacerlo universal”, Añadió Sharon Horgan. “Es importante no concentrarse en un target específico cuando uno quiere generar emociones”, la transversalidad y universalidad de la condición humana permite, en última instancia, que la emoción sea la herramienta más efectiva a la hora de generar impacto.