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Inspiradores #6: Juan Cabral y la potencia de lo imperceptible

“Una idea es una ilusión”, dice Juan Cabral. El director argentino que inundó las calles de San Francisco con más de doscientas mil pelotitas de colores y revolucionó la industria con un gorila tocando la batería al ritmo de Phil Collins, siguió emocionando y dejando su sello también desde el lado de la dirección, con comerciales como “Beds”, para Ikea, o, más recientemente, “The world is a gallery” para Bombay Sapphire. En la nota, la entrevista y una selección de spots.  

Inspiradores #6: Juan Cabral y la potencia de lo imperceptible
“A los 15 años tenía una cámara 35 mm réflex y sacaba fotos bastante incomprensibles… ¿Por qué alguien le sacaría una foto a un radiador oxidado? Pero no podía no hacerlo”, cuenta Cabral.

En 2008, el spot creado y dirigido por Juan Cabral para Cadbury, Gorilla, rompió todos los esquemas de la premiación de Film, en Cannes Lions, y se llevó el ansiado Grand Prix de la categoría.

Cualquier otra persona hubiera reaccionado como, de hecho, todos hacen: salir por la puerta grande, y ver cómo en cada escalón de la alfombra roja, los medios se solapan para tener ese valioso quote del ganador del momento.

Pero ese año, Cabral se iba del Palais por la puerta del costado, secundado por sus compañeros de Fallon, lejos de las cámaras, los grabadores y las preguntas interminables.

Para algunos será parquedad; para otros, simplemente timidez. De lo que no hay duda es de que el creativo argentino devenido en director (o, acaso, como él dice, siempre lo fue) tiene una sensibilidad distinta.

Formado en Agulla & Baccetti, tuvo pasos por Mother y Fallon Londres, donde llegó a desempeñarse como socio creativo y se consagró con sus spots para Sony Bravia y Cadbury, entre otros. En 2011 se incorporó a la productora MJZ para trabajar en comerciales a nivel worldwide y videos de música. Tres años más tarde, fue elegido Best Director por el BTAA y en 2016 fue reconocido en el Director’s Guild Award (Estados Unidos) por su excelencia cinematográfica.

“Lo último que quiero es ver esto como un trabajo. Lo siento como algo mucho más profundo”, dice. Y asegura que en todo proyecto que agarra, no existe la posibilidad de no darlo todo.

Y aunque a veces pareciera guiado por cierta “belleza de lo ilógico”, hay detrás un entendimiento de cómo sintonizar con la gente. “En la negociación con la marca, siempre hay que darle aire a la pieza. El logo no puede asfixiar la idea. La marca debe relegar espacio, para que la audiencia tenga un hueco y se involucre emocionalmente. Y el ego del director tampoco puede estar ahí; evito puestas de cámara que no estén en función de la idea”.


-¿Qué diferencias hay entre el Juan Cabral que daba sus primeros pasos en Agulla & Baccetti, con el actual, con una carrera recorrida, con experiencias en un mercado tan exigente como el de Londres, y que en medio del éxito de sus campañas, dio un paso al costado de la dirección creativa para dedicarse de lleno a la dirección?

-Pocas. Filmo con curiosidad, es mi forma de entender. Me pregunto cómo retratar una idea, del modo más puro que puedo. La diferencia es haber aprendido a valorar las dudas. El camino está repleto de cuestiones a resolver, donde me pierdo, para luego acercarme a donde se acurruca cierta percepción del mundo muy ligada a la emoción. Traficar esas inquietudes me entusiasma. Saber si lo que me sucede a mí, le pasa a otro también. Comprender que nos unen cosas muy imperceptibles.


-¿Cuál fue la razón para dedicarse a la dirección? ¿Sintió que había dado todo en el área creativa o era un deseo desde sus comienzos? ¿Qué sensaciones le da o le genera la dirección, que como creativo le faltaba?

