Hoy, como cada 8 de marzo, se celebra el Día Internacional de la Mujer. Desapercibido masivamente las más de las veces, cuando recibe atención genera una movida comercial – ofertas de electrodomésticos, por ejemplo- o, en algunas empresas, la actitud tipo ‘flores o bombones para las chicas’. Excluyo –obviamente-, a todos aquellos y aquellas comprometidos con las cuestiones de género. Para el resto, viene bien recordar que la fecha evoca la jornada de 1857 en la que trabajadoras textiles ocuparon la fábrica en la que se desempeñaban, en Nueva York, exigiendo igualdad de salarios y una jornada de 10 horas. La respuesta de los dueños fue provocar un incendio en la planta, donde murieron las 129 obreras. Más allá de los avances obtenidos, los índices de desigualdad, sometimiento y discriminación siguen siendo escandalosos en todo el planeta.
Conscientes de que hay temas y situaciones más trascendentes, no deja de ser una buena ocasión para ver cómo andamos por casa. Por un lado, la imagen de la mujer en los comerciales sigue instalada –salvo honrosas pero escasas excepciones- en el rol de quien se encarga de las tareas domésticas y de la crianza y cuidado de los niños. También es la que se preocupa por su silueta, su belleza, y su estreñimiento.
Más allá de que es cierto que los varones, aunque los dos miembros de la pareja trabajen ‘afuera’, suelen desentenderse alegremente de su responsabilidad en la materia –de ahí que cuando hacen algo se manifiesta como una ‘ayuda’, no como una obligación asumida-, la comunicación no coopera en absoluto para construir otras imágenes, otros roles. Se empeña en seguir acentuándolos.
A tal punto de pater-machismo, que cuando la fémina se desespera porque la cocina es un asco, aparece ¡¡¡un súperheroe de la limpieza!!! Y no vale argumentar que limpiador es un sustantivo masculino, porque en otro caso en que un detergente se identifica con una ‘gotita’, en el spot ésta habla... con voz de hombre. Canchero, simpático, le enseña a la torpe ama de casa lo que tiene que hacer. Ah, y de paso la llama ‘bombona’ -para nuestros lectores españoles, no alude al envase de gas licuado, sino al femenino de bombón, igual a rica, maja-.
Las ideas son de ellos
Pero, a no confundirse, -y acá viene el otro ámbito de la discriminación-: el territorio de la creatividad publicitaria sigue siendo regado en forma casi exclusiva por la testosterona. Los que están en el negocio, ¿cuántas dgc mujeres hay en su país? ¿En la región? ¿En el mundo?... ¿Vieron que les sobran los dedos de la mano?
Se han esgrimido algunas seudo-explicaciones –que es una actividad muy estresante, muy competitiva, sin horarios, etc. etc.-, que no pasan de excusas. No voy a abundar en ejemplos de tareas que tienen las mismas cargas para no aburrir a la amable platea cibernética. Ante esa falta de respuestas válidas, muchas veces me he planteado si no será que los varones publicitarios siguen pensando que el mundo de las ideas es patrimonio masculino.
De ser así, resultaría muy triste. Para ellos, claro. Porque cuando les caiga el fichín, quizá sea demasiado tarde. Los muchachos seguirán jugando con sus spot-games, mientras las más brillantes de nosotras estarán dirigiendo los destinos de su país –Chile, Alemania-, o pugnando por ello, con grandes chances de lograrlo –Francia, Argentina, Estados Unidos, etc., etc.-.