La famosa campaña “Got Milk?”, que durante años promovió el consumo de leche en los Estados Unidos, sigue hundida en un conflicto legal que pocos imaginaban en el apogeo de esa comunicación, cuando conocidos personajes de todos los ámbitos lucían sus “bigotes blancos” en los avisos de gráfica.
La Corte del tercer circuito de apelaciones de los Estados Unidos resolvió, por unanimidad, revocar un dictamen de un tribunal inferior, que obligaba a dos granjeros –Joseph y Brenda Cochran– a contribuir compulsivamente con la campaña del National Dairy Promotion Board –el ente que reúne a los productores lácteos–, aun cuando la pareja sienta que los avisos hicieron poco para apoyar a objetivos agropecuarios, como por ejemplo la obtención de la leche a partir de vacas no inyectadas con hormonas.
“La Corte deja claro que por el solo hecho de que una industria sea regulada, y aun en el caso de que esté fuertemente regulada, ello no significa que los miembros de esa industria pierdan los derechos que garantiza a todos los ciudadanos la Primera Enmienda Constitucional”.
‘Got Milk?’ es la última campaña cuyo financiamiento ha sido rotulado como violatorio de esa enmienda, que garantiza la libertad de expresión. Ya en julio pasado, otra corte federal de apelaciones había decidido que los granjeros no podían ser forzados a pagar un dólar por cabeza de ganado para apoyar la campaña de marketing que difundía el eslogan: “Bife: Es lo que hay para almorzar”.
No es suficiente
En el último pronunciamiento, el tribunal del 3° circuito dictaminó que el interés del gobierno en promover la industria láctea no era lo suficientemente sustancial como para justificar una violación de los derechos de expresión de los Cochran, al exigirle un pago por los avisos sectoriales.
Los abogados que actuaron de parte del Departamento de Agricultura norteamericano habían argumentado que a raíz de que tanto los precios como la distribución de la leche están fuertemente regulados, una campaña conjunta de marketing de todos los productores era el único camino efectivo para competir con otras bebidas del mercado.
La Corte del tercer circuito de apelaciones de los Estados Unidos resolvió, por unanimidad, revocar un dictamen de un tribunal inferior, que obligaba a dos granjeros –Joseph y Brenda Cochran– a contribuir compulsivamente con la campaña del National Dairy Promotion Board –el ente que reúne a los productores lácteos–, aun cuando la pareja sienta que los avisos hicieron poco para apoyar a objetivos agropecuarios, como por ejemplo la obtención de la leche a partir de vacas no inyectadas con hormonas.
“La Corte deja claro que por el solo hecho de que una industria sea regulada, y aun en el caso de que esté fuertemente regulada, ello no significa que los miembros de esa industria pierdan los derechos que garantiza a todos los ciudadanos la Primera Enmienda Constitucional”.
‘Got Milk?’ es la última campaña cuyo financiamiento ha sido rotulado como violatorio de esa enmienda, que garantiza la libertad de expresión. Ya en julio pasado, otra corte federal de apelaciones había decidido que los granjeros no podían ser forzados a pagar un dólar por cabeza de ganado para apoyar la campaña de marketing que difundía el eslogan: “Bife: Es lo que hay para almorzar”.
No es suficiente
En el último pronunciamiento, el tribunal del 3° circuito dictaminó que el interés del gobierno en promover la industria láctea no era lo suficientemente sustancial como para justificar una violación de los derechos de expresión de los Cochran, al exigirle un pago por los avisos sectoriales.
Los abogados que actuaron de parte del Departamento de Agricultura norteamericano habían argumentado que a raíz de que tanto los precios como la distribución de la leche están fuertemente regulados, una campaña conjunta de marketing de todos los productores era el único camino efectivo para competir con otras bebidas del mercado.