-Sin saberlo -y sin estudiarlo - siempre filmé. Al principio eran videos para la banda de mi hermano. Luego fueron cortos o ensayos de video (no podría llamarlos de otra manera). Imágenes con poca forma, lejos de lo académico, pero que siempre lograban conectar con alguien. Eso me motivaba a más, a intentar que lo particular conecte con muchos. Tenía una cámara digital, un par de lentes y editaba en casa. Un parque de diversiones. A los 15 años tenía una cámara 35 mm réflex y sacaba fotos bastante incomprensibles… ¿Por qué alguien le sacaría una foto a un radiador oxidado? Pero no podía no hacerlo. Y retrocediendo más, tenía cuadernos con ideas y dibujos (estoy hablando de muy pequeño, algo que mi hermano también hacía). Esas herramientas eran nuestro universo. Todo viene marcado por la infancia y la adolescencia. Hoy comprendo más esas inquietudes, y fui dándome valor para entender esa búsqueda. Ideas no tan pasteurizadas, atravesar el decoro a expresarse, precisar una sensación, porque en ese narcomenudeo sutil de pensamientos se transmite lo más importante. Lo primero que pienso cuando me llega una idea es en qué emoción me produce. Lo último que quiero es ver esto como un trabajo. Lo siento como algo mucho más profundo.


-Tras salir la tercera parte de la suerte de trilogía de Sony, comentaba en una nota que no había alguna lógica que respondiera a la pregunta de por qué eran conejos. De la misma manera que no había lógica para ver a un gorila tocando la batería para vender un chocolate. ¿Cuál es la fuente de inspiración de esas ideas que, si se quiere, salen más del estómago que de un pensamiento lógico?

-Podría hablar un montón del gorila, pero realmente no sé bien que significa. Si lo llevara a palabras, lo arruinaría. Solo ejecutándolo logro expresar todos sus matices. Insisto en la potencia de lo imperceptible. Gorilla es también el primer comercial que filmé, pero lo escribí como un corto… Al llevarlo al plano comercial, intenté mantener muy fresca la emoción con la que se gestó. No quería fisuras.


-Gorila, de Cadbury; Balls, de Sony Bravia; Beds de Ikea fueron ideas que quizás no tengan una explicación de por qué pueden funcionar. Una de las preguntas que resonaban en los pasillos de las agencias por entonces era “¿cómo hicieron para vender este tipo de ideas?”. Entonces, ¿cómo convenció a estos clientes para que crean en ellas? 

-Primero, intento transmitir la belleza de algo que aparenta ser ilógico. No hay una metodología para convencer, hay sinceridad. Una idea es una ilusión. Hay que transitarla. Me atrapa algo que podría funcionar, pero sin demasiadas certezas. Tiene que haber un reto. La pregunta es si genera una emoción válida a transmitir. Y luego está la relación con la marca. Es un intercambio cruel. Pero en esa negociación, siempre hay que darle aire a la pieza. El logo no puede asfixiar la idea. La marca debe relegar espacio, para que la audiencia tenga un hueco y se involucre emocionalmente. Y el ego del director tampoco puede estar ahí; evito puestas de cámara que no estén en función de la idea. Si no, transmito confusión. Intento que la gente sintonice a fondo. Empujo para que al final del recorrido haya un comercial especial, y con suerte uno que trascienda.


-Decía que lo primero que piensa al ver una idea es la emoción que le genera. ¿Qué tiene que causarle para aceptar formar parte del proyecto? 

-Ilusionarme. Sentir que una idea vale la pena ser explorada. Que hay algo que pretenda elevarse a más. A veces es una ecuación entre la idea, el cliente y la agencia. Es clave que haya más ganas que miedo del otro lado. Porque trabajar a contrapelo es muy difícil. Me es importante disfrutar de la producción, y que me regalen la posibilidad de ir encontrando respuestas en el camino. A veces, incluso, en la última etapa, que es la edición. Cuando encaro un proyecto, intento renderizar todas esas variables, porque después sé que voy a dar todo.


-Laura Visco una vez citó una frase suya con respecto a qué se siente vivir en el exterior, y lo definió como “la sensación de no ser de ningún lado”. ¿Sigue sintiendo esa nostalgia de no ser de acá ni de allá?

-Hay algo del día a día, que nos conecta con el pulso de las cosas. Creo que me refería a que estoy más cerca de la idea de ser de todos lados. Hay preguntas que nos unen. Me gusta explorar. Federico Moura decía la música es un continente vasto para mi imaginación. Bueno, algo similar me sucede. Una idea o una emoción puede trascender un territorio, y -por qué no- una época. Y nos hace sentir menos solos.


-¿Tiene alguna cuenta pendiente? ¿Algún sueño por cumplir?

-Más vale.


REEL JUAN CABRAL


-Gorilla 

-Puff

-Balls 

-Beds

-Letter

-Lurpak

-Take flight

-The Ride

-La Lanza

-Summer hater

-Bulbs

-Two one Mobi trailer


 

Redacción Adlatina

por Redacción Adlatina

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