Por Omar Romero
Chief strategy officer de MullenLowe Colombia y mentor & speaker en Victory Games
Por favor, ¿podría alguien ponerle un freno de mano a nuestro tiempo?
-No va a pasar amigos.
SXSW 2025 ha reunido varios temas con firmeza, inteligencia artificial, la privacidad de la información y una nueva crisis económica laboral entrelazándose, por lo que habrá que hacerse preguntas como empleador o empleado: ¿se trabaja para vivir o se vive para trabajar? Tres cuartos respondieron “vivir para trabajar” en el conversatorio abierto en la exhibición del Museo del Futuro, próximo a construirse en Dubai. En el contexto de la charla, los asistentes respondimos pensando que el trabajo es la posibilidad de entregar algo valioso al mundo, darle propósito a nuestra vida. ¿Por qué es necesario preguntárselo?, por las decisiones que se tomarán en los próximos meses o años a partir de la automatización de tareas. “Los ingenieros no quieren limitarse a presionar botones, quieren pensar y sentir que fueron ellos quienes resolvieron el desafío”, afirmaban.
Todas las discusiones representan visiones de un mismo engranaje transformando industrias enteras: desde la automatización en el diseño hasta la vigilancia en el entorno laboral, la pregunta no es si estos cambios ocurrirán, sino cómo nos adaptaremos a ellos.
IA y el futuro del trabajo: entre la ansiedad y la oportunidad
La inteligencia artificial no es una promesa a futuro, es una realidad que está remodelando cada sector. Estamos pasando de ser creadores manuales a supervisores de sistemas inteligentes, un cambio que se repite en múltiples industrias. Amy Webb, CEO de FTSG alertó sobre la homogeneización del lenguaje, destacando como los protocolos de comunicación entre agentes de IA pueden derivar en un lenguaje universal artificial, optimizado para eficiencia, lo que podría dejarnos por fuera de “su conversación”, pero ya lo vimos hace años en la película Her, ¿verdad? Nuestro lenguaje es lento; prueba de ello es que Microsoft patentó un lenguaje entre agentes de IA.
La clave estará en la capacidad humana de adaptación. No se trata de luchar contra la automatización, sino de usarla estratégicamente para liberar tiempo y potenciar la creatividad. Pero esto nos lleva a una pregunta más profunda: ¿qué pasa cuando el objetivo no es solo mejorar la productividad, sino reducir costos a expensas del empleo humano?
Cada tomador de decisiones en una empresa tendrá que preguntarse no solo cómo generar eficiencias, sino cómo integrar a las personas en este proceso. No se trata de sumar desempleados a la cuenta global, sino de capitalizar la experiencia humana, liberando tiempo y generando más valor.
Pero no es de todo de lo que habla la señora Amy Webb, en su reporte de mil páginas. A partir de lo que identifica como señales, destaca la exploración en meta materiales desarrollados a partir de células vivas puede derivar en una revolución en productos del día a día, pone como ejemplo hipotético “un vehículo con piel de rinoceronte para proteger y quizá sanar”, y recuerda que es a partir de metamateriales que debemos estar preguntando no por el surgimiento de una AGI (inteligencia artificial general, por su sigla en inglés) sino por una LI (Living Intelligence), una inteligencia viva, con una piel no distinguible de la humana.
Privacidad y vigilancia: el coste invisible de la productividad
Las empresas no solo automatizan tareas, sino que también digitalizan la supervisión de sus empleados. Meredith Whittaker, de Signal, una compañía de mensajería la que no tenía idea alguna, pero viene creciendo con una perspectiva fresca y simple, no captura información, pues afirma que es la recopilación masiva de datos laborales genera un entorno de desconfianza, atrae hacks y pone en riesgo a las personas, haciendo alusión claramente a los gigantes que conocemos.
No se trata solo de cumplir con normativas, sino de establecer límites claros sobre qué tan intrusiva puede ser la IA en el día a día laboral; en el ejemplo que destacaban se preguntan qué pasaría si, además de cámaras de seguridad, se le hiciera seguimiento al ritmo cardíaco de los empleados para comprender cuándo aplicar incentivos en pro de su eficiencia.
Predicciones, no tendencias
Scott Galloway cierra su charla pidiendo que compañías y gobiernos hagan ingeniería inversa para garantizar la formación de familias de los veinte a los treinta años. No quitarle la más hermosa posibilidad que tiene un ser humano a partir de una paga baja, impuestos altos y menores posibilidades a los jóvenes adultos, presenta a partir de sus análisis socioeconómicos como la capacidad para comprar vivienda y poder sostener a sus familias de los jóvenes son los más afectados, con menos acceso a crecimiento.
Pero su charla no se quedó ahí, predice cosas muy certeras que pueden sacudir los mercados internacionales:
¿OpenVidia?
- Una Potencial fusión o colaboración más estrecha entre OpenAI y NVIDIA.
SaaS → Service-as-a-Software
- La Evolución del SaaS hacia modelos más automatizados e integrados con IA.
OMG…, no aprendemos pero toca, crecimiento nuclear.
- Crecimiento de la energía nuclear como alternativa clave en la transición energética.
Hagamos un Podcast... Otro más.
- Auge del contenido en audio, con más innovación en distribución y monetización.
Shein
- Expansión global del gigante chino de fast fashion, El cual es más grande ya que H&M y Zara.
M&A (Fusiones y Adquisiciones)
- Se espera una ola de consolidación en tecnología, retail y energía. Esa ya la vimos nosotros en marketing, ¿o faltan otras?
Consolidación de la prohibición de celulares en escuelas
- Países como Nueva Zelanda y Letonia ya han implementado prohibiciones, y varios estados de EE.UU. están adoptando políticas similares.
No vamos en piloto automático: alguien a cargo de integrar hechos y proyecciones tiene el control
El concepto de la “Era de los Agentes” sugiere que estamos pasando de modelos predictivos a agentes autónomos que pueden ejecutar tareas de diseño sin intervención humana. El desafío ya no es solo crear, sino supervisar y curar los resultados generados. Pero eso aplica a las decisiones que tomamos siempre, no podemos sentarnos y esperar que todo se acomode por sí solo, dejar que pase un día es por sí solo ir tarde.
Sin una estructura de gobernanza clara, corremos el riesgo de delegar demasiado en sistemas que no entienden el contexto ni las implicaciones éticas de sus decisiones.