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EL SOCIO FUNDADOR Y DGC DE ALDEA SANTIAGO CONTÓ CÓMO SE REFUNDÓ LA AGENCIA HASTA LLEGAR A SER UNA DE LAS DESTACADAS DEL ACHAP

Vinacur: “Si maduramos, Chile será un referente para el mundo”

Crecer con equilibrio es para el argentino Martín Vinacur la clave para lograr el éxito. Sin embargo, reconoce que les encantaría manejar “dos o tres marcas grandes más”. En diálogo con adlatina.com, explicó de qué se trata el proceso de reposicionamiento de Aldea Santiago y habló de sus experiencias, con sentido crítico, en Grey Argentina y con Agulla y Baccetti. También se refirió a la campaña d

Vinacur: “Si maduramos, Chile será un referente para el mundo”
“Tenemos el talento, el seniority y las agallas para dejar un antes y un después en la historia de una marca”, dijo Vinacur.

Tras haber sido parte del equipo que reposicionó Grey Argentina, Martín Vinacur se convirtió en la figura más buscada de BBDO Chile, agencia a la que llegó en 2002.

El año pasado, con el objetivo de seguir su propio camino y fundar su agencia, dejó BBDO y creó Aldea Santiago. “Tenemos una estructura no tradicional. Nuestra agencia está enfocada netamente en proveer estrategia y creatividad sobresalientes, en un mercado dominado por las grandes estructuras”, había definido Vinacur en ese entonces.

 

-Adlatina.com: Lleva cuatros años en Chile, ¿cuál es el balance de su trabajo allí?

-Martín Vinacur: Llegué a fines de 2002, después de luchar infructuosamente durante un año contra la lamentable administración de Eduardo Arrocha, que destrozó el proyecto de Grey Argentina. En ese momento, éramos una agencia que la venía rompiendo, Star Office en 1999 y 2000. Con cinco leones, éramos con Fer Militerno miembros del Grey Global Creative Council, pero la política de la red fue apostar por un personaje que ahora es asunto de Interpol. Esto coincidió con que, del otro lado de la cordillera, Martín Subercaseaux necesitaba refundar su agencia, BBDO Chile, y me convocó. Formamos un equipo de trabajo tremendo junto a Gabriel Huici –ahora en Del Campo- y generamos trabajo de muy alta calidad. Creamos Ruta Norte y su psicología desde cero, reposicionamos a TVN -Televisión Nacional de Chile-, Carozzi y Agrosúper. Apenas un año después, todos nuestros clientes habían ganado premios con trabajo ciento por ciento real. Y, como algunos de ellos querían trabajar directamente conmigo, surgió la posibilidad de formar una agencia. Así nace Aldea Santiago.

 

-Hace unos meses refundaron Aldea Santiago, ¿cómo fue el proceso?

-M.V.: Todo lo que había generado Aldea estaba reinvertido en El Cielo, por lo que tuvimos que partir de cero. Pero nos llevamos lo más importante: el mejor talento y los clientes con más afinidad. Tres meses después ya estamos plenamente instalados, funcionando, y trabajando más que nunca para El Mercurio, CCU -Cristal en Vivo, Compañía Pisquera de Chile- y UMBRO, entre los clientes más grandes.

 

-¿Cómo definiría el momento actual de la agencia?

-M.V.: Aldea está pensada para hacer lo que las otras agencias no se animan o no pueden hacer. Cada uno de nuestros trabajos ha dejado una impronta. Éste es el equipo que creó Ruta Norte y revolucionó el mercado del pisco, metió a la primera mujer presidente en un país conservador y ahora está reposicionando al diario número uno de Chile. Tenemos el talento, el seniority y las agallas para dejar un antes y un después en la historia de una marca. Mi socia y planner Victoria Massarelli es un lujo que ya desearían las agencias grandes. Y se sumaron muy seriamente al proyecto Nicolás Neumann y Felipe Mañalich, a mi criterio, los dos creativos con más futuro de Chile. El plantel que actualmente compone Aldea Santiago suma catorce leones, incluyendo un grand prix. La excelencia viene de las personas, clientes incluidos. Por eso estamos trabajando con quienes realmente queremos trabajar. Hay un componente de afinidad humana y profesional que determinan todo el proceso.

Nos encantaría manejar dos o tres marcas grandes más, pero la idea es crecer con equilibrio.

 

-¿Por qué decidió hacer la campaña de Bachelet? ¿Le interesaba sólo el desafío creativo o había también afinidad política?

-M.V.: Todo se dio de la mejor manera. Nuestros trabajos llegaron a manos de la gente de Bachelet. Me preguntaron si estaba interesado, nos juntamos con los jefes de campaña, Pablo Halpern y Ricardo Solari, y a la media hora ya estábamos trabajando. Más allá de la afinidad ideológica, por supuesto que me interesaba el desafío creativo. Rompimos varios paradigmas del discurso político tradicional. Incluso llegamos a escribir parte de los discursos de campaña. El material ha sido motivo de estudio y de varios papers de fundaciones socialdemócratas europeas. También se han dado charlas en Madrid y Latinoamérica al respecto. Un orgullo. Y, en términos locales, se llevó plata a la mejor campaña en el ACHAP. Algo inédito para una campaña política.

 

-¿Qué aprendió y qué cosas rescata de su breve experiencia con Ramiro Agulla y Carlos Baccetti?

-M.V.: Ellos fueron un referente ineludible. Pero nuestros proyectos de agencia, que en su momento parecieron ser los mismos, en la práctica transitaron caminos diferentes. El Cielo parecía ser una evolución acelerada de Aldea, pero hubo demasiados ingredientes extrapublicitarios, demasiados socios -además de ellos, dos más- y demasiados intereses oscuros y cruzados.

Pero, fundamentalmente, aprendí que nunca se debe perder de vista la parte legal y financiera.

 

-¿Qué expectativas tiene de cara a 2007?

-M.V.: Tenemos tres meses, seis clientes y la plata que entra se reinvierte. En la gente, en equipos, en tener un buen lugar para trabajar. Cada cosa nos cuesta “un Perú”, y eso lo sentimos cada uno de los que laburamos en la agencia. Empezamos  a participar en festivales, cosa que nunca habíamos hecho. Todo dentro de las disponibilidades. En el ACHAP, por ejemplo, hicimos cuatro inscripciones y ganamos con tres. Y eso nos convirtió en la agencia no-ACHAP más ganadora. Y sin jurados.

 

-¿Qué opinión le merece la publicidad chilena?

-M.V.: Si se miran los premios que ganó Chile en los últimos festivales internacionales, se pensaría que estamos al nivel de los mejores del mundo. Pero después uno mira la tanda y el gap es enorme. Estamos todavía fijados en la etapa de vanidad, sin desmerecer la brillantez de algunos avisos ganadores, pero esto marca que el mercado muchas veces se queda en premiar meros ejercicios intelectuales. Ergo, si maduramos y tomamos el desafío de usar ese mismo talento en la vida real, estoy seguro de que Chile va a ser, en un futuro cercano, un mercado referente para el mundo.

 

Redacción Adlatina

por Redacción Adlatina

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